/ sábado 29 de septiembre de 2018

Nuestros gobernantes, ¿podrán…?

Antes de empezar dos novedades para celebrar, la Jucopo del Congreso del Estado de Chihuahua pidió modificar la Ley Orgánica del Poder Legislativo para bajar de 30 años a 28 años para titulares de las secretarías del Congreso, con el fin de que el moreno Omar Holguín, de 28 años, asuma como secretario de Asuntos Interinstitucionales.

Y en Tabasco Morena consiguió los votos del PRI, PRD y PVEM del congreso estatal, para que gobierno estatal adjudique directamente sin licitación obras de construcción por miles de millones para la construcción de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, so pretexto de defender la inversión y desarrollo para Tabasco. ¡Vaya rendición de cuentas, acuerdos y democracia…!

Durante las elecciones los candidatos se dedican a criticar y denunciar todas las ineficiencias y barbaridades de los gobiernos en turno y nos prometen el cielo, la democracia y la justicia, pero una vez en el poder empieza la disminución paulatina de lo prometido, so pretexto de que no hay dinero por el endeudamiento irresponsable de los gobiernos y la insuficiencia de los ingresos fiscales.

Ahora bien, ¿qué nos colocó, o cómo nos colocamos en México y en Chihuahua en tal situación? En primer lugar, el país ha crecido de manera insuficiente en las dos últimas décadas, porque el famoso PIB no ha rebasado todos los años un crecimiento económico de más menos el 2%, mientras que la economía informal, quienes no pagan impuestos, oficialmente se ha mantenido en el 50%, pero en realidad es mucho mayor.

Por lo tanto, durante décadas los gobiernos han recibido cada año digamos la mitad de los impuestos que hubieran podido recaudar y actualmente con más mexicanos, más chihuahuenses, más metros cuadrados de calles que mantener y reparar, más escuelas, etc. por lo que no tienen los recursos indispensables para atender las necesidades operativas diarias y mucho menos para reemplazar las instalaciones públicas viejas o en malas condiciones.

La brutal acumulación de problemas no las va a resolver ningún mecanismo actual de inversión, ni aun en el caso de que por arte de magia quienes viven en la informalidad fiscal por haber votado por López Obrador empezaran a pagar impuestos.

Más temprano que tarde los gobernantes en México y en Chihuahua van a tener que liderar sectorial y territorialmente a los ciudadanos, para convocarlos a coparticipar en el mantenimiento y reparación de la infraestructura pública de las ciudades, pero para ello tendrán primero que bajarse de sus torres de marfil y soberbia y reconocer públicamente que solos ya no pueden ni les alcanza para atender las necesidades de las ciudades y los ciudadanos.

Dentro de la debilidad de los gobernantes está su incapacidad para garantizarnos seguridad pública, porque hoy las policías por sí solas no pueden enfrentar a los poderosos grupos del crimen organizado y desorganizado, que gracias a décadas de complicidad e ineficiencia policiaca, han provocado que sus actividades se entremezclen con las actividades productivas cotidianas, donde hacer negocios con estos señores se ha convertido en algo cotidiano que se realiza con disimulo.



Antes de empezar dos novedades para celebrar, la Jucopo del Congreso del Estado de Chihuahua pidió modificar la Ley Orgánica del Poder Legislativo para bajar de 30 años a 28 años para titulares de las secretarías del Congreso, con el fin de que el moreno Omar Holguín, de 28 años, asuma como secretario de Asuntos Interinstitucionales.

Y en Tabasco Morena consiguió los votos del PRI, PRD y PVEM del congreso estatal, para que gobierno estatal adjudique directamente sin licitación obras de construcción por miles de millones para la construcción de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, so pretexto de defender la inversión y desarrollo para Tabasco. ¡Vaya rendición de cuentas, acuerdos y democracia…!

Durante las elecciones los candidatos se dedican a criticar y denunciar todas las ineficiencias y barbaridades de los gobiernos en turno y nos prometen el cielo, la democracia y la justicia, pero una vez en el poder empieza la disminución paulatina de lo prometido, so pretexto de que no hay dinero por el endeudamiento irresponsable de los gobiernos y la insuficiencia de los ingresos fiscales.

Ahora bien, ¿qué nos colocó, o cómo nos colocamos en México y en Chihuahua en tal situación? En primer lugar, el país ha crecido de manera insuficiente en las dos últimas décadas, porque el famoso PIB no ha rebasado todos los años un crecimiento económico de más menos el 2%, mientras que la economía informal, quienes no pagan impuestos, oficialmente se ha mantenido en el 50%, pero en realidad es mucho mayor.

Por lo tanto, durante décadas los gobiernos han recibido cada año digamos la mitad de los impuestos que hubieran podido recaudar y actualmente con más mexicanos, más chihuahuenses, más metros cuadrados de calles que mantener y reparar, más escuelas, etc. por lo que no tienen los recursos indispensables para atender las necesidades operativas diarias y mucho menos para reemplazar las instalaciones públicas viejas o en malas condiciones.

La brutal acumulación de problemas no las va a resolver ningún mecanismo actual de inversión, ni aun en el caso de que por arte de magia quienes viven en la informalidad fiscal por haber votado por López Obrador empezaran a pagar impuestos.

Más temprano que tarde los gobernantes en México y en Chihuahua van a tener que liderar sectorial y territorialmente a los ciudadanos, para convocarlos a coparticipar en el mantenimiento y reparación de la infraestructura pública de las ciudades, pero para ello tendrán primero que bajarse de sus torres de marfil y soberbia y reconocer públicamente que solos ya no pueden ni les alcanza para atender las necesidades de las ciudades y los ciudadanos.

Dentro de la debilidad de los gobernantes está su incapacidad para garantizarnos seguridad pública, porque hoy las policías por sí solas no pueden enfrentar a los poderosos grupos del crimen organizado y desorganizado, que gracias a décadas de complicidad e ineficiencia policiaca, han provocado que sus actividades se entremezclen con las actividades productivas cotidianas, donde hacer negocios con estos señores se ha convertido en algo cotidiano que se realiza con disimulo.