/ miércoles 23 de octubre de 2019

Partidos políticos (III)

“El oportunismo ha campeado en los partidos políticos mexicanos”. S.A.R.


El golpe de Estado que dio Porfirio Díaz para asaltar el poder, fue militar, donde oportunistas lo rodearon para establecer la dictadura. Se debe insistir, que la dictadura es la violencia en el ejercicio del poder. Gobernar fuera de los mandatos constitucionales, actuar a capricho y abofetear al pueblo, al promover el encono y la división de los moradores de la patria. La Constitución de 1917 estableció las garantías sociales, además de las garantías individuales. Pero el caudillaje prevaleció y afectó los procesos revolucionarios. Cada partido que surgía en el escenario nacional era encabezado por bonapartistas que buscaban con afán dividir y vulnerar al partido hegemónico, grupúsculos, ciertos individuos con prestigio, buscaron crear institutos políticos, que francamente fueron a parar al ayuntamiento con quienes tenían el poder. José Vasconcelos con amplio prestigio en los grupos intelectuales y estudiantiles de la Ciudad de México, lanzó su candidatura a la presidencia y perdió, por cierto fue el primero en utilizar el concepto: fraude electoral. Terminó apoyando a los nazis, escribiendo artículos en revistas que hacían apologías de Hitler. Hernán Laborde, presidente del Partido Comunista, participó como delegado fraternal en la Congreso que creó el PRM. Uno de los miembros distinguidos del P(de)AN, Manuel Gómez Morín, se integró al gabinete del presidente Manuel Ávila Camacho.

Los partidos autodenominados de “izquierda” declararon la guerra al gobierno, y se iniciaron movimientos de huelgas primero, el magisterio y adelante, los ferrocarrileros. Surgieron grupos guerrilleros urbanos y rurales. De 1956 a 1961 se incrementó la acción de grupos campesinos y de estudiantes normalistas rurales. El PRI se resquebrajaba porque sus caudillos, perdón, dirigentes, se aferraron al castrante y asfixiante sistema corporativo, por un lado y a buscar oportunistas dentro de los empresarios, por otro. El último presidente priista fue Luis Echeverría, de allí en adelante, el partido hegemónico se dedicó a aupar caciques regionales con la bendición del presidente. Zedillo, por cierto aliado al dictador, se dedicó a destripar al PRI. Se preparaba el arribo del oportunismo pseudoizquierdista que se desmoronará muy pronto.

“El oportunismo ha campeado en los partidos políticos mexicanos”. S.A.R.


El golpe de Estado que dio Porfirio Díaz para asaltar el poder, fue militar, donde oportunistas lo rodearon para establecer la dictadura. Se debe insistir, que la dictadura es la violencia en el ejercicio del poder. Gobernar fuera de los mandatos constitucionales, actuar a capricho y abofetear al pueblo, al promover el encono y la división de los moradores de la patria. La Constitución de 1917 estableció las garantías sociales, además de las garantías individuales. Pero el caudillaje prevaleció y afectó los procesos revolucionarios. Cada partido que surgía en el escenario nacional era encabezado por bonapartistas que buscaban con afán dividir y vulnerar al partido hegemónico, grupúsculos, ciertos individuos con prestigio, buscaron crear institutos políticos, que francamente fueron a parar al ayuntamiento con quienes tenían el poder. José Vasconcelos con amplio prestigio en los grupos intelectuales y estudiantiles de la Ciudad de México, lanzó su candidatura a la presidencia y perdió, por cierto fue el primero en utilizar el concepto: fraude electoral. Terminó apoyando a los nazis, escribiendo artículos en revistas que hacían apologías de Hitler. Hernán Laborde, presidente del Partido Comunista, participó como delegado fraternal en la Congreso que creó el PRM. Uno de los miembros distinguidos del P(de)AN, Manuel Gómez Morín, se integró al gabinete del presidente Manuel Ávila Camacho.

Los partidos autodenominados de “izquierda” declararon la guerra al gobierno, y se iniciaron movimientos de huelgas primero, el magisterio y adelante, los ferrocarrileros. Surgieron grupos guerrilleros urbanos y rurales. De 1956 a 1961 se incrementó la acción de grupos campesinos y de estudiantes normalistas rurales. El PRI se resquebrajaba porque sus caudillos, perdón, dirigentes, se aferraron al castrante y asfixiante sistema corporativo, por un lado y a buscar oportunistas dentro de los empresarios, por otro. El último presidente priista fue Luis Echeverría, de allí en adelante, el partido hegemónico se dedicó a aupar caciques regionales con la bendición del presidente. Zedillo, por cierto aliado al dictador, se dedicó a destripar al PRI. Se preparaba el arribo del oportunismo pseudoizquierdista que se desmoronará muy pronto.