/ martes 8 de febrero de 2022

#NoAlReplaqueo

El replaqueo del gobierno de Maru Campos es un asalto a la dignidad de los chihuahuenses. Como senadora de la República milito en la idea de que en tiempos de dificultad es el gobierno quien tiene que apretarse el cinturón y nunca el pueblo. Por eso resulta difícil de creer y hasta insultante que en medio de una crisis sanitaria y económica como la que vivimos, la gobernadora pretenda cobrar hasta 2,700 pesos por el proceso de replaqueo que ha emprendido, con la excusa de sanear las finanzas que su mismo grupo político dañó, laceró y saqueó.

El reemplacamiento de más de un millón de autos pertenecientes al parque vehicular de Chihuahua es una afrenta para la ciudadanía. El costo del trámite no sólo representa un abuso, sino también el esquema que con engaños presenta “descuentos”. Tener un auto representa una herramienta de trabajo para miles de chihuahuenses, sin embargo, la gobernadora ha dejado claro que en el padrón vehicular ella ve una caja chica para seguir desfalcando al estado.

Lo cierto es que en política se cabalgan contradicciones, y mientras la Cuarta Transformación sigue haciendo llegar los apoyos de Bienestar a los 67 municipios del estado, y los casi 700 mil beneficiarios, el PAN y Maru Campos aumentan los impuestos, lastimando nuestros bolsillos con soberbia y desconexión de la realidad social. El gobierno del presidente López Obrador en Chihuahua ya nos ha dado el ejemplo que con austeridad republicana y rectitud se puede salir adelante incluso en los momentos más difíciles y que con la honestidad valiente que lo caracteriza, al gobierno le alcanza para más. Sí es posible recurrir a soluciones alternativas que no pasen por el endeudamiento ni por cargarle la mano al pueblo de Chihuahua, pero se necesita orden, valor y sobre todo honradez en el uso de los recursos públicos de nuestro querido estado.

Condeno absolutamente el proceso de replaqueo de Chihuahua, haciendo necesario señalar que el proceso de reemplacamiento será el segundo más caro de todo nuestro país. Mientras la inseguridad sigue creciendo por las calles y el gobierno está cada día más ausente, Chihuahua sigue pagando el costo de la corrupción y la mala política, esa que cree que el pueblo no se da cuenta de sus abusos y actos de gobierno absolutamente desmesurados. Lo cierto es que sin orden alguno, Maru quiere que paguen los de abajo, para rescatar a los de arriba, y de paso seguir burlándose del pueblo como lo ha hecho desde que era candidata.

Por ello, desde esta columna editorial le hago un respetuoso llamado a la mesura a la gobernadora Campos, para que se revierta esta irresponsable medida y se dé cuenta que fuera de las puertas de Palacio de Gobierno hay un pueblo que en muchas ocasiones no puede llegar a fin de mes con solvencia económica y menos pagar sus ocurrencias. El clamor popular es muy claro: Chihuahua dice #NoAlReplaqueo.


El replaqueo del gobierno de Maru Campos es un asalto a la dignidad de los chihuahuenses. Como senadora de la República milito en la idea de que en tiempos de dificultad es el gobierno quien tiene que apretarse el cinturón y nunca el pueblo. Por eso resulta difícil de creer y hasta insultante que en medio de una crisis sanitaria y económica como la que vivimos, la gobernadora pretenda cobrar hasta 2,700 pesos por el proceso de replaqueo que ha emprendido, con la excusa de sanear las finanzas que su mismo grupo político dañó, laceró y saqueó.

El reemplacamiento de más de un millón de autos pertenecientes al parque vehicular de Chihuahua es una afrenta para la ciudadanía. El costo del trámite no sólo representa un abuso, sino también el esquema que con engaños presenta “descuentos”. Tener un auto representa una herramienta de trabajo para miles de chihuahuenses, sin embargo, la gobernadora ha dejado claro que en el padrón vehicular ella ve una caja chica para seguir desfalcando al estado.

Lo cierto es que en política se cabalgan contradicciones, y mientras la Cuarta Transformación sigue haciendo llegar los apoyos de Bienestar a los 67 municipios del estado, y los casi 700 mil beneficiarios, el PAN y Maru Campos aumentan los impuestos, lastimando nuestros bolsillos con soberbia y desconexión de la realidad social. El gobierno del presidente López Obrador en Chihuahua ya nos ha dado el ejemplo que con austeridad republicana y rectitud se puede salir adelante incluso en los momentos más difíciles y que con la honestidad valiente que lo caracteriza, al gobierno le alcanza para más. Sí es posible recurrir a soluciones alternativas que no pasen por el endeudamiento ni por cargarle la mano al pueblo de Chihuahua, pero se necesita orden, valor y sobre todo honradez en el uso de los recursos públicos de nuestro querido estado.

Condeno absolutamente el proceso de replaqueo de Chihuahua, haciendo necesario señalar que el proceso de reemplacamiento será el segundo más caro de todo nuestro país. Mientras la inseguridad sigue creciendo por las calles y el gobierno está cada día más ausente, Chihuahua sigue pagando el costo de la corrupción y la mala política, esa que cree que el pueblo no se da cuenta de sus abusos y actos de gobierno absolutamente desmesurados. Lo cierto es que sin orden alguno, Maru quiere que paguen los de abajo, para rescatar a los de arriba, y de paso seguir burlándose del pueblo como lo ha hecho desde que era candidata.

Por ello, desde esta columna editorial le hago un respetuoso llamado a la mesura a la gobernadora Campos, para que se revierta esta irresponsable medida y se dé cuenta que fuera de las puertas de Palacio de Gobierno hay un pueblo que en muchas ocasiones no puede llegar a fin de mes con solvencia económica y menos pagar sus ocurrencias. El clamor popular es muy claro: Chihuahua dice #NoAlReplaqueo.