/ lunes 18 de octubre de 2021

Nunca hables mal de Chihuahua

Por: Amín Anchondo

El ser humano siempre intenta quedar bien con otra persona, es nuestra naturaleza, es nuestra capacidad de adaptación haciendo uso de todos los recursos posibles para lograr pertenecer a un grupo. Este instinto hace que hables positiva o negativamente de algún tema, persona, objeto, territorio, etc. Ahí es donde entran los valores de cada ser humano para poder contenerse a adaptarse o ser honesto en la forma de hablar. Sin embargo, hay cosas en las que esa ética no afecta porque lo que se juzga no es una persona, ni propiedad de nadie. El tema es que a final de cuentas eso puede afectar de alguna u otra forma.

Sabemos también que la mejor forma de recomendar o perjudicar es el comentario que va de boca en boca. Se podrán hacer megacampañas publicitarias de cualquier cosa, pero lo que prevalecerá siempre es el comentario personal.

Hoy quise escribir esta columna, porque debemos de hacer un gran pacto social. Un pacto para beneficio de nuestra comunidad, nuestro territorio y nuestro futuro. Este pacto es bien sencillo, sólo tiene una regla obligatoria y una petición voluntaria. La regla es nunca hablar mal de Chihuahua y la petición voluntaria es siempre hablar positivamente de nuestro estado.

Se escucha muy sencillo, pero no lo es tanto porque estamos acostumbrados a hablar mal de los políticos, mal de los gobiernos, mal de la economía, mal de la seguridad, etc. Y lo que no vemos es que nos llevamos entre las patas al estado porque lo que se transmite es malo y eso afecta la posible inversión que pueda llegar.

Al convocar esto no estoy diciendo que se escondan nuestros problemas, simplemente ser prudentes al hablar. Podremos tener malos políticos y debemos decirlo, pero no es lo mismo decir que Juan es corrupto a decir que en Chihuahua todos son corruptos. Podemos decir que cierto índice de inseguridad está subiendo, pero no digamos que en Chihuahua la inseguridad está por las nubes, etc. Porque estas exageraciones que se dan en las pláticas comunes hacen que cualquier idea de inversión se esfume. Y una vez que se genera esa imagen ante el mundo, es sumamente difícil de quitar.

Por eso el pacto debe ser general, se podrá hablar mal de ciertas personas, acciones, etc., pero nunca de nuestro estado en conjunto, porque debemos romper el círculo vicioso de que exista inseguridad porque no hay buenos empleos, pero no habrá empleos mientras no llegue la inversión, etc. Por eso nuestro granito de arena debe ser el comunicar lo positivo al exterior para atraer lana de fuera.

Esto debe iniciar por los medios de comunicación, por los partidos de oposición, por los empresarios, etc. Hasta en las pláticas de café para lograr una percepción positiva. Sólo entre todas y todos podemos lograr esto pero sin quitar nunca el dedo del renglón en combatir nuestros problemas y ser críticos de las acciones que no son positivas.


No hay de otra, o nos cuidamos entre los chihuahuenses como estado o nadie lo hará por nosotros. Nos conviene a todas y todos. Los políticos vamos y venimos, pero la comunidad permanecerá aquí por el resto de nuestra historia.


Por: Amín Anchondo

El ser humano siempre intenta quedar bien con otra persona, es nuestra naturaleza, es nuestra capacidad de adaptación haciendo uso de todos los recursos posibles para lograr pertenecer a un grupo. Este instinto hace que hables positiva o negativamente de algún tema, persona, objeto, territorio, etc. Ahí es donde entran los valores de cada ser humano para poder contenerse a adaptarse o ser honesto en la forma de hablar. Sin embargo, hay cosas en las que esa ética no afecta porque lo que se juzga no es una persona, ni propiedad de nadie. El tema es que a final de cuentas eso puede afectar de alguna u otra forma.

Sabemos también que la mejor forma de recomendar o perjudicar es el comentario que va de boca en boca. Se podrán hacer megacampañas publicitarias de cualquier cosa, pero lo que prevalecerá siempre es el comentario personal.

Hoy quise escribir esta columna, porque debemos de hacer un gran pacto social. Un pacto para beneficio de nuestra comunidad, nuestro territorio y nuestro futuro. Este pacto es bien sencillo, sólo tiene una regla obligatoria y una petición voluntaria. La regla es nunca hablar mal de Chihuahua y la petición voluntaria es siempre hablar positivamente de nuestro estado.

Se escucha muy sencillo, pero no lo es tanto porque estamos acostumbrados a hablar mal de los políticos, mal de los gobiernos, mal de la economía, mal de la seguridad, etc. Y lo que no vemos es que nos llevamos entre las patas al estado porque lo que se transmite es malo y eso afecta la posible inversión que pueda llegar.

Al convocar esto no estoy diciendo que se escondan nuestros problemas, simplemente ser prudentes al hablar. Podremos tener malos políticos y debemos decirlo, pero no es lo mismo decir que Juan es corrupto a decir que en Chihuahua todos son corruptos. Podemos decir que cierto índice de inseguridad está subiendo, pero no digamos que en Chihuahua la inseguridad está por las nubes, etc. Porque estas exageraciones que se dan en las pláticas comunes hacen que cualquier idea de inversión se esfume. Y una vez que se genera esa imagen ante el mundo, es sumamente difícil de quitar.

Por eso el pacto debe ser general, se podrá hablar mal de ciertas personas, acciones, etc., pero nunca de nuestro estado en conjunto, porque debemos romper el círculo vicioso de que exista inseguridad porque no hay buenos empleos, pero no habrá empleos mientras no llegue la inversión, etc. Por eso nuestro granito de arena debe ser el comunicar lo positivo al exterior para atraer lana de fuera.

Esto debe iniciar por los medios de comunicación, por los partidos de oposición, por los empresarios, etc. Hasta en las pláticas de café para lograr una percepción positiva. Sólo entre todas y todos podemos lograr esto pero sin quitar nunca el dedo del renglón en combatir nuestros problemas y ser críticos de las acciones que no son positivas.


No hay de otra, o nos cuidamos entre los chihuahuenses como estado o nadie lo hará por nosotros. Nos conviene a todas y todos. Los políticos vamos y venimos, pero la comunidad permanecerá aquí por el resto de nuestra historia.