/ sábado 2 de noviembre de 2019

No se puede ser cristiano y optar por López

No es posible que alguien que se considere cristiano siga a una persona que representa todo lo opuesto a las enseñanzas de Jesucristo, sobre todo cuando además de experimentar todos los rituales paganos con limpias, corona, collar de flores y sacrificio de pollos, se considere a sí mismo el mesías, el salvador de la patria, de nuestra alma, de cada uno de nosotros promoviendo el odio de clases entre las personas, y no el amor, Jesucristo nunca sacó a nadie de pobre, ni liberó a nadie del gobierno corrupto y opresor. López también se considera el más honesto entre los honestos y se percibe como el escogido del Cielo como la segunda venida de Cristo, por cierto una situación enteramente similar a la de Donald Trump y sus seguidores, quien también es reverenciado como “el salvador”…. “si estás contra Trump, estás contra Dios”, dicen sus seguidores.

¿Puede algún seguidor de López ser cristiano cuando pueden ver la ausencia de compasión de tal individuo? Niños muriendo en hospitales sin medicamento, madres sin opción de quién cuide a sus hijos, ya sin guarderías, falta de apoyo a discapacitados, la cultura y la ciencia en declive, los delincuentes motivados a seguir delinquiendo con total impunidad; gente de la tercera y cuarta edad olvidada, etc., etc. Una administración sin compasión, sin amabilidad, sin humildad, sin paciencia.

Su retórica y discriminación contra los que considera sus enemigos: fifís, neoliberales, ricos, burgueses, etc., demuestra su crueldad mental. Nada cercano al cristianismo. Ninguna actuación que podamos considerar cristiana.

Quienquiera que odia, como Andrés López, a los que considera sus enemigos por ser “neoliberales” o seguidores de la economía de mercado, no ha alcanzado la perfección en el amor, sino en el odio.

Esto define las acciones de López perfectamente: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”. López, entonces, ¿será la segunda venida de Cristo como afirman los ignorantes de sus seguidores?

López está enamorado de su grandeza, de su habilidad para engañar a los ignorantes, y sin ningún interés por el prójimo. Su ego no se lo permite. Habrá que hacerle ver que el narcisismo es la más peligrosa condición para un verdadero cristiano; sin humildad alguna, sin honestidad alguna decir que el “pueblo está feliz, feliz, feliz” López no ama a sus “adversarios”, en su lugar cultiva el antagonismo y el odio hacia ellos. Uno de sus seguidores advierte que el tener o desear un automóvil es ser neoliberal y eso es pecado.

Y no, su preferencia no es por los pobres. Los recursos que les corresponden se los regala a otros países, lo que es absolutamente un acto de traición a la patria. El quitarle servicios básicos a los más necesitados no podemos llamarle amor. Alguien tiene que recordarle que no puede servirle a dos amos. O le sirve al pueblo o a su partido.


No es posible que alguien que se considere cristiano siga a una persona que representa todo lo opuesto a las enseñanzas de Jesucristo, sobre todo cuando además de experimentar todos los rituales paganos con limpias, corona, collar de flores y sacrificio de pollos, se considere a sí mismo el mesías, el salvador de la patria, de nuestra alma, de cada uno de nosotros promoviendo el odio de clases entre las personas, y no el amor, Jesucristo nunca sacó a nadie de pobre, ni liberó a nadie del gobierno corrupto y opresor. López también se considera el más honesto entre los honestos y se percibe como el escogido del Cielo como la segunda venida de Cristo, por cierto una situación enteramente similar a la de Donald Trump y sus seguidores, quien también es reverenciado como “el salvador”…. “si estás contra Trump, estás contra Dios”, dicen sus seguidores.

¿Puede algún seguidor de López ser cristiano cuando pueden ver la ausencia de compasión de tal individuo? Niños muriendo en hospitales sin medicamento, madres sin opción de quién cuide a sus hijos, ya sin guarderías, falta de apoyo a discapacitados, la cultura y la ciencia en declive, los delincuentes motivados a seguir delinquiendo con total impunidad; gente de la tercera y cuarta edad olvidada, etc., etc. Una administración sin compasión, sin amabilidad, sin humildad, sin paciencia.

Su retórica y discriminación contra los que considera sus enemigos: fifís, neoliberales, ricos, burgueses, etc., demuestra su crueldad mental. Nada cercano al cristianismo. Ninguna actuación que podamos considerar cristiana.

Quienquiera que odia, como Andrés López, a los que considera sus enemigos por ser “neoliberales” o seguidores de la economía de mercado, no ha alcanzado la perfección en el amor, sino en el odio.

Esto define las acciones de López perfectamente: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”. López, entonces, ¿será la segunda venida de Cristo como afirman los ignorantes de sus seguidores?

López está enamorado de su grandeza, de su habilidad para engañar a los ignorantes, y sin ningún interés por el prójimo. Su ego no se lo permite. Habrá que hacerle ver que el narcisismo es la más peligrosa condición para un verdadero cristiano; sin humildad alguna, sin honestidad alguna decir que el “pueblo está feliz, feliz, feliz” López no ama a sus “adversarios”, en su lugar cultiva el antagonismo y el odio hacia ellos. Uno de sus seguidores advierte que el tener o desear un automóvil es ser neoliberal y eso es pecado.

Y no, su preferencia no es por los pobres. Los recursos que les corresponden se los regala a otros países, lo que es absolutamente un acto de traición a la patria. El quitarle servicios básicos a los más necesitados no podemos llamarle amor. Alguien tiene que recordarle que no puede servirle a dos amos. O le sirve al pueblo o a su partido.