/ jueves 7 de febrero de 2019

Perfil humano

Pemex y PDVSA


Petróleos Mexicanos (Pemex) fue creado después de la expropiación petrolera llevada a cabo por el presidente Lázaro Cárdenas y se convirtió en el símbolo paradigmático de las empresas paraestatales mexicanas y latinoamericanas.

Ochenta años después la empresa pública sufre una grave crisis financiera y productiva que la coloca en una condición deficitaria con pasivos calculados en 100 mil millones de dólares. La reciente calificación negativa de la firma Fitch refleja en buena medida las pobres expectativas de la petrolera en los mercados internacionales.

Por su parte Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) inició como empresa estatal en 1976 después de la nacionalización de la industria petrolera llevada a cabo por el presidente Carlos Andrés Pérez. La petrolera posee las reservas petrolíferas más grandes del orbe, o sea el 20 por ciento de las reservas mundiales.

Sin embargo PDVSA está en una situación crítica igual que Pemex, pues su producción actual de petróleo es similar, menos de 2 millones de barriles diarios, cuando antes ambas extraían unos tres millones.

La baja en los precios del crudo a partir del 2014 agravó las finanzas de las dos empresas, pero siguieron siendo explotadas sin medida por los gobiernos en turno.

Una de las causas por las que estas dos empresas públicas sean las únicas petroleras en el mundo con pérdidas es la corrupción que ha provocado el saqueo sistemático de los hidrocarburos. Por ejemplo Pemex acaba de informar que del 1 de enero de 2018 al 23 de enero de este año presentó 13 mil 560 denuncias por huachicoleo y 2 mil 344 personas fueron arrestadas, aunque sólo 42 están sentenciadas.

La impunidad con la cual las pandillas en el poder saquean es evidente, pues los datos citados y otros demuestran que sí se han denunciado los ilícitos pero poco o nada se ha hecho al respecto.

Otra de las causas de la quiebra de las dos petroleras es la ineficiencia y burocracia con que han sido manejadas al grado de convertirlas en improductivas a pesar de las grandes reservas con que han contado y el monopolio comercial del petróleo, así como de sus derivados.

El panorama desde el punto de vista gerencial no es muy promisorio, pues a Pemex la dirige actualmente un ingeniero agrónomo y a PDVSA un militar.

Además las dos han sido utilizadas en exceso como instrumento recaudatorio llegando a representar en su momento el porcentaje mayor de ingresos de los gobiernos, el 30 por ciento para el mexicano y el 90 por ciento para el venezolano.

La triste realidad es que el deficiente y corrupto manejo de las riquezas petroleras tanto por gobiernos “nacionalistas revolucionarios” como “neoliberales” en México y Venezuela han enriquecido sólo a las camarillas en el poder y empobrecido a la mayoría del pueblo.

Rescatar tanto a Pemex como a PDVSA de su actual situación deficitaria, casi de bancarrota, requerirá primero el exterminar las redes creadas por los directivos y grupos criminales que como bien dijo AMLO en México han creado un “Pemex bis” y en Venezuela algo parecido con PDVSA.

El reto tanto de mexicanos como venezolanos para recuperar el dominio de sus hidrocarburos es mayúsculo, pues en nuestro país están en manos de huachicoleros de cuello blanco y en Venezuela de una camarilla militar que sostiene al dictadorzuelo Nicolás Maduro.

La crisis en México como en Venezuela es institucional, pues los organismos públicos están en manos de mafias sin escrúpulos que actúan fuera de la ley con impunidad. Por ello es prioritario que antes de que ambos sean estados fallidos sus ciudadanos tomen de nueva cuenta el control público para instalar un auténtico Estado de derecho.




Pemex y PDVSA


Petróleos Mexicanos (Pemex) fue creado después de la expropiación petrolera llevada a cabo por el presidente Lázaro Cárdenas y se convirtió en el símbolo paradigmático de las empresas paraestatales mexicanas y latinoamericanas.

Ochenta años después la empresa pública sufre una grave crisis financiera y productiva que la coloca en una condición deficitaria con pasivos calculados en 100 mil millones de dólares. La reciente calificación negativa de la firma Fitch refleja en buena medida las pobres expectativas de la petrolera en los mercados internacionales.

Por su parte Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) inició como empresa estatal en 1976 después de la nacionalización de la industria petrolera llevada a cabo por el presidente Carlos Andrés Pérez. La petrolera posee las reservas petrolíferas más grandes del orbe, o sea el 20 por ciento de las reservas mundiales.

Sin embargo PDVSA está en una situación crítica igual que Pemex, pues su producción actual de petróleo es similar, menos de 2 millones de barriles diarios, cuando antes ambas extraían unos tres millones.

La baja en los precios del crudo a partir del 2014 agravó las finanzas de las dos empresas, pero siguieron siendo explotadas sin medida por los gobiernos en turno.

Una de las causas por las que estas dos empresas públicas sean las únicas petroleras en el mundo con pérdidas es la corrupción que ha provocado el saqueo sistemático de los hidrocarburos. Por ejemplo Pemex acaba de informar que del 1 de enero de 2018 al 23 de enero de este año presentó 13 mil 560 denuncias por huachicoleo y 2 mil 344 personas fueron arrestadas, aunque sólo 42 están sentenciadas.

La impunidad con la cual las pandillas en el poder saquean es evidente, pues los datos citados y otros demuestran que sí se han denunciado los ilícitos pero poco o nada se ha hecho al respecto.

Otra de las causas de la quiebra de las dos petroleras es la ineficiencia y burocracia con que han sido manejadas al grado de convertirlas en improductivas a pesar de las grandes reservas con que han contado y el monopolio comercial del petróleo, así como de sus derivados.

El panorama desde el punto de vista gerencial no es muy promisorio, pues a Pemex la dirige actualmente un ingeniero agrónomo y a PDVSA un militar.

Además las dos han sido utilizadas en exceso como instrumento recaudatorio llegando a representar en su momento el porcentaje mayor de ingresos de los gobiernos, el 30 por ciento para el mexicano y el 90 por ciento para el venezolano.

La triste realidad es que el deficiente y corrupto manejo de las riquezas petroleras tanto por gobiernos “nacionalistas revolucionarios” como “neoliberales” en México y Venezuela han enriquecido sólo a las camarillas en el poder y empobrecido a la mayoría del pueblo.

Rescatar tanto a Pemex como a PDVSA de su actual situación deficitaria, casi de bancarrota, requerirá primero el exterminar las redes creadas por los directivos y grupos criminales que como bien dijo AMLO en México han creado un “Pemex bis” y en Venezuela algo parecido con PDVSA.

El reto tanto de mexicanos como venezolanos para recuperar el dominio de sus hidrocarburos es mayúsculo, pues en nuestro país están en manos de huachicoleros de cuello blanco y en Venezuela de una camarilla militar que sostiene al dictadorzuelo Nicolás Maduro.

La crisis en México como en Venezuela es institucional, pues los organismos públicos están en manos de mafias sin escrúpulos que actúan fuera de la ley con impunidad. Por ello es prioritario que antes de que ambos sean estados fallidos sus ciudadanos tomen de nueva cuenta el control público para instalar un auténtico Estado de derecho.