/ viernes 24 de septiembre de 2021

Perdidos en el pasado

Por: María Soledad Limas Frescas

Desde el inicio del actual gobierno federal, hace casi tres años, las acciones y políticas que se implementan han sido completamente contrarias a un futuro prometedor y acorde a las nuevas tecnologías, innovaciones y aportes científicos que exige el mundo globalizado en estos tiempos, mientras que otros países avanzan en los rubros antes mencionados y van en camino al desarrollo o se mantienen en los parámetros de éste, México camina como el cangrejo: para atrás.

Hemos perdido la capacidad de asombro ante estas lápidas que le está imponiendo el gobierno de López Obrador a nuestro querido país para avanzar al progreso. Con el pretexto de la corrupción que según él estaba generalizada en todas las instituciones de gobierno, y que por cierto no lo ha demostrado, está eliminando de golpe y porrazo las obras buenas que tanto tiempo hemos tardado en construir. Todo parece indicar que el presidente tiene una obsesión hacia el pasado en el que él creció y nunca ha mostrado interés en actualizarse, por eso vemos en las carreteras circular varias pipas que trasladan la gasolina en todo el país, siendo que tenemos ductos y equipos modernos, menos riesgosos y costosos para hacer fluir el combustible; otro caso es el capricho de construir su nuevo aeropuerto en Santa Lucía, al que cada vez le salen más defectos y que lo anuncia en las mañaneras entre los mejores aeropuertos del mundo, cómo se ve que al presidente le falta conocer los aeropuertos del vecino país del norte, o los europeos y asiáticos, que son realmente impresionantes y dejan con la boca abierta al mejor de los críticos, y cabe mencionar por críticos.

Otro ejemplo, la terquedad del presidente por las energías sucias y contaminantes y su desaprobación por las energías limpias y renovables, que no sólo son la mejor opción, sino que urgen para cuidar del medio ambiente y proteger nuestra casa en común: la tierra.

Es preocupante el desmedido afán protagónico y paternalista de AMLO, frente al desinterés por apoyar a las medianas y pequeñas empresas, que generan empleos y son una fuente para mejorar las condiciones de vida de las personas y contribuyen al pago de impuestos que el gobierno necesita para operar.

También toparnos en las calles a miembros de la Guardia Nacional y del Ejército armados con metralletas, desfilando en grupos o en caravanas de vehículos, como si México estuviera en toque de queda, ciertamente queremos a las fuerzas de seguridad combatiendo a los criminales, pero protegiendo a la sociedad civil, y no que anden preocupando e intimidando a la gente de paz.

Reducir el presupuesto del 56% para el Conacyt deja desprotegidos a cientos de estudiantes becados, que aprenden en el extranjero conocimientos y programas para aplicarse en el país y que ahora no pueden continuar por falta de becas, frente a los programas para apoyar a “ninis”, que lejos de aportar beneficios al país lo perjudican.

La lista es interminable, para corroborar que en lugar de proyectarnos al futuro nos están regresando a un pasado anacrónico y obsoleto que los mexicanos de bien no queremos.


Por: María Soledad Limas Frescas

Desde el inicio del actual gobierno federal, hace casi tres años, las acciones y políticas que se implementan han sido completamente contrarias a un futuro prometedor y acorde a las nuevas tecnologías, innovaciones y aportes científicos que exige el mundo globalizado en estos tiempos, mientras que otros países avanzan en los rubros antes mencionados y van en camino al desarrollo o se mantienen en los parámetros de éste, México camina como el cangrejo: para atrás.

Hemos perdido la capacidad de asombro ante estas lápidas que le está imponiendo el gobierno de López Obrador a nuestro querido país para avanzar al progreso. Con el pretexto de la corrupción que según él estaba generalizada en todas las instituciones de gobierno, y que por cierto no lo ha demostrado, está eliminando de golpe y porrazo las obras buenas que tanto tiempo hemos tardado en construir. Todo parece indicar que el presidente tiene una obsesión hacia el pasado en el que él creció y nunca ha mostrado interés en actualizarse, por eso vemos en las carreteras circular varias pipas que trasladan la gasolina en todo el país, siendo que tenemos ductos y equipos modernos, menos riesgosos y costosos para hacer fluir el combustible; otro caso es el capricho de construir su nuevo aeropuerto en Santa Lucía, al que cada vez le salen más defectos y que lo anuncia en las mañaneras entre los mejores aeropuertos del mundo, cómo se ve que al presidente le falta conocer los aeropuertos del vecino país del norte, o los europeos y asiáticos, que son realmente impresionantes y dejan con la boca abierta al mejor de los críticos, y cabe mencionar por críticos.

Otro ejemplo, la terquedad del presidente por las energías sucias y contaminantes y su desaprobación por las energías limpias y renovables, que no sólo son la mejor opción, sino que urgen para cuidar del medio ambiente y proteger nuestra casa en común: la tierra.

Es preocupante el desmedido afán protagónico y paternalista de AMLO, frente al desinterés por apoyar a las medianas y pequeñas empresas, que generan empleos y son una fuente para mejorar las condiciones de vida de las personas y contribuyen al pago de impuestos que el gobierno necesita para operar.

También toparnos en las calles a miembros de la Guardia Nacional y del Ejército armados con metralletas, desfilando en grupos o en caravanas de vehículos, como si México estuviera en toque de queda, ciertamente queremos a las fuerzas de seguridad combatiendo a los criminales, pero protegiendo a la sociedad civil, y no que anden preocupando e intimidando a la gente de paz.

Reducir el presupuesto del 56% para el Conacyt deja desprotegidos a cientos de estudiantes becados, que aprenden en el extranjero conocimientos y programas para aplicarse en el país y que ahora no pueden continuar por falta de becas, frente a los programas para apoyar a “ninis”, que lejos de aportar beneficios al país lo perjudican.

La lista es interminable, para corroborar que en lugar de proyectarnos al futuro nos están regresando a un pasado anacrónico y obsoleto que los mexicanos de bien no queremos.