/ martes 10 de septiembre de 2019

“No somos iguales”


Qué difícil ha sido para el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, conservar la vigencia de la frase “No somos iguales” característica de su gobierno al comparar el sistema neoliberal o conservador, como él le llama, con el movimiento que enarbola la llamada “Cuarta Transformación” de nuestro país.


Porque la inercia que representa un sistema político donde los privilegios, canonjías, favoritismos, cochupos, agandalles y corruptelas han sido tan repetitivos que se han convertido en una práctica común de la cual es difícil sustraerse cuando se está en el ambiente político, lo cual genera las resistencias a un cambio necesario que tiene que pasar por el ámbito cultural de la forma de hacer política en nuestro país.


Porque a pesar de lo que presumió conocer el llamado Filósofo de Rubio, Artemio Iglesias, que decía que la política “es el arte de comer estiércol sin hacer gestos”, la otra vertiente es la política sana, la política difícil de encontrar, la que busca el bien común, la que busca servir y construir una sociedad basada en el respeto a las leyes y el bienestar de toda la población.


Difícil de encontrar sin duda, ante las malas costumbres de años de lucha por el poder y la riqueza personal o de grupos.


Ejemplo sin duda lo ha sido la posición que tuvo que asumir el presidente de la república en torno al conflicto entre legisladores “morenistas” y “panistas” por la dirección de la Cámara de Diputados, donde hasta el personaje con más limpia trayectoria como lo ha sido Porfirio Muñoz Ledo, se vio tentado a recurrir a las viejas prácticas para conservar el poder mientras el PAN insistía en respetar la legalidad, pero claro, en los “bueyes de mi compadre”, pues aquí en el congreso local la posición fue exactamente al revés agandallando la mesa directiva del Congreso del Estado.


A nivel nacional, hay muchos personajes encuadrados en la Cuarta Transformación que dejan mucho que desear. Que sólo buscan el poder por el poder, que se “brincan las trancas” y que asumen que las mañas que traen son la única forma de hacer política. Sin duda que hay que crear nuevos cuadros que asuman con limpieza posiciones de poder en los diferentes espacios y contra todo lo que se diga, las posiciones que asume el presidente de la república se ven encaminadas a este cambio de cultura en la forma de hacer política que sin duda llevará más tiempo del que cuenta el nuevo gobierno pero que significa sentar las bases de esta conversión que será responsabilidad de las próximas generaciones.


Correo: vicmedina@hotmail.com




Qué difícil ha sido para el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, conservar la vigencia de la frase “No somos iguales” característica de su gobierno al comparar el sistema neoliberal o conservador, como él le llama, con el movimiento que enarbola la llamada “Cuarta Transformación” de nuestro país.


Porque la inercia que representa un sistema político donde los privilegios, canonjías, favoritismos, cochupos, agandalles y corruptelas han sido tan repetitivos que se han convertido en una práctica común de la cual es difícil sustraerse cuando se está en el ambiente político, lo cual genera las resistencias a un cambio necesario que tiene que pasar por el ámbito cultural de la forma de hacer política en nuestro país.


Porque a pesar de lo que presumió conocer el llamado Filósofo de Rubio, Artemio Iglesias, que decía que la política “es el arte de comer estiércol sin hacer gestos”, la otra vertiente es la política sana, la política difícil de encontrar, la que busca el bien común, la que busca servir y construir una sociedad basada en el respeto a las leyes y el bienestar de toda la población.


Difícil de encontrar sin duda, ante las malas costumbres de años de lucha por el poder y la riqueza personal o de grupos.


Ejemplo sin duda lo ha sido la posición que tuvo que asumir el presidente de la república en torno al conflicto entre legisladores “morenistas” y “panistas” por la dirección de la Cámara de Diputados, donde hasta el personaje con más limpia trayectoria como lo ha sido Porfirio Muñoz Ledo, se vio tentado a recurrir a las viejas prácticas para conservar el poder mientras el PAN insistía en respetar la legalidad, pero claro, en los “bueyes de mi compadre”, pues aquí en el congreso local la posición fue exactamente al revés agandallando la mesa directiva del Congreso del Estado.


A nivel nacional, hay muchos personajes encuadrados en la Cuarta Transformación que dejan mucho que desear. Que sólo buscan el poder por el poder, que se “brincan las trancas” y que asumen que las mañas que traen son la única forma de hacer política. Sin duda que hay que crear nuevos cuadros que asuman con limpieza posiciones de poder en los diferentes espacios y contra todo lo que se diga, las posiciones que asume el presidente de la república se ven encaminadas a este cambio de cultura en la forma de hacer política que sin duda llevará más tiempo del que cuenta el nuevo gobierno pero que significa sentar las bases de esta conversión que será responsabilidad de las próximas generaciones.


Correo: vicmedina@hotmail.com