/ jueves 27 de agosto de 2020

Nos cayó el chahuistle: sequía y malos gobiernos    

Con las tormentas tropicales de Hanna, Marco y Laura, que abatieron en sólo 7 semanas a Tamaulipas, según Protección Civil de ese estado, se está al borde de una inundación generalizada. Aún así Conagua, CFE y la Guardia Nacional están abriendo escalonadamente las presas del desierto de Chihuahua y conducir el agua a la presa Falcón, en Tamaulipas, todo ello a pesar de las manifestaciones de los agricultores y la inactividad “intencionada” del gobernador Corral, porque si bien el Tratado Internacional de Aguas de 1944 obliga a cubrir 431.7 millones de metros cúbicos, de los cuales Chihuahua debe aportar el 54%, las condiciones de cambio climático obligan a hacer un replanteamiento al más alto nivel. Más aún, en las mismas circunstancias de sequía los norteamericanos ante la disminución de captación hídrica del Lago Mead, en Nevada, los ha obligado a disminuir la dotación del Colorado al Valle de Mexicali en 51 millones de metros cúbicos anuales, con base en dicho tratado, acta 323 del 2017 de CILA (Comisión Internacional de Límites y Aguas).

En el plano político no sabemos si con estos gobiernos (estatal y federal) estamos más azorados o indignados; del federal no es ninguna sorpresa que el propio presidente tenga prisa por destruir al país completo y del gobierno de Corral la población en general, hartamente decepcionada. Pese a la captura de Duarte y su pandilla para rendir cuentas ante la justicia del daño a los chihuahuenses por más de $5 mil millones, no se tiene la seguridad de recuperar tan siquiera el 10%; tampoco se tiene la certeza que el próximo ciclo agrícola pueda ser exitoso, peor aún porque el ecosistema del río Conchos se verá severamente colapsado. Frente a todo ello subsiste un fatal presagio de años peores en los distintos sectores productivos y empresariales, principalmente de la región centro-sur de la entidad, a lo que agregaríamos los efectos adversos de la pandemia a la economía en general.

Ante este lamentable escenario pareciera el gobernador Corral consagrarse como Siagrio, aquel antiguo gobernador romano ungido en todos sus caprichos, a lo que agregaríamos la promoción fallida de una política desvalorizada donde ningún intento le ha servido por dejar una positiva huella a su estado, ataviado por su empecinada terquedad en lograr la candidatura presidencial de su partido, ante el descuido evidente de sus tareas en el ejercicio de gobernar, mientras todos somos testigos que los programas de salud y educación se descarrilaron desde hace buen tiempo. Todo ello sin escuchar oportunamente las recomendaciones de sus titulares en la entidad. Si existe alguna duda al respecto del –amable lector–, las estadísticas y proyecciones de Inegi, Coneval o Colef, son más que elocuentes, porque son números fríos sin demagogia. Sumados a los homicidios dolosos y culposos con las tasas más altas del país http://www.informeseguridad.cns.gob.mx/, que en cualquier estado europeo su parlamento lo hubieran cesado de inmediato.

Lo mismo en el campo en donde la limitante agua obliga a replantear nuevas estrategias como las emprendidas por el gobierno israelita, que con menos agua se produce más y mejor, porque la agricultura como ciencia de la oportunidad no admite errores ni eventualidades. Pareciera una práctica tramposa y desleal de cotidiana ironía sin importar la desvergüenza, justificándonos que es parte de nuestra ancestral cultura, sin que exista una solución inclusive a largo plazo, donde la corrupción no es parte del sistema “sino el sistema mismo”.

No hay duda de que la política en México y Chihuahua en la mayoría de los casos es la búsqueda incesante de un botín, y sus políticos corsarios que afanosamente navegan en búsqueda de puestos públicos, cuyos ventajosos sueldos son pagados por los contribuyentes y aún así roban indiscriminadamente. El ofrecimiento del gobernador Corral de acompañar a los productores agrícolas a la Ciudad de México para entrevistarse con autoridades de primer nivel y establecer el diálogo en vías de solución a la problemática de las presas, es algo inconcebible, en todo caso pudiera ser el papel del sacerdote Alejandro Solalinde. Como gobernador tiene el “deber irrenunciable” mientras ostente ese cargo (del cual nos arrepentimos de haber votado por él) de defender a los productores agrícolas, sabedores de las prácticas burocráticas y artimañas del gobierno federal, pero más del actual.

Por desgracia esto es apenas el principio, pues el cambio climático ha llegado en forma insoslayable, para ello es necesario que nuestros próximos gobernantes tanto en los municipios, Congreso y Estado tengan la capacidad, honestidad y visión de grandes proyectos a largo plazo, lo cual nos parece prácticamente improbable, “sería como pedirle peras al olmo”.

efconsultor@yahoo.com




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Con las tormentas tropicales de Hanna, Marco y Laura, que abatieron en sólo 7 semanas a Tamaulipas, según Protección Civil de ese estado, se está al borde de una inundación generalizada. Aún así Conagua, CFE y la Guardia Nacional están abriendo escalonadamente las presas del desierto de Chihuahua y conducir el agua a la presa Falcón, en Tamaulipas, todo ello a pesar de las manifestaciones de los agricultores y la inactividad “intencionada” del gobernador Corral, porque si bien el Tratado Internacional de Aguas de 1944 obliga a cubrir 431.7 millones de metros cúbicos, de los cuales Chihuahua debe aportar el 54%, las condiciones de cambio climático obligan a hacer un replanteamiento al más alto nivel. Más aún, en las mismas circunstancias de sequía los norteamericanos ante la disminución de captación hídrica del Lago Mead, en Nevada, los ha obligado a disminuir la dotación del Colorado al Valle de Mexicali en 51 millones de metros cúbicos anuales, con base en dicho tratado, acta 323 del 2017 de CILA (Comisión Internacional de Límites y Aguas).

En el plano político no sabemos si con estos gobiernos (estatal y federal) estamos más azorados o indignados; del federal no es ninguna sorpresa que el propio presidente tenga prisa por destruir al país completo y del gobierno de Corral la población en general, hartamente decepcionada. Pese a la captura de Duarte y su pandilla para rendir cuentas ante la justicia del daño a los chihuahuenses por más de $5 mil millones, no se tiene la seguridad de recuperar tan siquiera el 10%; tampoco se tiene la certeza que el próximo ciclo agrícola pueda ser exitoso, peor aún porque el ecosistema del río Conchos se verá severamente colapsado. Frente a todo ello subsiste un fatal presagio de años peores en los distintos sectores productivos y empresariales, principalmente de la región centro-sur de la entidad, a lo que agregaríamos los efectos adversos de la pandemia a la economía en general.

Ante este lamentable escenario pareciera el gobernador Corral consagrarse como Siagrio, aquel antiguo gobernador romano ungido en todos sus caprichos, a lo que agregaríamos la promoción fallida de una política desvalorizada donde ningún intento le ha servido por dejar una positiva huella a su estado, ataviado por su empecinada terquedad en lograr la candidatura presidencial de su partido, ante el descuido evidente de sus tareas en el ejercicio de gobernar, mientras todos somos testigos que los programas de salud y educación se descarrilaron desde hace buen tiempo. Todo ello sin escuchar oportunamente las recomendaciones de sus titulares en la entidad. Si existe alguna duda al respecto del –amable lector–, las estadísticas y proyecciones de Inegi, Coneval o Colef, son más que elocuentes, porque son números fríos sin demagogia. Sumados a los homicidios dolosos y culposos con las tasas más altas del país http://www.informeseguridad.cns.gob.mx/, que en cualquier estado europeo su parlamento lo hubieran cesado de inmediato.

Lo mismo en el campo en donde la limitante agua obliga a replantear nuevas estrategias como las emprendidas por el gobierno israelita, que con menos agua se produce más y mejor, porque la agricultura como ciencia de la oportunidad no admite errores ni eventualidades. Pareciera una práctica tramposa y desleal de cotidiana ironía sin importar la desvergüenza, justificándonos que es parte de nuestra ancestral cultura, sin que exista una solución inclusive a largo plazo, donde la corrupción no es parte del sistema “sino el sistema mismo”.

No hay duda de que la política en México y Chihuahua en la mayoría de los casos es la búsqueda incesante de un botín, y sus políticos corsarios que afanosamente navegan en búsqueda de puestos públicos, cuyos ventajosos sueldos son pagados por los contribuyentes y aún así roban indiscriminadamente. El ofrecimiento del gobernador Corral de acompañar a los productores agrícolas a la Ciudad de México para entrevistarse con autoridades de primer nivel y establecer el diálogo en vías de solución a la problemática de las presas, es algo inconcebible, en todo caso pudiera ser el papel del sacerdote Alejandro Solalinde. Como gobernador tiene el “deber irrenunciable” mientras ostente ese cargo (del cual nos arrepentimos de haber votado por él) de defender a los productores agrícolas, sabedores de las prácticas burocráticas y artimañas del gobierno federal, pero más del actual.

Por desgracia esto es apenas el principio, pues el cambio climático ha llegado en forma insoslayable, para ello es necesario que nuestros próximos gobernantes tanto en los municipios, Congreso y Estado tengan la capacidad, honestidad y visión de grandes proyectos a largo plazo, lo cual nos parece prácticamente improbable, “sería como pedirle peras al olmo”.

efconsultor@yahoo.com




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