/ domingo 4 de octubre de 2020

Niños, adolescentes y jóvenes en la red

No me hubiera atrevido a escribir sobre el particular por reconocer mi ignorancia, lo hago por considerar que estos temas no deben ser ignorados, tengo la fortuna de tener amigos adolescentes y jóvenes, que han abierto mis ojos a esta ventana virtual, les agradezco ser quienes más se preocupan por sus amigos y hacer conciencia con sus papás, hermanos y maestros.

Las redes sociales fueron concebidas para conectar al mundo, para acercarnos como humanidad, la llamada aldea global podría hermanarnos; muchas virtudes tiene esta forma de comunicación, pero, como todo gran logro de la humanidad, esta conexión significa riesgos, siendo para los niños y jóvenes quizás por su inmadurez, inteligencia prácticamente virgen y la necesidad de aprender que los hace ser altamente vulnerables, por ello los adultos debemos aprender de este mundo y vigilar su uso particularmente desde casa.

A nivel mundial existimos 4,388 de usuarios, más de la mitad de la población del orbe, cada año crece aproximadamente un 13%; en México hace 10 años el treinta por ciento de la población tenía acceso y usaba la red, en 2020 los cibernautas somos 70 millones, de estos nueve de cada diez usamos redes sociales como Instagram, YouTube, Facebook, Twitter, WhatsApp, entre otros.

En niños y jóvenes usar redes sociales empieza como un hobbie que termina siendo obsesión, las redes sociales para ellos es una ventana a un mundo de fantasías e ilusiones donde se sienten importantes, tomados en cuenta, populares, para ellos es importante sin pensar siquiera que pueden dañar su imagen, su integridad física y en ocasiones hasta cometer delitos con tal de tener seguidores, conquistar a una persona, convertirse en tendencia e incluso ganar dinero.

Cuál será el tamaño del abandono o descuido que pasan más tiempo en sus dispositivos que en la escuela o con sus familias, aceptando y promoviendo retos como los ‘’challengers’’, que aunque iniciaron como un reto solidario para ayudar causas, se fue desvirtuando hasta proponer absurdos que los ridiculizan, algunos al grado poner en peligro su cuerpo y su vida, retos que promueven el ‘’cuting’’, que es auto provocarse dolor cortándose con navajas; tomarse fotos con contenido sexual o de exhibición que son publicados sin importar que en ocasiones son motivo de amenazas o extorsiones; muchos vagamente supimos del reto de la “ballena azul”, en la cual se imponía realizar actividades suicidas en 50 días; y lo nuevo, TikTok, que se ha convertido en una aparente app de moda con tendencia a convertirse en una patología.

Los adultos debemos platicar con los jóvenes, saber de estos aparentemente “juegos inofensivos”, vigilar el contenido, uso y tiempos de redes, escucharlos, interesarnos y preocuparnos, lo más importante para nuestra sociedad es el futuro que a ésta le depara, es por eso que lo mejor que les podemos regalar a nuestros niños y adolescentes es la atención a sus problemas y sus intereses, demostrarles así todo el amor.



No me hubiera atrevido a escribir sobre el particular por reconocer mi ignorancia, lo hago por considerar que estos temas no deben ser ignorados, tengo la fortuna de tener amigos adolescentes y jóvenes, que han abierto mis ojos a esta ventana virtual, les agradezco ser quienes más se preocupan por sus amigos y hacer conciencia con sus papás, hermanos y maestros.

Las redes sociales fueron concebidas para conectar al mundo, para acercarnos como humanidad, la llamada aldea global podría hermanarnos; muchas virtudes tiene esta forma de comunicación, pero, como todo gran logro de la humanidad, esta conexión significa riesgos, siendo para los niños y jóvenes quizás por su inmadurez, inteligencia prácticamente virgen y la necesidad de aprender que los hace ser altamente vulnerables, por ello los adultos debemos aprender de este mundo y vigilar su uso particularmente desde casa.

A nivel mundial existimos 4,388 de usuarios, más de la mitad de la población del orbe, cada año crece aproximadamente un 13%; en México hace 10 años el treinta por ciento de la población tenía acceso y usaba la red, en 2020 los cibernautas somos 70 millones, de estos nueve de cada diez usamos redes sociales como Instagram, YouTube, Facebook, Twitter, WhatsApp, entre otros.

En niños y jóvenes usar redes sociales empieza como un hobbie que termina siendo obsesión, las redes sociales para ellos es una ventana a un mundo de fantasías e ilusiones donde se sienten importantes, tomados en cuenta, populares, para ellos es importante sin pensar siquiera que pueden dañar su imagen, su integridad física y en ocasiones hasta cometer delitos con tal de tener seguidores, conquistar a una persona, convertirse en tendencia e incluso ganar dinero.

Cuál será el tamaño del abandono o descuido que pasan más tiempo en sus dispositivos que en la escuela o con sus familias, aceptando y promoviendo retos como los ‘’challengers’’, que aunque iniciaron como un reto solidario para ayudar causas, se fue desvirtuando hasta proponer absurdos que los ridiculizan, algunos al grado poner en peligro su cuerpo y su vida, retos que promueven el ‘’cuting’’, que es auto provocarse dolor cortándose con navajas; tomarse fotos con contenido sexual o de exhibición que son publicados sin importar que en ocasiones son motivo de amenazas o extorsiones; muchos vagamente supimos del reto de la “ballena azul”, en la cual se imponía realizar actividades suicidas en 50 días; y lo nuevo, TikTok, que se ha convertido en una aparente app de moda con tendencia a convertirse en una patología.

Los adultos debemos platicar con los jóvenes, saber de estos aparentemente “juegos inofensivos”, vigilar el contenido, uso y tiempos de redes, escucharlos, interesarnos y preocuparnos, lo más importante para nuestra sociedad es el futuro que a ésta le depara, es por eso que lo mejor que les podemos regalar a nuestros niños y adolescentes es la atención a sus problemas y sus intereses, demostrarles así todo el amor.