/ jueves 2 de septiembre de 2021

Perfil humano | Afganistán o la desastrosa retirada de los estadounidenses

Por: Eduardo Fernández Armendáriz

La tragedia que vive Afganistán con el arribo de nuevo al poder de los talibanes se ha hecho más evidente con los cientos de miles de afganos que pretenden huir de su país y los intentos de los norteamericanos por retirar sus tropas lo antes posible, como lo acordaron con los talibanes.

Aunque Joe Biden había prometido que la retirada de Afganistán no sería igual de caótica que la de Saigón en 1975, la realidad es que con los dos atentados terroristas en el aeropuerto y un hotel con un saldo de más de cien muertos cada vez parece ser más una precipitada huida como la realizada por Estados Unidos de Vietnam.

El fallecimiento de 13 militares estadounidenses en tales atentados acabó con el superávit de popularidad positiva que tenía Biden y se presenta el asunto de Afganistán como la primera acción extranjera fallida del presidente en el extranjero.

El desastre en que se ha convertido Afganistán con el arribo de los talibanes afecta más que al mandatario norteamericano a los habitantes de este atribulado país.

Las escenas de decenas de afganos sujetándose por fuera a los aviones al despegar para después caer reflejan la desesperación de millones que pretenden huir del país. Entre ellos varios periodistas afganos lo lograron y fueron recibidos en México.

Estados Unidos ha informado que han evacuado a más de cien mil personas, pero les faltan otros cientos de miles, además de los otros millones que intentan huir del terror talibán.

Los talibanes, que pudieron en unas cuantas semanas apoderarse de las principales ciudades, incluida la capital Kabul, son en buena parte los niños que emigraron durante la invasión rusa en la década de los ochenta y fueron acogidos en Pakistán.

Adoctrinados en las escuelas religiosas islámicas por clérigos radicales, regresaron a su país después de que los rusos lo abandonaron y estuvieron en el poder hasta que los norteamericanos los invadieron en el 2001 después de los atentados terroristas del mes de septiembre de ese año.

Precisamente Biden pretendía conmemorar los veinte años de tales hechos con el anuncio de la retirada de todas las tropas de Afganistán. La precipitación para hacerlo tal vez fue una de las causas del desprestigio que ahora lo abruma, pues la pretendida resistencia del gobierno afgano protegido por EU se desplomó en unos días después de la huida del presidente afgano.

Los Estados Unidos durante su estadía en Afganistán invirtieron unos 80 mil millones de dólares en las tropas afganas para supuestamente contar con un ejército de 300 mil soldados.

La realidad es que la deserción de los militares ante el avance estratégico de los talibanes y la corrupción de los políticos afganos dieron como resultado sólo la quinta parte de tal cantidad, la que no pudo impedir el avance de los talibanes.

Si antes era generalizada la crítica sobre la ocupación militar estadounidense en Afganistán, ahora ha crecido por el abandono de este país para ceder el poder a los talibanes.

Las principales víctimas de este error son los millones de afganos que se modernizaron, como las mujeres, para intentar superar las prohibiciones tradicionales que habían intentado imponer por la fuerza los talibanes cuando dominaron al país.

Una nueva etapa de retroceso sobre todo en lo que respecta a los derechos humanos se avecina para este convulso país, del cual se dice que se unen todos sus habitantes en contra de los extranjeros para después continuar peleando entre sí en lo que parece ser una guerra interminable y sin un futuro conciliatorio para sus habitantes.

Por: Eduardo Fernández Armendáriz

La tragedia que vive Afganistán con el arribo de nuevo al poder de los talibanes se ha hecho más evidente con los cientos de miles de afganos que pretenden huir de su país y los intentos de los norteamericanos por retirar sus tropas lo antes posible, como lo acordaron con los talibanes.

Aunque Joe Biden había prometido que la retirada de Afganistán no sería igual de caótica que la de Saigón en 1975, la realidad es que con los dos atentados terroristas en el aeropuerto y un hotel con un saldo de más de cien muertos cada vez parece ser más una precipitada huida como la realizada por Estados Unidos de Vietnam.

El fallecimiento de 13 militares estadounidenses en tales atentados acabó con el superávit de popularidad positiva que tenía Biden y se presenta el asunto de Afganistán como la primera acción extranjera fallida del presidente en el extranjero.

El desastre en que se ha convertido Afganistán con el arribo de los talibanes afecta más que al mandatario norteamericano a los habitantes de este atribulado país.

Las escenas de decenas de afganos sujetándose por fuera a los aviones al despegar para después caer reflejan la desesperación de millones que pretenden huir del país. Entre ellos varios periodistas afganos lo lograron y fueron recibidos en México.

Estados Unidos ha informado que han evacuado a más de cien mil personas, pero les faltan otros cientos de miles, además de los otros millones que intentan huir del terror talibán.

Los talibanes, que pudieron en unas cuantas semanas apoderarse de las principales ciudades, incluida la capital Kabul, son en buena parte los niños que emigraron durante la invasión rusa en la década de los ochenta y fueron acogidos en Pakistán.

Adoctrinados en las escuelas religiosas islámicas por clérigos radicales, regresaron a su país después de que los rusos lo abandonaron y estuvieron en el poder hasta que los norteamericanos los invadieron en el 2001 después de los atentados terroristas del mes de septiembre de ese año.

Precisamente Biden pretendía conmemorar los veinte años de tales hechos con el anuncio de la retirada de todas las tropas de Afganistán. La precipitación para hacerlo tal vez fue una de las causas del desprestigio que ahora lo abruma, pues la pretendida resistencia del gobierno afgano protegido por EU se desplomó en unos días después de la huida del presidente afgano.

Los Estados Unidos durante su estadía en Afganistán invirtieron unos 80 mil millones de dólares en las tropas afganas para supuestamente contar con un ejército de 300 mil soldados.

La realidad es que la deserción de los militares ante el avance estratégico de los talibanes y la corrupción de los políticos afganos dieron como resultado sólo la quinta parte de tal cantidad, la que no pudo impedir el avance de los talibanes.

Si antes era generalizada la crítica sobre la ocupación militar estadounidense en Afganistán, ahora ha crecido por el abandono de este país para ceder el poder a los talibanes.

Las principales víctimas de este error son los millones de afganos que se modernizaron, como las mujeres, para intentar superar las prohibiciones tradicionales que habían intentado imponer por la fuerza los talibanes cuando dominaron al país.

Una nueva etapa de retroceso sobre todo en lo que respecta a los derechos humanos se avecina para este convulso país, del cual se dice que se unen todos sus habitantes en contra de los extranjeros para después continuar peleando entre sí en lo que parece ser una guerra interminable y sin un futuro conciliatorio para sus habitantes.