/ viernes 5 de noviembre de 2021

¡O lo hacemos ahora o no lo haremos nunca!

En México, el cambio climático ha tomado fuerza, sus efectos no son ajenos a nuestra vida diaria, la adaptación, las pérdidas y los daños son relevantes por tratarse de un país vulnerable a los impactos del cambio climático debido a su ubicación geográfica, las fuertes brechas de desigualdad socioeconómica de la población y la presencia de un importante patrimonio natural y cultural que es medular conservar y restaurar.

Tan sólo en nuestro estado las sequías prolongadas, el cambio de temperaturas y sus efectos en nuestra cotidianidad son una realidad, hoy más que nunca tenemos que pensar en adaptar nuestras viviendas, nuestros vehículos y nuestras ciudades a esta nueva circunstancia sostenible; requerimos más áreas verdes, calles arboladas, vehículos menos contaminantes, energías limpias, ciudadanos más empáticos y responsables con el medio ambiente.

La agenda 2030 para el desarrollo sostenible no pasa por su mejor momento, muchos de los objetivos no serán alcanzados en los próximos años, y esta realidad obliga a generar un esfuerzo desde lo local, puesto que la respuesta no vendrá de Glasgow, ni de París ni de Kioto, la respuesta tiene que surgir en Chihuahua, en Camargo, en Parral y en Guadalupe y Calvo.

Y es que, a decir verdad, los incendios forestales en nuestra Sierra Tarahumara, la aridez en el campo, la pérdida del hato ganadero y las consecuencias para miles de ciudadanos son un tema local que nos atañe a todos y todas comenzar por revertir.

La transición energética y la revolución verde no pueden verse como una alternativa ajena a nuestro existir del día a día, la transformación verde y el cuidado del planeta hace imprescindible resolver e implantar espacios armónicos en nuestros municipios, además de adquirir responsabilidad y conciencia sustentable en la planificación urbana. Lo que significa reconocer y preservar los recursos naturales, ecológicos y paisajísticos de nuestro entorno.

Chihuahua tiene horas inmensas de valles soleados, energía térmica, vientos capaces de brindar oportunidad energética a muchos ciudadanos, la tecnología debe buscar ser facilitada y el sector Público capaz de colaborar con el privado para promover esta agenda.

Impulsemos estos temas como una necesidad para transformar nuestra realidad y forma de vida, y no como una agenda de un sector privilegiado de la sociedad que puede tener celdas solares en su vivienda.

El medio ambiente lo requiere, Chihuahua lo necesita, nuestras ciudades deben transitar y adaptarse a esta circunstancia, y no podemos seguir postergando esta transición.

Hoy más que nunca podemos ver que la respuesta es local y no será impulsada por grandes transformaciones, sino por cambios pequeños y paulatinos que vayan mejorando nuestra manera de interactuar con el medio ambiente.

La COP 26 en Glasgow nos demuestra que el problema sigue siendo enorme, pero también, nos indica que tenemos frente a nosotros una gran oportunidad por mejorar la calidad de vida de quienes hoy estamos, y vendrán.

El reloj está corriendo, ¡o iniciamos ahora o no lo haremos nunca!



En México, el cambio climático ha tomado fuerza, sus efectos no son ajenos a nuestra vida diaria, la adaptación, las pérdidas y los daños son relevantes por tratarse de un país vulnerable a los impactos del cambio climático debido a su ubicación geográfica, las fuertes brechas de desigualdad socioeconómica de la población y la presencia de un importante patrimonio natural y cultural que es medular conservar y restaurar.

Tan sólo en nuestro estado las sequías prolongadas, el cambio de temperaturas y sus efectos en nuestra cotidianidad son una realidad, hoy más que nunca tenemos que pensar en adaptar nuestras viviendas, nuestros vehículos y nuestras ciudades a esta nueva circunstancia sostenible; requerimos más áreas verdes, calles arboladas, vehículos menos contaminantes, energías limpias, ciudadanos más empáticos y responsables con el medio ambiente.

La agenda 2030 para el desarrollo sostenible no pasa por su mejor momento, muchos de los objetivos no serán alcanzados en los próximos años, y esta realidad obliga a generar un esfuerzo desde lo local, puesto que la respuesta no vendrá de Glasgow, ni de París ni de Kioto, la respuesta tiene que surgir en Chihuahua, en Camargo, en Parral y en Guadalupe y Calvo.

Y es que, a decir verdad, los incendios forestales en nuestra Sierra Tarahumara, la aridez en el campo, la pérdida del hato ganadero y las consecuencias para miles de ciudadanos son un tema local que nos atañe a todos y todas comenzar por revertir.

La transición energética y la revolución verde no pueden verse como una alternativa ajena a nuestro existir del día a día, la transformación verde y el cuidado del planeta hace imprescindible resolver e implantar espacios armónicos en nuestros municipios, además de adquirir responsabilidad y conciencia sustentable en la planificación urbana. Lo que significa reconocer y preservar los recursos naturales, ecológicos y paisajísticos de nuestro entorno.

Chihuahua tiene horas inmensas de valles soleados, energía térmica, vientos capaces de brindar oportunidad energética a muchos ciudadanos, la tecnología debe buscar ser facilitada y el sector Público capaz de colaborar con el privado para promover esta agenda.

Impulsemos estos temas como una necesidad para transformar nuestra realidad y forma de vida, y no como una agenda de un sector privilegiado de la sociedad que puede tener celdas solares en su vivienda.

El medio ambiente lo requiere, Chihuahua lo necesita, nuestras ciudades deben transitar y adaptarse a esta circunstancia, y no podemos seguir postergando esta transición.

Hoy más que nunca podemos ver que la respuesta es local y no será impulsada por grandes transformaciones, sino por cambios pequeños y paulatinos que vayan mejorando nuestra manera de interactuar con el medio ambiente.

La COP 26 en Glasgow nos demuestra que el problema sigue siendo enorme, pero también, nos indica que tenemos frente a nosotros una gran oportunidad por mejorar la calidad de vida de quienes hoy estamos, y vendrán.

El reloj está corriendo, ¡o iniciamos ahora o no lo haremos nunca!