/ viernes 14 de enero de 2022

Pandemia y redes sociales

Es evidente el papel protagónico que han tenido las redes sociales en la difusión de datos, razonamientos y pronósticos, tanto de científicos como de no científicos, sobre la pandemia de Covid-19 y la forma en que la hemos encarado.

La internet es uno de los recursos más importantes con los que la sociedad cuenta para publicar y encontrar información (y desinformación) sobre este grave problema sanitario y muchos otros. Hasta los mismos canales de comunicación masiva tradicionales transmiten contenidos de las redes sociales, tomándolas como fuentes noticiosas.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019, más del 70% de la población nacional mayor de 6 años usa internet y poco más del 56% de los hogares mexicanos están conectados. También se encontró que se conecta el 94% de personas con estudios universitarios y el 59% de personas con educación básica.

Estos datos parecen ser suficientes para convencernos de la importancia que la internet tiene en los procesos informativos de nuestra sociedad, convirtiéndose en un recurso indispensable para mejorar la vida en comunidad y enfrentar con relativo éxito retos como el de la pandemia de Covid-19. Y, sin embargo, este camino hacia tal mejoramiento no ha resultado del todo fácil.

En internet, sobre todo a través de las redes sociales, la desinformación es tal que incluso ante su grave manifestación se ha llegado referirse a ella como “infodemia”, neologismo aceptado y definido por la Real Academia Española de la Lengua como “sobreabundancia de información (alguna rigurosa y otra falsa) sobre un tema”.

Disponer de una gran cantidad de datos no significa estar bien informado, y eso nos ha ocurrido con la internet. Es por ello que nos toca insistir en una sólida y completa educación para el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, para que nos provean realmente de información y comunicación.

¿Qué más da cuántos nos conectemos y por cuántas horas lo hagamos si no aprendemos a navegar con criterio en la internet? Sin una actitud crítica ante las redes sociales, sobre todo, quedamos a expensas de una desorientación y los correspondientes desaciertos a los que nos ha de llevar. Es necesaria una vacuna contra la infodemia, y esa se aplica a través de la educación.

Hay que protegernos contra lo perniciosas que resultan ser las redes sociales, pero sin dejar de aprovechar el enorme beneficio que también representan al momento en que transmiten un estado de cosas y un clima de opinión con el debido respeto a la verdad y a la razón. Las redes sociales nos pueden dar información y a la vez motivar la discusión sobre la pandemia.

Las redes sociales han sido muy importantes en estos dos años, y lo seguirán siendo en lo que le quede a este proceso que estamos viviendo. Aprovechémoslas bien.


Es evidente el papel protagónico que han tenido las redes sociales en la difusión de datos, razonamientos y pronósticos, tanto de científicos como de no científicos, sobre la pandemia de Covid-19 y la forma en que la hemos encarado.

La internet es uno de los recursos más importantes con los que la sociedad cuenta para publicar y encontrar información (y desinformación) sobre este grave problema sanitario y muchos otros. Hasta los mismos canales de comunicación masiva tradicionales transmiten contenidos de las redes sociales, tomándolas como fuentes noticiosas.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019, más del 70% de la población nacional mayor de 6 años usa internet y poco más del 56% de los hogares mexicanos están conectados. También se encontró que se conecta el 94% de personas con estudios universitarios y el 59% de personas con educación básica.

Estos datos parecen ser suficientes para convencernos de la importancia que la internet tiene en los procesos informativos de nuestra sociedad, convirtiéndose en un recurso indispensable para mejorar la vida en comunidad y enfrentar con relativo éxito retos como el de la pandemia de Covid-19. Y, sin embargo, este camino hacia tal mejoramiento no ha resultado del todo fácil.

En internet, sobre todo a través de las redes sociales, la desinformación es tal que incluso ante su grave manifestación se ha llegado referirse a ella como “infodemia”, neologismo aceptado y definido por la Real Academia Española de la Lengua como “sobreabundancia de información (alguna rigurosa y otra falsa) sobre un tema”.

Disponer de una gran cantidad de datos no significa estar bien informado, y eso nos ha ocurrido con la internet. Es por ello que nos toca insistir en una sólida y completa educación para el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, para que nos provean realmente de información y comunicación.

¿Qué más da cuántos nos conectemos y por cuántas horas lo hagamos si no aprendemos a navegar con criterio en la internet? Sin una actitud crítica ante las redes sociales, sobre todo, quedamos a expensas de una desorientación y los correspondientes desaciertos a los que nos ha de llevar. Es necesaria una vacuna contra la infodemia, y esa se aplica a través de la educación.

Hay que protegernos contra lo perniciosas que resultan ser las redes sociales, pero sin dejar de aprovechar el enorme beneficio que también representan al momento en que transmiten un estado de cosas y un clima de opinión con el debido respeto a la verdad y a la razón. Las redes sociales nos pueden dar información y a la vez motivar la discusión sobre la pandemia.

Las redes sociales han sido muy importantes en estos dos años, y lo seguirán siendo en lo que le quede a este proceso que estamos viviendo. Aprovechémoslas bien.