/ sábado 25 de agosto de 2018

Para tener más


“Un millón de cosas que vamos a hacer no valen lo que una que ya estamos haciendo. Un kilo ‘en este momento’ vale más que una tonelada de ‘mañanas’”


La única forma de tener más, es produciendo más. El repartir lo que hay sólo ha acabado con el bienestar de todas las personas donde se ha intentado.


Trabajar a medias no debe ni puede ser. O trabajamos duro y llegamos al éxito o hacemos como que trabajamos; o también, esperamos ayuda del gobierno benefactor, y vamos al fracaso. El trabajo bien hecho es la única oración que escucha la naturaleza. Ningún país es rico por accidente. Ningún país socialista latinoamericano ha sacado a la sociedad de pobre.


No nos convertimos en país rico y justo por accidente, y el serlo no es producto de la casualidad, sino resultado del esfuerzo y la eficiencia de los ciudadanos. El que prometan el cielo, la luna y la tierra sólo provoca la desidia y la falta de iniciativa de los pueblos. La única forma de corregir esto es aumentando la responsabilidad de las personas.


La única forma de mejorar la producción es aumentar la responsabilidad, la eficiencia, y la voluntad del ciudadano. El problema es que eso que llaman “la cuarta transformación” la cual por cierto es la que obviamente nos llevará a los más profundos abismos de la corrupción. “Dime con quién andas y te diré quién eres” se afirma. Y ya sabemos quiénes componen “Morena” y rodean al que se cree redentor. La “mafia del poder” sólo cambió de dirección.


Lo que más necesitamos no son proyectos, sino las personas adecuadas que los ejecuten. Un buen proyecto o programa sin las personas adecuadas es tiempo y dinero perdidos.


Un millón de cosas que vamos a hacer no valen lo que una que ya estamos haciendo. Un kilo “en este momento” vale más que una tonelada de “mañanas”. Esos proyectos y esas promesas que a primera vista parecen maravillosas, solamente pueden mostrar su mérito si pueden ser realizados. Todo apunta que no podrán serlo.


Ninguna nación puede llegar al límite de su capacidad productiva si las ideas y energías de sus ciudadanos están subordinadas al capricho y la ignorancia de una burocracia irresponsable con antecedentes de corrupción que va en aumento. Si el “odioso” neoliberalismo no tiene un récord perfecto, el del socialismo latinoamericano es peor todavía.


La historia y las estadísticas han probado la utilidad del capital, el cual es más útil en manos del individuo que en manos del Estado.




“Un millón de cosas que vamos a hacer no valen lo que una que ya estamos haciendo. Un kilo ‘en este momento’ vale más que una tonelada de ‘mañanas’”


La única forma de tener más, es produciendo más. El repartir lo que hay sólo ha acabado con el bienestar de todas las personas donde se ha intentado.


Trabajar a medias no debe ni puede ser. O trabajamos duro y llegamos al éxito o hacemos como que trabajamos; o también, esperamos ayuda del gobierno benefactor, y vamos al fracaso. El trabajo bien hecho es la única oración que escucha la naturaleza. Ningún país es rico por accidente. Ningún país socialista latinoamericano ha sacado a la sociedad de pobre.


No nos convertimos en país rico y justo por accidente, y el serlo no es producto de la casualidad, sino resultado del esfuerzo y la eficiencia de los ciudadanos. El que prometan el cielo, la luna y la tierra sólo provoca la desidia y la falta de iniciativa de los pueblos. La única forma de corregir esto es aumentando la responsabilidad de las personas.


La única forma de mejorar la producción es aumentar la responsabilidad, la eficiencia, y la voluntad del ciudadano. El problema es que eso que llaman “la cuarta transformación” la cual por cierto es la que obviamente nos llevará a los más profundos abismos de la corrupción. “Dime con quién andas y te diré quién eres” se afirma. Y ya sabemos quiénes componen “Morena” y rodean al que se cree redentor. La “mafia del poder” sólo cambió de dirección.


Lo que más necesitamos no son proyectos, sino las personas adecuadas que los ejecuten. Un buen proyecto o programa sin las personas adecuadas es tiempo y dinero perdidos.


Un millón de cosas que vamos a hacer no valen lo que una que ya estamos haciendo. Un kilo “en este momento” vale más que una tonelada de “mañanas”. Esos proyectos y esas promesas que a primera vista parecen maravillosas, solamente pueden mostrar su mérito si pueden ser realizados. Todo apunta que no podrán serlo.


Ninguna nación puede llegar al límite de su capacidad productiva si las ideas y energías de sus ciudadanos están subordinadas al capricho y la ignorancia de una burocracia irresponsable con antecedentes de corrupción que va en aumento. Si el “odioso” neoliberalismo no tiene un récord perfecto, el del socialismo latinoamericano es peor todavía.


La historia y las estadísticas han probado la utilidad del capital, el cual es más útil en manos del individuo que en manos del Estado.