“Es mucho más difícil describir que opinar. Infinitamente más. En vista de lo cual todo el mundo opina” (Josep Pla).
Sin duda hoy en día contamos con un instrumento valioso de comunicación que lo constituyen las redes sociales, que entretienen, informan y también, en algunos casos, provocan caos y desorden ante las llamadas “fake news” o notas falsas que gente sin escrúpulos, con perverso afán o simplemente por ignorancia publican.
Las redes sociales se han constituido en generadores de “periodistas, analistas y comentaristas”, junto con quienes sólo exponen sus estados de ánimo, necesidades, situaciones de la vida diaria, la búsqueda de oportunidades y hasta acciones de comercio, las redes sociales son utilizadas frecuentemente volviéndose su consulta y uso en algunas ocasiones una obsesión ante la necesidad de estarlas consultando.
Se convirtieron en un elemento importante ante la pandemia mundial que vivimos, y en últimas fechas el tema de la inmunización a través de la vacunación que varios laboratorios en diversos países del mundo han desarrollado y puesto a disposición de los gobiernos ha dado pie a diversas opiniones que van desde las más absurdas hasta las que ofrecen la esperanza de acabar con este engendro llamado Covid-19.
Que nos van a instalar un “chip” en el cerebro para convertiros en “zombis”, que es una herramienta del nuevo orden mundial para acabar con grupos vulnerables, que nos inyectarán el virus para reducir el número de habitantes en el mundo, que nos van a “controlar” cambiando nuestro ADN y una bola de mentiras que pretenden confundir al lector con sabrá Dios qué perverso fin.
Llegan inclusive a influir en el ambiente político con el contagio del que ha sido víctima el presidente López Obrador. No faltó quien publicara que había sido envenenado, que estaba grave en un hospital, que se encontraba a un paso de la muerte y que había que prepararse para lo peor. Nada de esto es real y el pasado jueves, a través de las mismas redes sociales el presidente apareció informando su estado y fortaleza que lo llevan a una recuperación que esperamos sea plena y pronta para el bien de nuestro país.
Hay que tener mucho cuidado con todo lo que se publica en las redes sociales, recordemos un fragmento de las inscripciones de Persépolis que dice: “No creas todo lo que leas…”, es importante cuidar la credibilidad y evitar compartir notas que no tenemos la seguridad que provengan de una fuente confiable, ni publicar mentiras, seguros que nunca podremos acabar con la lacra de las “fake news”, pero sí comprender cuando tratan de engañar y formar opiniones contrarias a la verdad con perversos fines.
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