/ viernes 24 de septiembre de 2021

No le hagamos caso al presidente

Por: Mario Góngora Hernández

Jamás debemos obedecer o hacer caso a López Obrador. Sí, tenemos que ir en contra de sus decisiones, de sus sugerencias, de sus imposiciones para hacernos y mantenernos pobres. “Tener un solo par de zapatos”, “no asistir a buenas escuelas porque aprendemos a robar”, “vestir ropa sencilla”; “no ser aspiracionistas” o sea, no tener deseos de superación. De alguna forma, son los más íntimos deseos del presidente. Nos pretende quitar nuestra visión de progreso; ahora es obvio que para cuando estemos como en Cuba, Venezuela o Nicaragua se nos facilite la adaptación para ser esclavos de su dictadura.

Muestras de que sí queremos y podemos son personas que han tenido algunas de las más conocidas incapacidades, como la ceguera, la sordera, la parálisis o aún, la falta de algún miembro, que han logrado destacar en la vida haciendo contribuciones en diferentes renglones.

John Milton, poeta y ensayista inglés, habiendo quedado ciego, siguió adelante con su trabajo. Sus más exitosos ensayos fueron realizados durante el periodo de su vida en que más sufrió: cuando era pobre, enfermo, viejo, ciego, calumniado y perseguido.

Es casi seguro que la mayoría de las personas que verdaderamente han destacado en la vida en forma honesta, han luchado contra las dificultades, las adversidades y una aparente derrota. Dante, por ejemplo, realizó su más grande obra en el exilio y con múltiples penurias. Por diferencias políticas, fue desterrado, su casa le fue confiscada y fue sentenciado en ausencia a la hoguera para ser quemado vivo. Falleció en el exilio veinte años después. Inclusive fue perseguido después de su muerte cuando su libro “De Monarchia” fuera quemado públicamente.

Luis Vaz de Camões o Camoens, escritor y poeta portugués, escribió sus mejores poemas también en el exilio; fue desterrado por protestar contra los abusos de sus compatriotas contra los indígenas. Había perdido un ojo en una batalla, había sido víctima de un naufragio, encarcelado en Macao; se encontraba en la miseria.

Torquato Tasso, uno de los mejores poetas italianos del siglo XV, también fue víctima de la persecución y la calumnia. Después de haber sido internado en un terrible manicomio de la época por más de siete años, vagó por su país. Murió pobre, pero envuelto en la grandeza de sus obras.

La ciencia también ha tenido sus mártires como Bruno, Galileo y otros, perseguidos a raíz de sus opiniones y lo heterodoxo de sus ideas. Y aún así, perseveraron y ahora son reconocidos por todos. Y qué decir de Joseph Priestley, químico angloamericano (siglo XVIII), visto por algunos como el padre de la química moderna. Sus éxitos se dieron a pesar de que su casa fue quemada y su biblioteca destruida. Por ser “filósofo” según la gente de su época, también murió en el exilio.


Los logros de algunos de los más grandes exploradores se han realizado a pesar de las persecuciones, las dificultades y el sufrimiento. El mismo Cristóbal Colón durante su vida fue perseguido, maldecido y robado por aquellos que se aprovecharon de su descubrimiento. Y aún en nuestros tiempos sigue siendo criticado y perseguido por aquellos que quisieran que todos deberíamos ser aztecas, haciendo sacrificios, siendo caníbales y teniendo muchos dioses, pero eso sí, muy autóctonos.

Todos los verdaderamente excelentes han luchado contra el viento. Su secreto ha sido sencillo: han tenido la habilidad de automotivarse para satisfacer un deseo, una expectativa y una meta sin que nadie, sino ellos mismos, se hayan presionado.

No, no tenemos por qué, ni para qué hacernos menos para satisfacer los deseos de un presidente egoísta, engreído, corrupto que a todas luces apoya la delincuencia.


corregida irma


NO LE HAGAMOS CASO AL PRESIDENTE

Por

Mario Góngora Hernández


Jamás debemos obedecer o hacer caso a López Obrador. Sí, tenemos que ir en contra de sus decisiones, de sus sugerencias, de sus imposiciones para hacernos y mantenernos pobres. “Tener un solo par de zapatos”, “no asistir a buenas escuelas porque aprendemos a robar”, “vestir ropa sencilla”; “no ser aspiracionistas” o sea, no tener deseos de superación. De alguna forma, son los más íntimos deseos del presidente. Nos pretende quitar nuestra visión de progreso; ahora es obvio que para cuando estemos como en Cuba, Venezuela o Nicaragua se nos facilite la adaptación para ser esclavos de su dictadura.

Muestras de que sí queremos y podemos son personas que han tenido algunas de las más conocidas incapacidades, como la ceguera, la sordera, la parálisis o aún, la falta de algún miembro, que han logrado destacar en la vida haciendo contribuciones en diferentes renglones.

John Milton, poeta y ensayista inglés, habiendo quedado ciego, siguió adelante con su trabajo. Sus más exitosos ensayos fueron realizados durante el periodo de su vida en que más sufrió: cuando era pobre, enfermo, viejo, ciego, calumniado y perseguido.

Es casi seguro que la mayoría de las personas que verdaderamente han destacado en la vida en forma honesta, han luchado contra las dificultades, las adversidades y una aparente derrota. Dante, por ejemplo, realizó su más grande obra en el exilio y con múltiples penurias. Por diferencias políticas, fue desterrado, su casa le fue confiscada y fue sentenciado en ausencia a la hoguera para ser quemado vivo. Falleció en el exilio veinte años después. Inclusive fue perseguido después de su muerte cuando su libro “De Monarchia” fuera quemado públicamente.

Luis Vaz de Camões o Camoens, escritor y poeta portugués, escribió sus mejores poemas también en el exilio; fue desterrado por protestar contra los abusos de sus compatriotas contra los indígenas. Había perdido un ojo en una batalla, había sido víctima de un naufragio, encarcelado en Macao; se encontraba en la miseria.

Torquato Tasso, uno de los mejores poetas italianos del siglo XV, también fue víctima de la persecución y la calumnia. Después de haber sido internado en un terrible manicomio de la época por más de siete años, vagó por su país. Murió pobre, pero envuelto en la grandeza de sus obras.

La ciencia también ha tenido sus mártires como Bruno, Galileo y otros, perseguidos a raíz de sus opiniones y lo heterodoxo de sus ideas. Y aún así, perseveraron y ahora son reconocidos por todos. Y qué decir de Joseph Priestley, químico angloamericano (siglo XVIII), visto por algunos como el padre de la química moderna. Sus éxitos se dieron a pesar de que su casa fue quemada y su biblioteca destruida. Por ser “filósofo” según la gente de su época, también murió en el exilio.


Los logros de algunos de los más grandes exploradores se han realizado a pesar de las persecuciones, las dificultades y el sufrimiento. El mismo Cristóbal Colón durante su vida fue perseguido, maldecido y robado por aquellos que se aprovecharon de su descubrimiento. Y aún en nuestros tiempos sigue siendo criticado y perseguido por aquellos que quisieran que todos deberíamos ser aztecas, haciendo sacrificios, siendo caníbales y teniendo muchos dioses, pero eso sí, muy autóctonos.

Todos los verdaderamente excelentes han luchado contra el viento. Su secreto ha sido sencillo: han tenido la habilidad de automotivarse para satisfacer un deseo, una expectativa y una meta sin que nadie, sino ellos mismos, se hayan presionado.

No, no tenemos por qué, ni para qué hacernos menos para satisfacer los deseos de un presidente egoísta, engreído, corrupto que a todas luces apoya la delincuencia.


Por: Mario Góngora Hernández

Jamás debemos obedecer o hacer caso a López Obrador. Sí, tenemos que ir en contra de sus decisiones, de sus sugerencias, de sus imposiciones para hacernos y mantenernos pobres. “Tener un solo par de zapatos”, “no asistir a buenas escuelas porque aprendemos a robar”, “vestir ropa sencilla”; “no ser aspiracionistas” o sea, no tener deseos de superación. De alguna forma, son los más íntimos deseos del presidente. Nos pretende quitar nuestra visión de progreso; ahora es obvio que para cuando estemos como en Cuba, Venezuela o Nicaragua se nos facilite la adaptación para ser esclavos de su dictadura.

Muestras de que sí queremos y podemos son personas que han tenido algunas de las más conocidas incapacidades, como la ceguera, la sordera, la parálisis o aún, la falta de algún miembro, que han logrado destacar en la vida haciendo contribuciones en diferentes renglones.

John Milton, poeta y ensayista inglés, habiendo quedado ciego, siguió adelante con su trabajo. Sus más exitosos ensayos fueron realizados durante el periodo de su vida en que más sufrió: cuando era pobre, enfermo, viejo, ciego, calumniado y perseguido.

Es casi seguro que la mayoría de las personas que verdaderamente han destacado en la vida en forma honesta, han luchado contra las dificultades, las adversidades y una aparente derrota. Dante, por ejemplo, realizó su más grande obra en el exilio y con múltiples penurias. Por diferencias políticas, fue desterrado, su casa le fue confiscada y fue sentenciado en ausencia a la hoguera para ser quemado vivo. Falleció en el exilio veinte años después. Inclusive fue perseguido después de su muerte cuando su libro “De Monarchia” fuera quemado públicamente.

Luis Vaz de Camões o Camoens, escritor y poeta portugués, escribió sus mejores poemas también en el exilio; fue desterrado por protestar contra los abusos de sus compatriotas contra los indígenas. Había perdido un ojo en una batalla, había sido víctima de un naufragio, encarcelado en Macao; se encontraba en la miseria.

Torquato Tasso, uno de los mejores poetas italianos del siglo XV, también fue víctima de la persecución y la calumnia. Después de haber sido internado en un terrible manicomio de la época por más de siete años, vagó por su país. Murió pobre, pero envuelto en la grandeza de sus obras.

La ciencia también ha tenido sus mártires como Bruno, Galileo y otros, perseguidos a raíz de sus opiniones y lo heterodoxo de sus ideas. Y aún así, perseveraron y ahora son reconocidos por todos. Y qué decir de Joseph Priestley, químico angloamericano (siglo XVIII), visto por algunos como el padre de la química moderna. Sus éxitos se dieron a pesar de que su casa fue quemada y su biblioteca destruida. Por ser “filósofo” según la gente de su época, también murió en el exilio.


Los logros de algunos de los más grandes exploradores se han realizado a pesar de las persecuciones, las dificultades y el sufrimiento. El mismo Cristóbal Colón durante su vida fue perseguido, maldecido y robado por aquellos que se aprovecharon de su descubrimiento. Y aún en nuestros tiempos sigue siendo criticado y perseguido por aquellos que quisieran que todos deberíamos ser aztecas, haciendo sacrificios, siendo caníbales y teniendo muchos dioses, pero eso sí, muy autóctonos.

Todos los verdaderamente excelentes han luchado contra el viento. Su secreto ha sido sencillo: han tenido la habilidad de automotivarse para satisfacer un deseo, una expectativa y una meta sin que nadie, sino ellos mismos, se hayan presionado.

No, no tenemos por qué, ni para qué hacernos menos para satisfacer los deseos de un presidente egoísta, engreído, corrupto que a todas luces apoya la delincuencia.


corregida irma


NO LE HAGAMOS CASO AL PRESIDENTE

Por

Mario Góngora Hernández


Jamás debemos obedecer o hacer caso a López Obrador. Sí, tenemos que ir en contra de sus decisiones, de sus sugerencias, de sus imposiciones para hacernos y mantenernos pobres. “Tener un solo par de zapatos”, “no asistir a buenas escuelas porque aprendemos a robar”, “vestir ropa sencilla”; “no ser aspiracionistas” o sea, no tener deseos de superación. De alguna forma, son los más íntimos deseos del presidente. Nos pretende quitar nuestra visión de progreso; ahora es obvio que para cuando estemos como en Cuba, Venezuela o Nicaragua se nos facilite la adaptación para ser esclavos de su dictadura.

Muestras de que sí queremos y podemos son personas que han tenido algunas de las más conocidas incapacidades, como la ceguera, la sordera, la parálisis o aún, la falta de algún miembro, que han logrado destacar en la vida haciendo contribuciones en diferentes renglones.

John Milton, poeta y ensayista inglés, habiendo quedado ciego, siguió adelante con su trabajo. Sus más exitosos ensayos fueron realizados durante el periodo de su vida en que más sufrió: cuando era pobre, enfermo, viejo, ciego, calumniado y perseguido.

Es casi seguro que la mayoría de las personas que verdaderamente han destacado en la vida en forma honesta, han luchado contra las dificultades, las adversidades y una aparente derrota. Dante, por ejemplo, realizó su más grande obra en el exilio y con múltiples penurias. Por diferencias políticas, fue desterrado, su casa le fue confiscada y fue sentenciado en ausencia a la hoguera para ser quemado vivo. Falleció en el exilio veinte años después. Inclusive fue perseguido después de su muerte cuando su libro “De Monarchia” fuera quemado públicamente.

Luis Vaz de Camões o Camoens, escritor y poeta portugués, escribió sus mejores poemas también en el exilio; fue desterrado por protestar contra los abusos de sus compatriotas contra los indígenas. Había perdido un ojo en una batalla, había sido víctima de un naufragio, encarcelado en Macao; se encontraba en la miseria.

Torquato Tasso, uno de los mejores poetas italianos del siglo XV, también fue víctima de la persecución y la calumnia. Después de haber sido internado en un terrible manicomio de la época por más de siete años, vagó por su país. Murió pobre, pero envuelto en la grandeza de sus obras.

La ciencia también ha tenido sus mártires como Bruno, Galileo y otros, perseguidos a raíz de sus opiniones y lo heterodoxo de sus ideas. Y aún así, perseveraron y ahora son reconocidos por todos. Y qué decir de Joseph Priestley, químico angloamericano (siglo XVIII), visto por algunos como el padre de la química moderna. Sus éxitos se dieron a pesar de que su casa fue quemada y su biblioteca destruida. Por ser “filósofo” según la gente de su época, también murió en el exilio.


Los logros de algunos de los más grandes exploradores se han realizado a pesar de las persecuciones, las dificultades y el sufrimiento. El mismo Cristóbal Colón durante su vida fue perseguido, maldecido y robado por aquellos que se aprovecharon de su descubrimiento. Y aún en nuestros tiempos sigue siendo criticado y perseguido por aquellos que quisieran que todos deberíamos ser aztecas, haciendo sacrificios, siendo caníbales y teniendo muchos dioses, pero eso sí, muy autóctonos.

Todos los verdaderamente excelentes han luchado contra el viento. Su secreto ha sido sencillo: han tenido la habilidad de automotivarse para satisfacer un deseo, una expectativa y una meta sin que nadie, sino ellos mismos, se hayan presionado.

No, no tenemos por qué, ni para qué hacernos menos para satisfacer los deseos de un presidente egoísta, engreído, corrupto que a todas luces apoya la delincuencia.