/ martes 19 de junio de 2018

Paola Vianello: en memoria


Entre los actos académicos efectuados para conmemorar el sesquicentenario de la Escuela Nacional Preparatoria cabe mencionar el ciclo de conferencias organizado por Rosenda A. Romero Martínez, incansable promotora de la difusión de las letras clásicas en la UNAM, jefa del departamento del área en cuestión, particularmente en el seno de la ancestral institución al servicio de la educación media superior en México.

Recientemente, la mencionada coordinadora académica (nos referimos a la maestra Romero Martínez) encabezó el ciclo de participaciones con el propósito de elevar a compromiso la tarea de difundir la cultura clásica, lo cual permite ir más allá de lo meramente helénico y romano.

Mesopotamia, Siria, Egipto ofrecen el flanco olvidado que, por cierto, ha resucitado Hutchinson con su “Creta Prehistórica” y ha enaltecido asimismo Martin Bernal en “Atenea Negra”.

Decir y pensar lo clásico no siempre ha suscitado en el ánimo la noción de modernidad, o bien de contemporaneidad. Más bien se ha entendido como algo ancestral, sinónimo de antiguo; incluso obsoleto y periclitado.

No obstante, es cosecha viva, viviente, cuya permanencia equivale a la semilla prodigiosa que mantiene los pilares de nuestra actual cultura.

Lo clásico, así, se convierte en la herencia rediviva, el ADN aportado por mujeres y hombres que son los arquitectos de nuestro pasado, del presente y del futuro de la Historia universal.

En el trasfondo de aquellas hazañas imperecederas destaca la efigie de la doctora Paola Vianello, fundadora y primera presidente (en 1999) de la Asociación Mexicana de Estudios Clásicos (AMEC).

Italiana de origen, la maestra Vianello se identificó con la enseñanza superior en la UNAM a través del Instituto de Investigaciones Filológicas de la casa de estudios, al grado tal que una vez fallecida, sus deudos cumplieron uno de sus caros anhelos al donar su biblioteca personal de casi diez mil obras clásicas al acervo que lleva el nombre de otro inolvidable maestro, don Rubén Bonifaz Nuño.

En dicha ocasión inaugural, la doctora Vianello expresó: “Todas las formas de comunicación y discurso serán experimentadas en la AMEC para lograr nuestros objetivos de construir una comunidad participativa, informada e integrada por confluencias recíprocas: conferencias, mesas redondas, cursos, talleres, coloquios, encuentros, congresos, artículos científicos y de difusión, libros, folletos, traducciones, programas de radio, exposiciones, visitas guiadas, representaciones o funciones culturales…”.

Entretanto ocurre la difusión de la cultura clásica, sirvan estas líneas para honrar la memoria de quien logró sembrar en las mentes y los corazones unas semillas que dan su fruto actualmente, en la medida que se lleva a cabo la compartición de la cultura antigua como cimiento y proyecto de incalculables resonancias.

Redefinir lo clásico, convirtiendo la herencia ancestral en fuente de vida académica y cultural en sentido amplio, es labor que no concluye con el auge de la escolástica y el pensamiento tradicional en los preámbulos de la Edad Media.

Ese paso, resulta aportación, entre otras, para el desarrollo de las metas y objetivos propuestos por la AMEC y su entusiasta e inolvidable inspiradora, la doctora Vianello, a quien ningún homenaje, a pesar de todo, hará palidecer su inconmensurable aporte por nuestras aulas y cubículos. Y su inextinguible ejemplo de creatividad. Y por su brillante desempeño bibliográfico.

http://federicoosorioaltuzar.blogspot.mx



Entre los actos académicos efectuados para conmemorar el sesquicentenario de la Escuela Nacional Preparatoria cabe mencionar el ciclo de conferencias organizado por Rosenda A. Romero Martínez, incansable promotora de la difusión de las letras clásicas en la UNAM, jefa del departamento del área en cuestión, particularmente en el seno de la ancestral institución al servicio de la educación media superior en México.

Recientemente, la mencionada coordinadora académica (nos referimos a la maestra Romero Martínez) encabezó el ciclo de participaciones con el propósito de elevar a compromiso la tarea de difundir la cultura clásica, lo cual permite ir más allá de lo meramente helénico y romano.

Mesopotamia, Siria, Egipto ofrecen el flanco olvidado que, por cierto, ha resucitado Hutchinson con su “Creta Prehistórica” y ha enaltecido asimismo Martin Bernal en “Atenea Negra”.

Decir y pensar lo clásico no siempre ha suscitado en el ánimo la noción de modernidad, o bien de contemporaneidad. Más bien se ha entendido como algo ancestral, sinónimo de antiguo; incluso obsoleto y periclitado.

No obstante, es cosecha viva, viviente, cuya permanencia equivale a la semilla prodigiosa que mantiene los pilares de nuestra actual cultura.

Lo clásico, así, se convierte en la herencia rediviva, el ADN aportado por mujeres y hombres que son los arquitectos de nuestro pasado, del presente y del futuro de la Historia universal.

En el trasfondo de aquellas hazañas imperecederas destaca la efigie de la doctora Paola Vianello, fundadora y primera presidente (en 1999) de la Asociación Mexicana de Estudios Clásicos (AMEC).

Italiana de origen, la maestra Vianello se identificó con la enseñanza superior en la UNAM a través del Instituto de Investigaciones Filológicas de la casa de estudios, al grado tal que una vez fallecida, sus deudos cumplieron uno de sus caros anhelos al donar su biblioteca personal de casi diez mil obras clásicas al acervo que lleva el nombre de otro inolvidable maestro, don Rubén Bonifaz Nuño.

En dicha ocasión inaugural, la doctora Vianello expresó: “Todas las formas de comunicación y discurso serán experimentadas en la AMEC para lograr nuestros objetivos de construir una comunidad participativa, informada e integrada por confluencias recíprocas: conferencias, mesas redondas, cursos, talleres, coloquios, encuentros, congresos, artículos científicos y de difusión, libros, folletos, traducciones, programas de radio, exposiciones, visitas guiadas, representaciones o funciones culturales…”.

Entretanto ocurre la difusión de la cultura clásica, sirvan estas líneas para honrar la memoria de quien logró sembrar en las mentes y los corazones unas semillas que dan su fruto actualmente, en la medida que se lleva a cabo la compartición de la cultura antigua como cimiento y proyecto de incalculables resonancias.

Redefinir lo clásico, convirtiendo la herencia ancestral en fuente de vida académica y cultural en sentido amplio, es labor que no concluye con el auge de la escolástica y el pensamiento tradicional en los preámbulos de la Edad Media.

Ese paso, resulta aportación, entre otras, para el desarrollo de las metas y objetivos propuestos por la AMEC y su entusiasta e inolvidable inspiradora, la doctora Vianello, a quien ningún homenaje, a pesar de todo, hará palidecer su inconmensurable aporte por nuestras aulas y cubículos. Y su inextinguible ejemplo de creatividad. Y por su brillante desempeño bibliográfico.

http://federicoosorioaltuzar.blogspot.mx