/ domingo 29 de mayo de 2022

“No hay mal que por bien no venga”

El encabezado de esta reflexión es un refrán antiguo de fuente oral, utilizado por personas mayores en lo general, mediante la cual propalaban en situaciones diversas la “desdicha y/o el infortunio” de su condición de vida.

A la par, el refrán respectivo era también concebido como un “consuelo” para prepararse y seguir trabajando para alcanzar el objetivo que se requiere, sin perder el “optimismo”, ya que “lo mejor está por venir”, dicho que fomenta el “entusiasmo”.

Algunos desdichos de este refrán se pueden tornar en “buenas noticias” o “logros superiores”, si después se genera una “mejor oportunidad”, pero también se toman en cuenta “circunstancias nefastas” que, a futuro, podrían generar “dificultades y conflictos”.

En concreto, el refrán de “No hay mal que por bien no venga” no significa que todo “mal”, produce un “bien”. Su coloquial contenido es otro: “Cuando una puerta se cierra, otra se abre” y/o también “Por uno que se pierde, diez aparecen”.

En concreto, los refranes son “dichos populares anónimos” mediante los cuales se pretende transmitir en rima, mensajes instructivos y una reflexión moral pragmática ya sea en “asonancia” (semejanza) o “consonancia” (concordia).

El nefasto presidente del PAN, Mario Cortés Mendoza, en la entrevista que compartió con los extraordinarios periodistas Álvaro Delgado Gómez y Alejandro Páez Varela, de Sin Embargo, la semana pasada, apeló al refrán de “No hay mal que por bien no venga”, en relación al proceso electoral de las seis entidades el 5 de junio próximo y desde luego, también el de las elecciones presidenciales de 2024.

Textualmente dijo: “En México hay actualmente dos grandes visiones del país; la de los mexicanos (neoliberales) que todos los días nos esforzamos por dejar un ‘México mejor’ (sic), y aquellos (el pueblo) que simplemente espera del ‘papá gobierno’ (AMLO) les resuelva todo y que tristemente lo único que termina ocurriendo es que empieza a empeorar cada vez más, la situación en la que vivimos y en la que viven”.

¡Uff! No podía faltar “el pelo en la sopa”. Ahora resulta que el sistema neoliberal corrupto e impune, es el “bien” y la 4ta Transformación en proceso que impulsa el presidente de la república, Andrés López Obrador, es el “mal” de México, en lo social y política y, sobre todo, en el sistema económico y financiero, que es el que la derecha más le interesa.

Su ignorancia es tal que debería al menos leer la Encuesta del Banco Credit Suisse, una importante firma financiera, que el jueves pasado difundió la periodista de La Jornada Dora Villanueva.

Tres de cada cuatro grandes inversionistas nacionales e internacionales encuestados consideran que en las elecciones presidenciales de 2024 se impondrá el candidato de Morena.

Provee el gran capital que “El 74 por ciento de los inversionistas nacionales y extranjeros consultados consideran que el próximo presidente saldrá del partido fundado por el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador”.

Esta tasa (74%) sube hasta el 81 por ciento entre los encuestados que viven en el extranjero y del 69 por ciento entre quienes radican en el país.

Eso sí, los inversionistas extranjeros y de México consideran que en lo que resta del sexenio que encabeza López Obrador, “no dispone de margen de maniobra para hacer cambios constitucionales importantes en el resto de su administración que concluye en 2024,” e incluso, que “la economía mexicana en este año estará en declive durante los próximos dos años, por el riesgo de Estados Unidos y la incertidumbre global”.

Veremos y diremos, si estas percepciones del gran capital se consolidan o no en el ámbito electoral conforme a la democracia participativa de los ciudadanos. Que estamos en un contexto constitucional y económico y financiero complejo, no hay la menor duda. Es un agravio mundial, que el presidente de la república asume—ahí sí con plena certeza– que no “No hay mal que por bien no venga”.



El encabezado de esta reflexión es un refrán antiguo de fuente oral, utilizado por personas mayores en lo general, mediante la cual propalaban en situaciones diversas la “desdicha y/o el infortunio” de su condición de vida.

A la par, el refrán respectivo era también concebido como un “consuelo” para prepararse y seguir trabajando para alcanzar el objetivo que se requiere, sin perder el “optimismo”, ya que “lo mejor está por venir”, dicho que fomenta el “entusiasmo”.

Algunos desdichos de este refrán se pueden tornar en “buenas noticias” o “logros superiores”, si después se genera una “mejor oportunidad”, pero también se toman en cuenta “circunstancias nefastas” que, a futuro, podrían generar “dificultades y conflictos”.

En concreto, el refrán de “No hay mal que por bien no venga” no significa que todo “mal”, produce un “bien”. Su coloquial contenido es otro: “Cuando una puerta se cierra, otra se abre” y/o también “Por uno que se pierde, diez aparecen”.

En concreto, los refranes son “dichos populares anónimos” mediante los cuales se pretende transmitir en rima, mensajes instructivos y una reflexión moral pragmática ya sea en “asonancia” (semejanza) o “consonancia” (concordia).

El nefasto presidente del PAN, Mario Cortés Mendoza, en la entrevista que compartió con los extraordinarios periodistas Álvaro Delgado Gómez y Alejandro Páez Varela, de Sin Embargo, la semana pasada, apeló al refrán de “No hay mal que por bien no venga”, en relación al proceso electoral de las seis entidades el 5 de junio próximo y desde luego, también el de las elecciones presidenciales de 2024.

Textualmente dijo: “En México hay actualmente dos grandes visiones del país; la de los mexicanos (neoliberales) que todos los días nos esforzamos por dejar un ‘México mejor’ (sic), y aquellos (el pueblo) que simplemente espera del ‘papá gobierno’ (AMLO) les resuelva todo y que tristemente lo único que termina ocurriendo es que empieza a empeorar cada vez más, la situación en la que vivimos y en la que viven”.

¡Uff! No podía faltar “el pelo en la sopa”. Ahora resulta que el sistema neoliberal corrupto e impune, es el “bien” y la 4ta Transformación en proceso que impulsa el presidente de la república, Andrés López Obrador, es el “mal” de México, en lo social y política y, sobre todo, en el sistema económico y financiero, que es el que la derecha más le interesa.

Su ignorancia es tal que debería al menos leer la Encuesta del Banco Credit Suisse, una importante firma financiera, que el jueves pasado difundió la periodista de La Jornada Dora Villanueva.

Tres de cada cuatro grandes inversionistas nacionales e internacionales encuestados consideran que en las elecciones presidenciales de 2024 se impondrá el candidato de Morena.

Provee el gran capital que “El 74 por ciento de los inversionistas nacionales y extranjeros consultados consideran que el próximo presidente saldrá del partido fundado por el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador”.

Esta tasa (74%) sube hasta el 81 por ciento entre los encuestados que viven en el extranjero y del 69 por ciento entre quienes radican en el país.

Eso sí, los inversionistas extranjeros y de México consideran que en lo que resta del sexenio que encabeza López Obrador, “no dispone de margen de maniobra para hacer cambios constitucionales importantes en el resto de su administración que concluye en 2024,” e incluso, que “la economía mexicana en este año estará en declive durante los próximos dos años, por el riesgo de Estados Unidos y la incertidumbre global”.

Veremos y diremos, si estas percepciones del gran capital se consolidan o no en el ámbito electoral conforme a la democracia participativa de los ciudadanos. Que estamos en un contexto constitucional y económico y financiero complejo, no hay la menor duda. Es un agravio mundial, que el presidente de la república asume—ahí sí con plena certeza– que no “No hay mal que por bien no venga”.