/ miércoles 13 de mayo de 2020

¿Para qué regresar a clases?

Cerca de 32 millones de estudiantes de educación básica de todo el país están en sus casas, la mayoría de ellos recibiendo educación virtual a través del internet, la televisión y la radio. Sólo un porcentaje muy limitado de alumnos de comunidades rurales alejadas y de alta marginación no recibe ningún apoyo en su proceso educativo. Esta educación virtual en todas sus modalidades no ha estado exenta de problemas de concepción, operación y evaluación tanto por parte de los directivos, los maestros, como los papás y alumnos. Pero aún así se está haciendo un gran esfuerzo porque los escolares aprovechen lo mejor posible este período de confinamiento.

Hasta hoy la fecha oficial federal para el regreso a clases anunciada por el secretario Moctezuma Barragán es el primero de junio. Todos entendemos que es una fecha referencial susceptible de cambio con base en la evolución de la pandemia y entendemos que se puede posponer hasta unos días antes del 15 de julio que es el término del ciclo escolar 2019-2020. Ya empezamos a escuchar algunos colectivos de padres de familia, incluso autoridades estatales que piden no regresar a clases de manera presencial, hasta el próximo ciclo escolar, sobre todo para evitar un posible contagio de los alumnos en la escuela, aún cuando ya no se esté en el pico de la pandemia. Este es un criterio sanitario que prima sobre cualquier otro.

El criterio educativo a considerar es que estamos empezando a conocer, utilizar y optimizar el aprendizaje virtual desde el 30 de abril, y a este gran esfuerzo colectivo es bueno darle un tiempo suficiente para que los maestros y los alumnos lo lleguen a dominar lo mejor posible. También es factible que tengamos que volver a utilizar las herramientas virtuales si vuelve a existir un rebrote del virus. Todos los niños quisieran volver pronto a la escuela y convivir con sus amigos y jugar en el patio disfrutando el recreo. Lo que podemos hacer mientras termina el confinamiento desde el proceso educativo es ayudar durante esta cuarentena a que los niños y jóvenes descubran su pasión, si les fomentamos a fondo la curiosidad, si les esforzamos el espíritu de perseverancia y a no rendirse ante el fracaso, si les cultivamos en casa la cordialidad, la ternura, el cuidado, la gentileza, la compasión, el buen humor, el rito y el juego. Si aprenden a cantarles canciones a sus hermanos menores, si aprenden a cuidar a sus mascotas y bañarlos, si aprenden a sembrar una planta, cultivar un huerto, si aprenden a limpiar su cuarto, a poner en orden sus cosas, a pintar un cuadro, tocar un instrumento, aprender una rutina de ejercicio, a leer por placer, a lo mejor se pierde una parte del año escolar, pero ganamos un mejor futuro.

Cerca de 32 millones de estudiantes de educación básica de todo el país están en sus casas, la mayoría de ellos recibiendo educación virtual a través del internet, la televisión y la radio. Sólo un porcentaje muy limitado de alumnos de comunidades rurales alejadas y de alta marginación no recibe ningún apoyo en su proceso educativo. Esta educación virtual en todas sus modalidades no ha estado exenta de problemas de concepción, operación y evaluación tanto por parte de los directivos, los maestros, como los papás y alumnos. Pero aún así se está haciendo un gran esfuerzo porque los escolares aprovechen lo mejor posible este período de confinamiento.

Hasta hoy la fecha oficial federal para el regreso a clases anunciada por el secretario Moctezuma Barragán es el primero de junio. Todos entendemos que es una fecha referencial susceptible de cambio con base en la evolución de la pandemia y entendemos que se puede posponer hasta unos días antes del 15 de julio que es el término del ciclo escolar 2019-2020. Ya empezamos a escuchar algunos colectivos de padres de familia, incluso autoridades estatales que piden no regresar a clases de manera presencial, hasta el próximo ciclo escolar, sobre todo para evitar un posible contagio de los alumnos en la escuela, aún cuando ya no se esté en el pico de la pandemia. Este es un criterio sanitario que prima sobre cualquier otro.

El criterio educativo a considerar es que estamos empezando a conocer, utilizar y optimizar el aprendizaje virtual desde el 30 de abril, y a este gran esfuerzo colectivo es bueno darle un tiempo suficiente para que los maestros y los alumnos lo lleguen a dominar lo mejor posible. También es factible que tengamos que volver a utilizar las herramientas virtuales si vuelve a existir un rebrote del virus. Todos los niños quisieran volver pronto a la escuela y convivir con sus amigos y jugar en el patio disfrutando el recreo. Lo que podemos hacer mientras termina el confinamiento desde el proceso educativo es ayudar durante esta cuarentena a que los niños y jóvenes descubran su pasión, si les fomentamos a fondo la curiosidad, si les esforzamos el espíritu de perseverancia y a no rendirse ante el fracaso, si les cultivamos en casa la cordialidad, la ternura, el cuidado, la gentileza, la compasión, el buen humor, el rito y el juego. Si aprenden a cantarles canciones a sus hermanos menores, si aprenden a cuidar a sus mascotas y bañarlos, si aprenden a sembrar una planta, cultivar un huerto, si aprenden a limpiar su cuarto, a poner en orden sus cosas, a pintar un cuadro, tocar un instrumento, aprender una rutina de ejercicio, a leer por placer, a lo mejor se pierde una parte del año escolar, pero ganamos un mejor futuro.