/ sábado 19 de febrero de 2022

Niñas vendidas en la Tarahumara

Existe en la Sierra Tarahumara, en las cuatro etnias que la forman, la práctica de dar en matrimonio a las hijas menores de edad, a cambio de un bien material para el padre. Esto ha sido poco cuestionado por las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres en la ciudad de Chihuahua, en estos años de equidad.

Las leyes de estas rancherías, que están formadas por rarámuris, guarijíos, pimas y los tepehuanos, se rigen por la Ley de Usos y Costumbres de los Pueblos Indígenas, es decir sus propias leyes, es un sistema de autogobierno apartado de la legislación de los demás mexicanos que se hace con la buena finalidad de respetar su identidad y su ancestral estilo de vida, pero, precisamente, esa es la razón principal del abuso sexual a las niñas, porque el castigo por una violación no conlleva encarcelamiento, el perjuicio, a veces, se paga con un bien material, o algo peor, casando a la menor con el abusador.

La Ley de Usos y Costumbres de los Pueblos Indígenas se volvió un pretexto para no defender a las niñas de las etnias de la Sierra Tarahumara, una vacilación social en las que las propias mujeres hemos caído, luchando por otros derechos como el aborto, pero volteando la cara a nuestras congéneres en tales condiciones de sufrimiento.

Un ejemplo estremecedor es esta comunidad de Salvial, donde el cacique toma a cuanta menor de edad quiere y la convierte en su concubina. Como testimonio de esto tengo fotografías, si gusta usted darse una vuelta en mi blog: Niñas casadas por orden paterna, en la Sierra Tarahumara (silviagonzalez.com.mx) para ver las fotografías que, aunque no fueron tomadas en la actualidad, sino hace algunos años, la situación continúa sin cambio alguno.

Este indígena está arropado por dos tipos de leyes: la desactualizada de los Pueblos Indígenas y la de los mexicanos que se lo permiten; pero nosotras, ¿lo seguiremos permitiendo? Esas niñas son mujeres antes que indígenas. Bastaría algunos encarcelamientos y unos grandes espectaculares en los pueblos:

Api nijirapamiju osanao wamibi wachali carcelchi: La violación se paga con ocho años de cárcel.

Nakulikeko cuchi namuti uja la carcelchi chijo wachali: Intercambiar a tu hija por un bien se paga con cárcel.

Si al menos se diera este paso en el respeto a las niñas tarahumaras tendríamos la sensación de que estamos avanzando en la civilidad. Acepto las convicciones de libre albedrío de mis congéneres, pero lo primero es primero, tal vez el derecho al aborto pueda esperar.


Namaste

www.silviagonzalez.com.mx

Existe en la Sierra Tarahumara, en las cuatro etnias que la forman, la práctica de dar en matrimonio a las hijas menores de edad, a cambio de un bien material para el padre. Esto ha sido poco cuestionado por las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres en la ciudad de Chihuahua, en estos años de equidad.

Las leyes de estas rancherías, que están formadas por rarámuris, guarijíos, pimas y los tepehuanos, se rigen por la Ley de Usos y Costumbres de los Pueblos Indígenas, es decir sus propias leyes, es un sistema de autogobierno apartado de la legislación de los demás mexicanos que se hace con la buena finalidad de respetar su identidad y su ancestral estilo de vida, pero, precisamente, esa es la razón principal del abuso sexual a las niñas, porque el castigo por una violación no conlleva encarcelamiento, el perjuicio, a veces, se paga con un bien material, o algo peor, casando a la menor con el abusador.

La Ley de Usos y Costumbres de los Pueblos Indígenas se volvió un pretexto para no defender a las niñas de las etnias de la Sierra Tarahumara, una vacilación social en las que las propias mujeres hemos caído, luchando por otros derechos como el aborto, pero volteando la cara a nuestras congéneres en tales condiciones de sufrimiento.

Un ejemplo estremecedor es esta comunidad de Salvial, donde el cacique toma a cuanta menor de edad quiere y la convierte en su concubina. Como testimonio de esto tengo fotografías, si gusta usted darse una vuelta en mi blog: Niñas casadas por orden paterna, en la Sierra Tarahumara (silviagonzalez.com.mx) para ver las fotografías que, aunque no fueron tomadas en la actualidad, sino hace algunos años, la situación continúa sin cambio alguno.

Este indígena está arropado por dos tipos de leyes: la desactualizada de los Pueblos Indígenas y la de los mexicanos que se lo permiten; pero nosotras, ¿lo seguiremos permitiendo? Esas niñas son mujeres antes que indígenas. Bastaría algunos encarcelamientos y unos grandes espectaculares en los pueblos:

Api nijirapamiju osanao wamibi wachali carcelchi: La violación se paga con ocho años de cárcel.

Nakulikeko cuchi namuti uja la carcelchi chijo wachali: Intercambiar a tu hija por un bien se paga con cárcel.

Si al menos se diera este paso en el respeto a las niñas tarahumaras tendríamos la sensación de que estamos avanzando en la civilidad. Acepto las convicciones de libre albedrío de mis congéneres, pero lo primero es primero, tal vez el derecho al aborto pueda esperar.


Namaste

www.silviagonzalez.com.mx