/ martes 30 de marzo de 2021

No sabe que no sabe

Muchos no sabemos algunas cosas, pero estamos conscientes que en determinadas materias ni para qué intentamos decir algo, porque sabemos que no sabemos. Lo malo son aquellos que no saben pero que ellos creen que saben. Estos son muy peligrosos, sobre todo cuando tienen mucho poder, sea político o económico.

Parece que tenemos a un inquilino en Palacio Nacional que cae en la descripción de los segundos y el peligro para todos los mexicanos es que este señor se enterca en siempre tener otros datos muy distintos a los mismos datos oficiales de sus propias dependencias, que son los reales, y esto nos está llevando por el desfiladero hacia un abismo donde será muy difícil salir.

Recordamos cuando el indicador oficial de la economía que se usa en todos los países del mundo, el Producto Interno Bruto, mejor conocido como el PIB, en su primer año de gobierno, antes de la llegada de la pandemia del Covid-19, para que después no se le quiera echar la culpa, ya que el PIB se cayó a número negativo, cuando se nos había prometido un crecimiento del 4% y logramos un menos 1%. El inquilino dijo que esa medición estaba mal y que la iba a cambiar mejor por un índice de bienestar, de felicidad y que habría que preguntarle a la gente, como él acostumbra, a mano alzada, si eran felices. Un retroceso de varias décadas.

Cuando dijo que deberíamos impulsar que en el campo mexicano se trabajara la tierra con una yunta de bueyes, para generar más empleo, ¿no se habrá dado cuenta que esa tecnología es de mediados del siglo pasado?

Cuando dijo que la gente debería estar feliz con un par de zapatos viejitos y usados, un par de pantalones y de camisas, es decir alentando a que la gente no tenga ambiciones de mejorar, cuando es lo más importante para que un país progrese. La gente tiene el derecho de mejorar, superarse y que sus hijos y nietos puedan vivir mejor.

Cuando dijo que a los “Solovinos”, es decir todos sus seguidores, que según él llegaron solos a su campaña y a andar para arriba y para abajo con él, había que alimentarlos como unos animalitos, como se alimenta a una mascota, dijo, en lugar de darles trabajo y educación para que ellos se superen por sí mismos, nunca va a decir que lo que busca es tener a más gente pobre, que sólo coma de su mano, para que lo obedezcan como una mascota y voten por Morena en la elecciones y así convertirse en un dictadorzuelo.

Su objetivo son los pobres, dice el dictadorzuelo, pero lo que no nos ha dicho es que lo que quiere es tener cada vez más pobres y poderlos manejar como animalitos, ya que si los educa y les da las condiciones para que puedan trabajar y los inversionistas puedan generar esas fuentes de empleo, lo pobres dejarán de serlo y ya no serán manipulados.

Qué peligro es cuando un país como el nuestro camina con un guía que dice que sabe, porque él tiene otros datos, y en realidad nos quiere llevar al fracaso como país, para tener en sus manos a todos los pobres, que cada vez son más. Empezó su sexenio con 10 millones y ya logró duplicar la cifra con todas sus medidas equivocadas.

El inquilino de Palacio Nacional no sabe que no sabe.

Muchos no sabemos algunas cosas, pero estamos conscientes que en determinadas materias ni para qué intentamos decir algo, porque sabemos que no sabemos. Lo malo son aquellos que no saben pero que ellos creen que saben. Estos son muy peligrosos, sobre todo cuando tienen mucho poder, sea político o económico.

Parece que tenemos a un inquilino en Palacio Nacional que cae en la descripción de los segundos y el peligro para todos los mexicanos es que este señor se enterca en siempre tener otros datos muy distintos a los mismos datos oficiales de sus propias dependencias, que son los reales, y esto nos está llevando por el desfiladero hacia un abismo donde será muy difícil salir.

Recordamos cuando el indicador oficial de la economía que se usa en todos los países del mundo, el Producto Interno Bruto, mejor conocido como el PIB, en su primer año de gobierno, antes de la llegada de la pandemia del Covid-19, para que después no se le quiera echar la culpa, ya que el PIB se cayó a número negativo, cuando se nos había prometido un crecimiento del 4% y logramos un menos 1%. El inquilino dijo que esa medición estaba mal y que la iba a cambiar mejor por un índice de bienestar, de felicidad y que habría que preguntarle a la gente, como él acostumbra, a mano alzada, si eran felices. Un retroceso de varias décadas.

Cuando dijo que deberíamos impulsar que en el campo mexicano se trabajara la tierra con una yunta de bueyes, para generar más empleo, ¿no se habrá dado cuenta que esa tecnología es de mediados del siglo pasado?

Cuando dijo que la gente debería estar feliz con un par de zapatos viejitos y usados, un par de pantalones y de camisas, es decir alentando a que la gente no tenga ambiciones de mejorar, cuando es lo más importante para que un país progrese. La gente tiene el derecho de mejorar, superarse y que sus hijos y nietos puedan vivir mejor.

Cuando dijo que a los “Solovinos”, es decir todos sus seguidores, que según él llegaron solos a su campaña y a andar para arriba y para abajo con él, había que alimentarlos como unos animalitos, como se alimenta a una mascota, dijo, en lugar de darles trabajo y educación para que ellos se superen por sí mismos, nunca va a decir que lo que busca es tener a más gente pobre, que sólo coma de su mano, para que lo obedezcan como una mascota y voten por Morena en la elecciones y así convertirse en un dictadorzuelo.

Su objetivo son los pobres, dice el dictadorzuelo, pero lo que no nos ha dicho es que lo que quiere es tener cada vez más pobres y poderlos manejar como animalitos, ya que si los educa y les da las condiciones para que puedan trabajar y los inversionistas puedan generar esas fuentes de empleo, lo pobres dejarán de serlo y ya no serán manipulados.

Qué peligro es cuando un país como el nuestro camina con un guía que dice que sabe, porque él tiene otros datos, y en realidad nos quiere llevar al fracaso como país, para tener en sus manos a todos los pobres, que cada vez son más. Empezó su sexenio con 10 millones y ya logró duplicar la cifra con todas sus medidas equivocadas.

El inquilino de Palacio Nacional no sabe que no sabe.