/ martes 21 de abril de 2020

Nuevo orden ante la catástrofe

El mundo ya no es el mismo que hace unos días y la incertidumbre de lo que pudiera ocurrir mañana nos inunda de miedo y ansiedad. Nadie sabemos de cierto hacia dónde nos dirigimos económica, política, social e individualmente. Estamos a una velocidad de cambios excesivos por hora, que por la rapidez con la que acontecen, es difícil adaptarse a ellos e introyectarlos para entenderlos, porque no hay tiempo. El mundo entero está conmocionado. Es una catástrofe, que simbólicamente representa una mutación violenta y se asocia a la destrucción y pérdida; en su estrépito positivo significa una vida nueva y diferente de transformación psíquica y cambio social.

Covid-19 de pronto acaparó la atención y relegó a los problemas sociales de la atención pública como la violación a derechos humanos, agresión a mujeres (ahora más con el confinamiento), aborto, inseguridad, discriminación y desigualdades. De un día para otro quedaron en un lugar distinto en la escala de las prioridades sociales. Si pensábamos que éramos diferentes, el virus nos recordó que todos somos iguales y que éste nos ataca sin distinción de raza, clase, sexo, edad, preferencia sexual o cualquier otra distinción, tal cual nos protegen los Derechos Humanos sin distinción alguna. Respecto a ellos, ahora que quizá por las limitaciones en el servicio de salud no tengamos acceso a ese derecho y nuestra vida penda de ello, tenemos que repensar su importancia y renunciar a la creencia de que sirven exclusivamente para “defender a criminales”. Su protección durante esta crisis es fundamental: los gobiernos tienen que garantizar el derecho a la vida, salud, vivienda, salario, agua, alimentos, libertad de expresión e información, entre muchos otros, entonces, tomemos conciencia de ellos para saberlos exigir.

También, la pandemia encontró al mundo con una gran cantidad de gobiernos nacionalistas y populistas que en lugar de buscar cooperar optaron por desacreditar lo que decían los científicos y menospreciaron el problema privilegiando la economía sobre la vida, hasta que los discursos entraron en desfase con la realidad y el mismo Boris Johnson cayó en terapia intensiva, y los “detentes” de AMLO no funcionaron para frenar la pandemia. Otros Estados abusan de la supresión; pudiera ponerse en riesgo la democracia y dar pie a dictaduras.

No es suficiente con vivir un hecho, hay que asimilarlo y una experiencia de esta magnitud genera muchas interrogantes. Estamos cambiando y lo que será determinante para que todo sea distinto no tendrá que ver sólo con las decisiones económicas, políticas y sociales que se adopten a raíz de este suceso, sino con el cambio de conciencia e ideas individuales y colectivas. Nos estamos viendo en la necesidad de reflexionar sobre cómo hemos vivido y sobre las consecuencias de nuestras decisiones pasadas. Habrá que meditar este proceso colectivo y en función de ello, será el mundo que tendremos. Nos estamos reorganizando como sociedad. El caos significa también la manifestación de otro orden. Que sea una oportunidad para evolucionar.

Yanez_flor@hotmail.com

El mundo ya no es el mismo que hace unos días y la incertidumbre de lo que pudiera ocurrir mañana nos inunda de miedo y ansiedad. Nadie sabemos de cierto hacia dónde nos dirigimos económica, política, social e individualmente. Estamos a una velocidad de cambios excesivos por hora, que por la rapidez con la que acontecen, es difícil adaptarse a ellos e introyectarlos para entenderlos, porque no hay tiempo. El mundo entero está conmocionado. Es una catástrofe, que simbólicamente representa una mutación violenta y se asocia a la destrucción y pérdida; en su estrépito positivo significa una vida nueva y diferente de transformación psíquica y cambio social.

Covid-19 de pronto acaparó la atención y relegó a los problemas sociales de la atención pública como la violación a derechos humanos, agresión a mujeres (ahora más con el confinamiento), aborto, inseguridad, discriminación y desigualdades. De un día para otro quedaron en un lugar distinto en la escala de las prioridades sociales. Si pensábamos que éramos diferentes, el virus nos recordó que todos somos iguales y que éste nos ataca sin distinción de raza, clase, sexo, edad, preferencia sexual o cualquier otra distinción, tal cual nos protegen los Derechos Humanos sin distinción alguna. Respecto a ellos, ahora que quizá por las limitaciones en el servicio de salud no tengamos acceso a ese derecho y nuestra vida penda de ello, tenemos que repensar su importancia y renunciar a la creencia de que sirven exclusivamente para “defender a criminales”. Su protección durante esta crisis es fundamental: los gobiernos tienen que garantizar el derecho a la vida, salud, vivienda, salario, agua, alimentos, libertad de expresión e información, entre muchos otros, entonces, tomemos conciencia de ellos para saberlos exigir.

También, la pandemia encontró al mundo con una gran cantidad de gobiernos nacionalistas y populistas que en lugar de buscar cooperar optaron por desacreditar lo que decían los científicos y menospreciaron el problema privilegiando la economía sobre la vida, hasta que los discursos entraron en desfase con la realidad y el mismo Boris Johnson cayó en terapia intensiva, y los “detentes” de AMLO no funcionaron para frenar la pandemia. Otros Estados abusan de la supresión; pudiera ponerse en riesgo la democracia y dar pie a dictaduras.

No es suficiente con vivir un hecho, hay que asimilarlo y una experiencia de esta magnitud genera muchas interrogantes. Estamos cambiando y lo que será determinante para que todo sea distinto no tendrá que ver sólo con las decisiones económicas, políticas y sociales que se adopten a raíz de este suceso, sino con el cambio de conciencia e ideas individuales y colectivas. Nos estamos viendo en la necesidad de reflexionar sobre cómo hemos vivido y sobre las consecuencias de nuestras decisiones pasadas. Habrá que meditar este proceso colectivo y en función de ello, será el mundo que tendremos. Nos estamos reorganizando como sociedad. El caos significa también la manifestación de otro orden. Que sea una oportunidad para evolucionar.

Yanez_flor@hotmail.com