/ lunes 7 de marzo de 2022

Pemex y el medio ambiente

Por: Rafael Espino

En días pasados se debatió y aprobó en el Senado de la República la modificación al artículo 11 de la Ley de Petróleos Mexicanos para incluir en la estructura corporativa de la empresa productiva del Estado, para la realización de su objeto, junto con los criterios de eficiencia administrativa, optimización de recursos, mejores prácticas corporativas, transparencia y redituabilidad, a aquellos orientados a mantener un desarrollo sostenible e impulsar acciones de mitigación y de adaptación al cambio climático.

Muy encomiable sin duda el incluir estos propósitos dentro de los objetivos a alcanzar desde la conformación de la estructura organizacional de nuestra empresa petrolera. Más aún si estimamos que adoptamos compromisos internacionales al firmar el Acuerdo de París (que es un Tratado Internacional sobre Cambio Climático) aprobado por el propio Senado de la República el 21 de septiembre del 2016, que posteriormente fueron incorporados en la Ley General de Cambio Climático y luego que en 2017 suscribimos la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, para adoptar en nuestro país medidas tendientes para combatir el calentamiento global y reducir la emisión a la atmósfera de gases con efecto invernadero.

Más allá de estos cambios normativos es importante precisar y cuestionarnos para el futuro, qué tipo de país queremos y cuáles son las fuentes de energía que vamos a explotar y de las que vamos a disponer.

Por una parte, Pemex se encuentra dentro de las 20 principales compañías del mundo que en conjunto contribuyen con el 35% de todas las emisiones de bióxido de carbono y metano relacionadas con la producción de energía en el planeta. Su actividad y objeto mismo resultan naturalmente antagónicos al cuidado del medio ambiente. Por la otra, la extracción y explotación del petróleo en México ha sido pilar fundamental y sostén de nuestro desarrollo económico y de la planta productiva del país por los pasados 73 años, habida cuenta que la demanda de energía mundial seguirá creciendo por lo menos en las próximas tres décadas y en particular la del gas y el petróleo seguirán representando un mínimo del 30% del total de la energía en el mundo.

Debemos mencionar también que los ingresos petroleros han suplido tradicionalmente la debilidad recaudatoria del Estado Mexicano; simplemente el año pasado representaron aproximadamente un 14.9% del total de los ingresos presupuestarios federales.

El incluir estos criterios ambientales en la Ley de Petróleos Mexicanos constituye sin duda un parámetro de auditoría de cumplimiento que se encamina a un mejor desempeño en esta materia.

Por lo anterior debemos encontrar un punto medio en cuanto al cuidado del medio ambiente y el desarrollo sostenible que le permita a Petróleos Mexicanos cumplir con su objeto principal de desarrollar actividades empresariales, económicas, industriales y comerciales que le generen valor y rentabilidad al Estado Mexicano, actuando de manera eficiente y transparente, con responsabilidad social, ambiental y siempre procurando maximizar la renta petrolera para apoyar el desarrollo nacional.

El Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos ya incluye una estrategia específica para mitigar el impacto en los suelos y cuerpos de agua; así como para reducir las emisiones a la atmósfera en estricto cumplimiento con la regulación ambiental vigente y revertir el cambio climático; no obstante, debemos seguir trabajando para cumplir con los compromisos internacionales suscritos para la preservación y cuidado de nuestro planeta.


Por: Rafael Espino

En días pasados se debatió y aprobó en el Senado de la República la modificación al artículo 11 de la Ley de Petróleos Mexicanos para incluir en la estructura corporativa de la empresa productiva del Estado, para la realización de su objeto, junto con los criterios de eficiencia administrativa, optimización de recursos, mejores prácticas corporativas, transparencia y redituabilidad, a aquellos orientados a mantener un desarrollo sostenible e impulsar acciones de mitigación y de adaptación al cambio climático.

Muy encomiable sin duda el incluir estos propósitos dentro de los objetivos a alcanzar desde la conformación de la estructura organizacional de nuestra empresa petrolera. Más aún si estimamos que adoptamos compromisos internacionales al firmar el Acuerdo de París (que es un Tratado Internacional sobre Cambio Climático) aprobado por el propio Senado de la República el 21 de septiembre del 2016, que posteriormente fueron incorporados en la Ley General de Cambio Climático y luego que en 2017 suscribimos la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, para adoptar en nuestro país medidas tendientes para combatir el calentamiento global y reducir la emisión a la atmósfera de gases con efecto invernadero.

Más allá de estos cambios normativos es importante precisar y cuestionarnos para el futuro, qué tipo de país queremos y cuáles son las fuentes de energía que vamos a explotar y de las que vamos a disponer.

Por una parte, Pemex se encuentra dentro de las 20 principales compañías del mundo que en conjunto contribuyen con el 35% de todas las emisiones de bióxido de carbono y metano relacionadas con la producción de energía en el planeta. Su actividad y objeto mismo resultan naturalmente antagónicos al cuidado del medio ambiente. Por la otra, la extracción y explotación del petróleo en México ha sido pilar fundamental y sostén de nuestro desarrollo económico y de la planta productiva del país por los pasados 73 años, habida cuenta que la demanda de energía mundial seguirá creciendo por lo menos en las próximas tres décadas y en particular la del gas y el petróleo seguirán representando un mínimo del 30% del total de la energía en el mundo.

Debemos mencionar también que los ingresos petroleros han suplido tradicionalmente la debilidad recaudatoria del Estado Mexicano; simplemente el año pasado representaron aproximadamente un 14.9% del total de los ingresos presupuestarios federales.

El incluir estos criterios ambientales en la Ley de Petróleos Mexicanos constituye sin duda un parámetro de auditoría de cumplimiento que se encamina a un mejor desempeño en esta materia.

Por lo anterior debemos encontrar un punto medio en cuanto al cuidado del medio ambiente y el desarrollo sostenible que le permita a Petróleos Mexicanos cumplir con su objeto principal de desarrollar actividades empresariales, económicas, industriales y comerciales que le generen valor y rentabilidad al Estado Mexicano, actuando de manera eficiente y transparente, con responsabilidad social, ambiental y siempre procurando maximizar la renta petrolera para apoyar el desarrollo nacional.

El Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos ya incluye una estrategia específica para mitigar el impacto en los suelos y cuerpos de agua; así como para reducir las emisiones a la atmósfera en estricto cumplimiento con la regulación ambiental vigente y revertir el cambio climático; no obstante, debemos seguir trabajando para cumplir con los compromisos internacionales suscritos para la preservación y cuidado de nuestro planeta.