/ jueves 27 de agosto de 2020

Particular inicio de clases

Esta semana, 36 millones de estudiantes, de los cuales 25.4 corresponden a la educación básica, inician un ciclo escolar inédito. Hoy como nunca la incertidumbre es una parte importante de la carga horaria que comparte no solamente el personal docente y estudiantes, sino que llega, en diferentes momentos y tensiones, a cada uno de esos hogares, pues las familias de alguna manera deben de apoyar mediante un proceso de acompañamiento que, dadas las circunstancias, resultará fundamental para evitar, en todo lo que se pueda, se detenga el proceso de aprendizaje de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

Ante la imposibilidad de un reinicio de clases de manera presencial, incluso de manera parcial o en horarios alternos, la autoridad educativa ha definido que será la televisión el medio por medio del cual habrá de enfrentar la problemática, buscando incorporar al iniciado al término del ciclo escolar pasado con las clases en línea, las cuales, dadas las características de alcance de la red de internet en las zonas vulnerables, resultaron a todas luces insuficientes.

La televisión por sí sola sin duda es una mala compañía, sin embargo, vale la pena explorar, aunque sea de manera superficial, las implicaciones que ello tiene en el sector educativo, sobre todo en las tres dimensiones que comúnmente se toman en consideración, que son el contenido, el medio y el lenguaje que se utiliza con frecuencia en este para nada discutible medio popular de comunicación.

Por una parte, el sentido de la comunicación unidireccional, la publicidad, los intereses ocultos y el formato en que se presentan la mayoría de los programas que son “para toda la familia” representan algunos de los elementos que son nocivos y poco defendibles en una situación como la que se presenta en estos momentos de vinculación con el Sistema Educativo Nacional.

Por el otro, a pesar de lo anterior, existen situaciones que pueden tomarse en consideración como puntos a favor de su utilización en estos momentos, por ejemplo, que los contenidos no van a ser definidos por las televisoras, aparecerán profesionales de la educación a la par de presentadores populares del medio, como vía de “popularizar” los contenidos educativos, mismos que podrán ser manejados y retroalimentados por el personal docente en los diferentes medios que se han preparado para ello en las entidades de la República.

La situación no está sencilla de ninguna manera, es más, se puede decir que, como lo menciona la Unesco, “muchos países han tenido que encontrar rápidamente soluciones eficaces a esta situación, y la televisión y la radio han demostrado ser una buena alternativa”, que permita llegar lo más lejos posible hablando de cobertura, en sincronía con otros medios que permitan matizar y mejorar lo que se ofrece ahí.

Sin duda algunos de los factores que en mayor medida harán la diferencia a lo largo de este complejo periodo en el que nos encontramos, son el esfuerzo, la imaginación, la creatividad y la singularidad de los trabajadores de la educación, quienes se apoyarán del conocimiento de sus estudiantes y los mecanismos que ya se han intentado, más allá de lo que les inviten e indiquen sus autoridades educativas.


El autor es parte de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

manuelnavarrow@gmail.com

https://manuelnavarrow.com


Esta semana, 36 millones de estudiantes, de los cuales 25.4 corresponden a la educación básica, inician un ciclo escolar inédito. Hoy como nunca la incertidumbre es una parte importante de la carga horaria que comparte no solamente el personal docente y estudiantes, sino que llega, en diferentes momentos y tensiones, a cada uno de esos hogares, pues las familias de alguna manera deben de apoyar mediante un proceso de acompañamiento que, dadas las circunstancias, resultará fundamental para evitar, en todo lo que se pueda, se detenga el proceso de aprendizaje de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

Ante la imposibilidad de un reinicio de clases de manera presencial, incluso de manera parcial o en horarios alternos, la autoridad educativa ha definido que será la televisión el medio por medio del cual habrá de enfrentar la problemática, buscando incorporar al iniciado al término del ciclo escolar pasado con las clases en línea, las cuales, dadas las características de alcance de la red de internet en las zonas vulnerables, resultaron a todas luces insuficientes.

La televisión por sí sola sin duda es una mala compañía, sin embargo, vale la pena explorar, aunque sea de manera superficial, las implicaciones que ello tiene en el sector educativo, sobre todo en las tres dimensiones que comúnmente se toman en consideración, que son el contenido, el medio y el lenguaje que se utiliza con frecuencia en este para nada discutible medio popular de comunicación.

Por una parte, el sentido de la comunicación unidireccional, la publicidad, los intereses ocultos y el formato en que se presentan la mayoría de los programas que son “para toda la familia” representan algunos de los elementos que son nocivos y poco defendibles en una situación como la que se presenta en estos momentos de vinculación con el Sistema Educativo Nacional.

Por el otro, a pesar de lo anterior, existen situaciones que pueden tomarse en consideración como puntos a favor de su utilización en estos momentos, por ejemplo, que los contenidos no van a ser definidos por las televisoras, aparecerán profesionales de la educación a la par de presentadores populares del medio, como vía de “popularizar” los contenidos educativos, mismos que podrán ser manejados y retroalimentados por el personal docente en los diferentes medios que se han preparado para ello en las entidades de la República.

La situación no está sencilla de ninguna manera, es más, se puede decir que, como lo menciona la Unesco, “muchos países han tenido que encontrar rápidamente soluciones eficaces a esta situación, y la televisión y la radio han demostrado ser una buena alternativa”, que permita llegar lo más lejos posible hablando de cobertura, en sincronía con otros medios que permitan matizar y mejorar lo que se ofrece ahí.

Sin duda algunos de los factores que en mayor medida harán la diferencia a lo largo de este complejo periodo en el que nos encontramos, son el esfuerzo, la imaginación, la creatividad y la singularidad de los trabajadores de la educación, quienes se apoyarán del conocimiento de sus estudiantes y los mecanismos que ya se han intentado, más allá de lo que les inviten e indiquen sus autoridades educativas.


El autor es parte de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

manuelnavarrow@gmail.com

https://manuelnavarrow.com