/ miércoles 19 de enero de 2022

No-Vac Djokovic

Por Mario Ramírez

El tenis siempre es el encargado de inaugurar los grandes eventos deportivos del año, pues enero siempre recibe en Australia al primero de los cuatro Grand Slams del calendario: El Australian Open. Torneo cuyo máximo ganador con nueve trofeos es el actual número uno del mundo de la ATP, el protagonista definitivo de la semana pasada: Novak Djokovic. Y este protagonismo no se refiere únicamente al aspecto deportivo, pues el caso actual es uno de los ejemplos donde el deporte logra un alcance tan alto a nivel global en todo ámbito, que el deporte pasa a segundo término.


Expliquemos el caso de manera breve:


  • Novak Djokovic es de postura anti-vacunas, por lo cual, para cuando pisó suelo Australiano a principio de año, no había recibido ninguna vacuna para el covid-19.

  • El gobierno de Australia ha implementado un filtro de covid ante todo inmigrante que quiera visitarlo, el cual incluye un comprobante de vacunación de ciertos laboratorios.

  • Djokovic consigue una exención ante esta política, argumentando que había resultado positivo recientemente, el pasado mes de diciembre.

  • Dicha exención es detenida por Australia al descubrir irregularidades en el formulario sanitario de Djokovic, incluyendo una declaración de no haber visitado un tercer país en los más recientes 14 días. El Serbio pasó año nuevo en España.

  • La exención es ratificada, pero luego de una junta interna en el gobierno Australiano, este decide re-analizar el caso.

  • Australia decide revocar la visa de Djokovic, es deportado y se queda sin jugar el Australian Open.


Comencemos diciendo que esta situación no es una lucha de libertades, es una lucha de ideologías. Es verdad que cada persona tiene derecho a decidir si quiere vacunarse o no, cada ser humano es libre de elegir que hacer y qué no hacer con su propio cuerpo. Pero, también es verdad que cada gobierno de cada país tiene la libertad de tomar las medidas que considere necesarias para pelear contra el covid-19. Nadie puede obligar al tenista a vacunarse pero de igual manera nadie puede obligar a Australia a aceptar visitantes sin vacunación. Así que no salgamos con el discurso barato de que este caso es un atentado contra el libre albedrío, porque no lo es.


De momento Novak Djokovic está ante un posible veto de tres años de la nación Australiana y tendrá que esperar hasta Roland Garros para intentar alcanzar su meta de títulos de Grand Slam, y eso, si es que Francia no implementa las mismas políticas de inmigración, e incluso lo mismo puede pasar con Wimbledon en Inglaterra y con el US open en Estados Unidos. El escenario actual pinta para que en un futuro no muy lejano la cabeza del tenista enfrente a sus sueños y aspiraciones profesionales contra sus ideales y principios personales. Ahí es donde terminará la novela del Serbio, porque haya sido intencional o no, Djokovic se ha colocado como la bandera anti-vacunas a nivel mundial. Lo deportivo ha quedado atrás, muy atrás, el ojo del huracán en esta situación ya es de pertenencia política y social. ¿La carrera o la dignidad del tenista? todo parece indicar que solamente una de esas dos podrá levantarse y la respuesta de cual, depende únicamente… de él.

Mario Ramírez / @LaFutboliza


Por Mario Ramírez

El tenis siempre es el encargado de inaugurar los grandes eventos deportivos del año, pues enero siempre recibe en Australia al primero de los cuatro Grand Slams del calendario: El Australian Open. Torneo cuyo máximo ganador con nueve trofeos es el actual número uno del mundo de la ATP, el protagonista definitivo de la semana pasada: Novak Djokovic. Y este protagonismo no se refiere únicamente al aspecto deportivo, pues el caso actual es uno de los ejemplos donde el deporte logra un alcance tan alto a nivel global en todo ámbito, que el deporte pasa a segundo término.


Expliquemos el caso de manera breve:


  • Novak Djokovic es de postura anti-vacunas, por lo cual, para cuando pisó suelo Australiano a principio de año, no había recibido ninguna vacuna para el covid-19.

  • El gobierno de Australia ha implementado un filtro de covid ante todo inmigrante que quiera visitarlo, el cual incluye un comprobante de vacunación de ciertos laboratorios.

  • Djokovic consigue una exención ante esta política, argumentando que había resultado positivo recientemente, el pasado mes de diciembre.

  • Dicha exención es detenida por Australia al descubrir irregularidades en el formulario sanitario de Djokovic, incluyendo una declaración de no haber visitado un tercer país en los más recientes 14 días. El Serbio pasó año nuevo en España.

  • La exención es ratificada, pero luego de una junta interna en el gobierno Australiano, este decide re-analizar el caso.

  • Australia decide revocar la visa de Djokovic, es deportado y se queda sin jugar el Australian Open.


Comencemos diciendo que esta situación no es una lucha de libertades, es una lucha de ideologías. Es verdad que cada persona tiene derecho a decidir si quiere vacunarse o no, cada ser humano es libre de elegir que hacer y qué no hacer con su propio cuerpo. Pero, también es verdad que cada gobierno de cada país tiene la libertad de tomar las medidas que considere necesarias para pelear contra el covid-19. Nadie puede obligar al tenista a vacunarse pero de igual manera nadie puede obligar a Australia a aceptar visitantes sin vacunación. Así que no salgamos con el discurso barato de que este caso es un atentado contra el libre albedrío, porque no lo es.


De momento Novak Djokovic está ante un posible veto de tres años de la nación Australiana y tendrá que esperar hasta Roland Garros para intentar alcanzar su meta de títulos de Grand Slam, y eso, si es que Francia no implementa las mismas políticas de inmigración, e incluso lo mismo puede pasar con Wimbledon en Inglaterra y con el US open en Estados Unidos. El escenario actual pinta para que en un futuro no muy lejano la cabeza del tenista enfrente a sus sueños y aspiraciones profesionales contra sus ideales y principios personales. Ahí es donde terminará la novela del Serbio, porque haya sido intencional o no, Djokovic se ha colocado como la bandera anti-vacunas a nivel mundial. Lo deportivo ha quedado atrás, muy atrás, el ojo del huracán en esta situación ya es de pertenencia política y social. ¿La carrera o la dignidad del tenista? todo parece indicar que solamente una de esas dos podrá levantarse y la respuesta de cual, depende únicamente… de él.

Mario Ramírez / @LaFutboliza