/ sábado 5 de septiembre de 2020

Pandemia y big data

La tecnología es una de las principales herramientas por las que están apostando tanto autoridades gubernamentales, como individuos y empresas para hacer frente a los retos que plantea el Covid-19.

Desde aplicaciones móviles para detectar posibles contagios y establecer protocolos de actuación en caso de desarrollar sintomatología, hasta la generalización del trabajo remoto, o el auge del comercio electrónico.

Otro de los grandes protagonistas tecnológicos en la lucha contra el virus y también en la nueva normalidad es el famoso big data.


¿Qué es el big data?

Es el conjunto de información capaz de responder a todo tipo de preguntas, evitar, o reducir riesgos y crear nuevas oportunidades en innumerables ámbitos: política electoral, gobierno y el comercial.

Empresas como Google, Facebook, o WhatsApp tienen la influencia, el poder y ahora tu información, el oro digital del siglo XXI.

El big data en la pandemia ha tomado relevancia informativa en México y el resto de América Latina. Mientras que en países como China, Singapur, Corea del Sur o Japón es algo normalizado y que no provoca el debate ni genera la polémica que surge de este lado del mundo por la privacidad.

Una aplicación de big data canadiense, por ejemplo, llegó a prevenir el brote de Covid- 19 originado en China a comienzos de año, varios días antes incluso que la Organización Mundial de la Salud, como caso de éxito.

El algoritmo de varias redes sociales y aplicaciones de celulares nos conoce mejor que nosotros mismos y el uso incorrecto del big data puede desembocar riesgos a la privacidad muy graves.

Esta es una de las problemáticas más preocupantes, a raíz de la pandemia, que giran alrededor del uso del big data, especialmente en México nos preocupa el temor a un estado controlador y autoritario con capacidad de conocer y dirigir las vidas de los ciudadanos hace que seamos mucho más reacios a aceptar estas técnicas si no cumplen con unos determinados requisitos y garantías que aseguren el anonimato y la privacidad de los usuarios, el consentimiento y el tratamiento de la información para propósitos lícitos.

La pregunta es: De estos algoritmos de control depende nuestra relación futura con las nuevas tecnologías, ¿será el big data un aliado de las libertades? ¿O se convertirá en herramienta para controlar, conocer y dirigir la vida de cada uno de los habitantes del planeta?

Estaremos en el futuro muy cercano, ¿controlados en la totalidad de nuestros comportamientos por el big data y la inteligencia artificial?

Es el gran dilema al que, como humanidad, nos enfrentaremos muy pronto. Más pronto de lo que nos imaginamos.

Por lo pronto, en esta pandemia, el big data ha sido una herramienta de doble filo (por las fake news), pero en la pandemia ha sido muy útil.



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La tecnología es una de las principales herramientas por las que están apostando tanto autoridades gubernamentales, como individuos y empresas para hacer frente a los retos que plantea el Covid-19.

Desde aplicaciones móviles para detectar posibles contagios y establecer protocolos de actuación en caso de desarrollar sintomatología, hasta la generalización del trabajo remoto, o el auge del comercio electrónico.

Otro de los grandes protagonistas tecnológicos en la lucha contra el virus y también en la nueva normalidad es el famoso big data.


¿Qué es el big data?

Es el conjunto de información capaz de responder a todo tipo de preguntas, evitar, o reducir riesgos y crear nuevas oportunidades en innumerables ámbitos: política electoral, gobierno y el comercial.

Empresas como Google, Facebook, o WhatsApp tienen la influencia, el poder y ahora tu información, el oro digital del siglo XXI.

El big data en la pandemia ha tomado relevancia informativa en México y el resto de América Latina. Mientras que en países como China, Singapur, Corea del Sur o Japón es algo normalizado y que no provoca el debate ni genera la polémica que surge de este lado del mundo por la privacidad.

Una aplicación de big data canadiense, por ejemplo, llegó a prevenir el brote de Covid- 19 originado en China a comienzos de año, varios días antes incluso que la Organización Mundial de la Salud, como caso de éxito.

El algoritmo de varias redes sociales y aplicaciones de celulares nos conoce mejor que nosotros mismos y el uso incorrecto del big data puede desembocar riesgos a la privacidad muy graves.

Esta es una de las problemáticas más preocupantes, a raíz de la pandemia, que giran alrededor del uso del big data, especialmente en México nos preocupa el temor a un estado controlador y autoritario con capacidad de conocer y dirigir las vidas de los ciudadanos hace que seamos mucho más reacios a aceptar estas técnicas si no cumplen con unos determinados requisitos y garantías que aseguren el anonimato y la privacidad de los usuarios, el consentimiento y el tratamiento de la información para propósitos lícitos.

La pregunta es: De estos algoritmos de control depende nuestra relación futura con las nuevas tecnologías, ¿será el big data un aliado de las libertades? ¿O se convertirá en herramienta para controlar, conocer y dirigir la vida de cada uno de los habitantes del planeta?

Estaremos en el futuro muy cercano, ¿controlados en la totalidad de nuestros comportamientos por el big data y la inteligencia artificial?

Es el gran dilema al que, como humanidad, nos enfrentaremos muy pronto. Más pronto de lo que nos imaginamos.

Por lo pronto, en esta pandemia, el big data ha sido una herramienta de doble filo (por las fake news), pero en la pandemia ha sido muy útil.



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