/ martes 21 de septiembre de 2021

Pensar rápido, pensar lento 

Por: Antonio Ríos Ramírez

El fin de semana tuve la oportunidad de leer un libro relacionado con el funcionamiento de la mente de las personas al momento de tomar decisiones. Me llamó la atención cómo las decisiones están ligadas a la psicología y al manejo de nuestras emociones.

El autor del libro desarrolló lo que se conoce como “La teoría de las perspectivas”, que nos dice que, cuando se nos presentan varias opciones, pero existe incertidumbre sobre el resultado que podemos obtener de cada una de dichas opciones, los humanos tenemos una tendencia a preferir las recompensas más seguras respecto a otras recompensas de mayor cuantía, aunque menos probables de obtener.

Los conceptos que aborda el libro, como la irracionalidad, la intuición, los errores de juicio, la heurística y la economía conductual son muy importantes a la hora de invertir. De hecho, si los entendemos y aprendemos a emplearlos adecuadamente, pueden influir muy positivamente en el resultado de nuestras inversiones, “somos irracionales y tomamos decisiones en pocos segundos, lo que, muchas veces, nos conduce a errores”.

Se distinguen dos formas de pensamiento: pensamiento rápido y pensamiento lento.

El pensamiento rápido es automático, emocional, no requiere esfuerzo mental y saca conclusiones de manera automática. Es el responsable de crear sensaciones, intuiciones e intenciones erróneas.

Por otro lado, el pensamiento lento es reflexivo y racional. Aunque es el responsable de las actividades mentales que exigen más esfuerzo, suele estar en modo de mínimo esfuerzo y sólo se activa ante actividades que requieren un esfuerzo mental.

Comúnmente cometemos errores debido a los llamados sesgos cognitivos, como el efecto halo, se trata de una generalización errónea que hacemos basándonos en nuestras percepciones. Es una tendencia que tenemos a que nos guste o nos disguste todo en una persona u objeto en base a una sola cualidad. La heurística de la probabilidad, tenemos tendencia a dar más valor a informaciones más familiares o con más carga emocional. El sesgo retrospectivo, cuando un evento ya ha tenido lugar, algunas personas afirman que sabían que ocurriría. El efecto anclaje, Al tomar decisiones, nos aferramos a informaciones que conocemos y las tomamos como referencia, aunque no tengan lógica. Así pues, nuestra mente toma algunos datos como si fueran anclas. El efecto arrastre, este fenómeno psicológico hace que nos dejemos llevar por la opinión de la mayoría. Este sesgo cognitivo también se conoce de manera coloquial como el ”efecto rebaño”. El sesgo de confirmación, se trata de un sesgo que nos lleva a buscar siempre informaciones que confirman nuestras creencias y a rechazar todo aquello que contradice nuestra forma de pensar. El exceso de confianza, cuando hemos tomado decisiones acertadas en el pasado, podemos caer en el error de dejar de basarnos en datos objetivos y estadísticas y tomar las decisiones en base a nuestra opinión e intuición. Y, la aversión a la pérdida, el dolor de perder es dos veces mayor que la alegría de ganar.

El tema nos permite entender cómo pensamos y cómo funcionan los dos sistemas mentales que tenemos, y así combatir el exceso de confianza y optimismo y ayudar a ser más racionales que emocionales.

email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

Por: Antonio Ríos Ramírez

El fin de semana tuve la oportunidad de leer un libro relacionado con el funcionamiento de la mente de las personas al momento de tomar decisiones. Me llamó la atención cómo las decisiones están ligadas a la psicología y al manejo de nuestras emociones.

El autor del libro desarrolló lo que se conoce como “La teoría de las perspectivas”, que nos dice que, cuando se nos presentan varias opciones, pero existe incertidumbre sobre el resultado que podemos obtener de cada una de dichas opciones, los humanos tenemos una tendencia a preferir las recompensas más seguras respecto a otras recompensas de mayor cuantía, aunque menos probables de obtener.

Los conceptos que aborda el libro, como la irracionalidad, la intuición, los errores de juicio, la heurística y la economía conductual son muy importantes a la hora de invertir. De hecho, si los entendemos y aprendemos a emplearlos adecuadamente, pueden influir muy positivamente en el resultado de nuestras inversiones, “somos irracionales y tomamos decisiones en pocos segundos, lo que, muchas veces, nos conduce a errores”.

Se distinguen dos formas de pensamiento: pensamiento rápido y pensamiento lento.

El pensamiento rápido es automático, emocional, no requiere esfuerzo mental y saca conclusiones de manera automática. Es el responsable de crear sensaciones, intuiciones e intenciones erróneas.

Por otro lado, el pensamiento lento es reflexivo y racional. Aunque es el responsable de las actividades mentales que exigen más esfuerzo, suele estar en modo de mínimo esfuerzo y sólo se activa ante actividades que requieren un esfuerzo mental.

Comúnmente cometemos errores debido a los llamados sesgos cognitivos, como el efecto halo, se trata de una generalización errónea que hacemos basándonos en nuestras percepciones. Es una tendencia que tenemos a que nos guste o nos disguste todo en una persona u objeto en base a una sola cualidad. La heurística de la probabilidad, tenemos tendencia a dar más valor a informaciones más familiares o con más carga emocional. El sesgo retrospectivo, cuando un evento ya ha tenido lugar, algunas personas afirman que sabían que ocurriría. El efecto anclaje, Al tomar decisiones, nos aferramos a informaciones que conocemos y las tomamos como referencia, aunque no tengan lógica. Así pues, nuestra mente toma algunos datos como si fueran anclas. El efecto arrastre, este fenómeno psicológico hace que nos dejemos llevar por la opinión de la mayoría. Este sesgo cognitivo también se conoce de manera coloquial como el ”efecto rebaño”. El sesgo de confirmación, se trata de un sesgo que nos lleva a buscar siempre informaciones que confirman nuestras creencias y a rechazar todo aquello que contradice nuestra forma de pensar. El exceso de confianza, cuando hemos tomado decisiones acertadas en el pasado, podemos caer en el error de dejar de basarnos en datos objetivos y estadísticas y tomar las decisiones en base a nuestra opinión e intuición. Y, la aversión a la pérdida, el dolor de perder es dos veces mayor que la alegría de ganar.

El tema nos permite entender cómo pensamos y cómo funcionan los dos sistemas mentales que tenemos, y así combatir el exceso de confianza y optimismo y ayudar a ser más racionales que emocionales.

email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua