/ martes 2 de junio de 2020

¿Nueva normalidad?

Desde el decreto de suspensión de actividades académicas el 20 de marzo, llevamos aproximadamente 70 días de confinamiento. De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, el 67% de los mexicanos lo respetaron y todavía son millones de personas las que se encuentran en casa.

Estamos en semáforo rojo y aún así, próximos a integrarnos paulatinamente a la “nueva normalidad”, con la advertencia de que la pandemia continúa y que las restricciones no cesan, como las actividades sociales. Sin embargo, desde hace días se observa más movilidad en las calles y las personas comienzan a reunirse en casas e incluso fuera de ellas, a pesar de que los contagios y muertes van en aumento.

Con este panorama, el sentido común (que a veces es el menos común), es protegerse y continuar con la tendencia de aislamiento, aunque la sola idea crea tensión entre las personas. Ante esta incertidumbre, la “nueva normalidad” más sensata es seguir en cuarentena como única forma de resguardar nuestra vida, por lo menos en este país. Nuestra estructura de Gobierno es frágil y puede colapsar en cualquier momento si los hospitales se saturan, entonces, evitemos contagiarnos.

El futuro sigue siendo incierto, pues las medidas pudieran permanecer indefinidamente hasta encontrar una mejor solución. Hace unos días platiqué con una doctora que trabaja en un hospital en Suecia, país que no aplicó cuarentena ni acciones severas de aislamiento. Una de las pocas prohibiciones que adoptaron fue no aglomerarse más de 50 personas y aislar a los ciudadanos mayores de 60 años.

Aunque no se utilizó la palabra confinamiento, las personas voluntariamente optaron por distanciarse. El Gobierno confió en la gente en lugar de imponerles restricciones severas y continúan su vida “normal”. ¿Fue correcto lo que hicieron? -Le pregunté. Lo conoceremos hasta que esta crisis pase, entonces, sabremos quién estuvo en lo correcto. Esperan que el gran porcentaje de la población adquiera inmunidad para finales de mayo.

Suecia es un país donde la gente cree en sus instituciones, son respetuosos y ellos mismos toman medidas para protegerse. Nadie sabe cuál va a ser el resultado. ¿Quién tiene la razón? Mientras no podamos asemejarnos a una potencia como ese país, sigamos confinados en la medida posible y evitemos mayores consecuencias. Esta es la “nueva normalidad” hasta nuevo aviso.


Desde el decreto de suspensión de actividades académicas el 20 de marzo, llevamos aproximadamente 70 días de confinamiento. De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, el 67% de los mexicanos lo respetaron y todavía son millones de personas las que se encuentran en casa.

Estamos en semáforo rojo y aún así, próximos a integrarnos paulatinamente a la “nueva normalidad”, con la advertencia de que la pandemia continúa y que las restricciones no cesan, como las actividades sociales. Sin embargo, desde hace días se observa más movilidad en las calles y las personas comienzan a reunirse en casas e incluso fuera de ellas, a pesar de que los contagios y muertes van en aumento.

Con este panorama, el sentido común (que a veces es el menos común), es protegerse y continuar con la tendencia de aislamiento, aunque la sola idea crea tensión entre las personas. Ante esta incertidumbre, la “nueva normalidad” más sensata es seguir en cuarentena como única forma de resguardar nuestra vida, por lo menos en este país. Nuestra estructura de Gobierno es frágil y puede colapsar en cualquier momento si los hospitales se saturan, entonces, evitemos contagiarnos.

El futuro sigue siendo incierto, pues las medidas pudieran permanecer indefinidamente hasta encontrar una mejor solución. Hace unos días platiqué con una doctora que trabaja en un hospital en Suecia, país que no aplicó cuarentena ni acciones severas de aislamiento. Una de las pocas prohibiciones que adoptaron fue no aglomerarse más de 50 personas y aislar a los ciudadanos mayores de 60 años.

Aunque no se utilizó la palabra confinamiento, las personas voluntariamente optaron por distanciarse. El Gobierno confió en la gente en lugar de imponerles restricciones severas y continúan su vida “normal”. ¿Fue correcto lo que hicieron? -Le pregunté. Lo conoceremos hasta que esta crisis pase, entonces, sabremos quién estuvo en lo correcto. Esperan que el gran porcentaje de la población adquiera inmunidad para finales de mayo.

Suecia es un país donde la gente cree en sus instituciones, son respetuosos y ellos mismos toman medidas para protegerse. Nadie sabe cuál va a ser el resultado. ¿Quién tiene la razón? Mientras no podamos asemejarnos a una potencia como ese país, sigamos confinados en la medida posible y evitemos mayores consecuencias. Esta es la “nueva normalidad” hasta nuevo aviso.