/ jueves 3 de junio de 2021

Perfil humano | El “síndrome de la caverna” o el regreso a la normalidad

El descenso en los casos de Covid-19 y el avance de la vacunación han motivado el retorno a las actividades habituales canceladas debido a la propagación de la pandemia.

A más de un año en que se iniciaron los confinamientos en México tal regreso a la vida normal no es fácil, debido a lo que algunos psicólogos llaman el “síndrome de la caverna”, esto es, el hábito creado de estar el mayor tiempo en la casa para evitar el contagio.

Lo más difícil de superar del “síndrome de la caverna” es que se convirtió en una costumbre permanecer en el hogar y tener relaciones sociales de “burbuja”, sólo con familiares y amigos que se consideran también cuidadosos de evitar una socialización abierta.

El largo periodo en el cual se cancelaron las usuales actividades normales para sustituirlas por las caseras fomentó la costumbre de permanecer aislado más tiempo, por lo que ahora el retornar a las relaciones sociales no será fácil para un buen número de personas, sobre todo para las que se vieron afectadas por la enfermedad en forma directa e indirecta.

El estar de nuevo en la normalidad ha sido alentado por las autoridades federales sanitarias debido a que el semáforo epidemiológico marca por primera vez a casi todos los estados en verde y amarillo, por lo que incluso ya se están preparando las escuelas para volver a clases presenciales.

Un ejemplo de esta reapertura fue que la final de futbol de la liga nacional se realizó en el Estadio Azteca con el 25 por ciento de la concurrencia, o sea unos 20 mil asistentes. No faltó la crítica de algunos comentaristas de que podría haber sido mayor la concurrencia, pero incluso esa multitud implicó en sí ya un buen riesgo de contagio en la Ciudad de México.

Por cierto que la situación ha mejorado tanto en la capital del país que la jefa de Gobierno ha estado prometiendo que estarán en verde en un breve plazo, aunque recomendó continuar con las ya conocidas medidas preventivas.

El optimismo previo a las elecciones del 6 de junio respecto a la incidencia de la pandemia no deja de tener sus dudas, pues han aparecido nuevas cepas del coronavirus más contagiosas y letales, como la hindú y más recientemente una combinación de ésta con la británica.

Además se han empezado a enfermar también jóvenes veinteañeros en algunos países al igual que algunos niños, por lo cual ahora la enfermedad afecta sin distinción a todas las edades.

El estado de Quintana Roo permanece en naranja con riesgo de ser rojo debido al alto número de casos de Covid-19, lo cual no deja de ser un recordatorio para las otras entidades de que podría surgir una nueva oleada del virus tal vez más fuerte que las otras.

Lo anterior no deja de poner en entredicho el que ya estemos en la normalidad y desde luego fortalece al “síndrome de la caverna” en algunos sectores. Por consiguiente la nueva normalidad está cerca, aparentemente, pero podría alejarse si se abandonan las medidas preventivas al considerarse que ya no son necesarias, como el uso del cubrebocas.

El repunte de la economía mexicana debido a la apertura no deja de ser una buena nueva y ahora se considera por parte de algunos especialistas que el crecimiento de este año podría ser del seis por ciento.

Nos encontramos, pues, en una etapa de transición entre continuar con el “síndrome de la caverna” y volver a la normalidad en nuestras actividades. Las decisiones que se tomen deberán ser racionales y sin dejar de considerar los daños que puede aún causar una pandemia que ha ocasionado ya más de tres millones de muertes en el mundo.

El descenso en los casos de Covid-19 y el avance de la vacunación han motivado el retorno a las actividades habituales canceladas debido a la propagación de la pandemia.

A más de un año en que se iniciaron los confinamientos en México tal regreso a la vida normal no es fácil, debido a lo que algunos psicólogos llaman el “síndrome de la caverna”, esto es, el hábito creado de estar el mayor tiempo en la casa para evitar el contagio.

Lo más difícil de superar del “síndrome de la caverna” es que se convirtió en una costumbre permanecer en el hogar y tener relaciones sociales de “burbuja”, sólo con familiares y amigos que se consideran también cuidadosos de evitar una socialización abierta.

El largo periodo en el cual se cancelaron las usuales actividades normales para sustituirlas por las caseras fomentó la costumbre de permanecer aislado más tiempo, por lo que ahora el retornar a las relaciones sociales no será fácil para un buen número de personas, sobre todo para las que se vieron afectadas por la enfermedad en forma directa e indirecta.

El estar de nuevo en la normalidad ha sido alentado por las autoridades federales sanitarias debido a que el semáforo epidemiológico marca por primera vez a casi todos los estados en verde y amarillo, por lo que incluso ya se están preparando las escuelas para volver a clases presenciales.

Un ejemplo de esta reapertura fue que la final de futbol de la liga nacional se realizó en el Estadio Azteca con el 25 por ciento de la concurrencia, o sea unos 20 mil asistentes. No faltó la crítica de algunos comentaristas de que podría haber sido mayor la concurrencia, pero incluso esa multitud implicó en sí ya un buen riesgo de contagio en la Ciudad de México.

Por cierto que la situación ha mejorado tanto en la capital del país que la jefa de Gobierno ha estado prometiendo que estarán en verde en un breve plazo, aunque recomendó continuar con las ya conocidas medidas preventivas.

El optimismo previo a las elecciones del 6 de junio respecto a la incidencia de la pandemia no deja de tener sus dudas, pues han aparecido nuevas cepas del coronavirus más contagiosas y letales, como la hindú y más recientemente una combinación de ésta con la británica.

Además se han empezado a enfermar también jóvenes veinteañeros en algunos países al igual que algunos niños, por lo cual ahora la enfermedad afecta sin distinción a todas las edades.

El estado de Quintana Roo permanece en naranja con riesgo de ser rojo debido al alto número de casos de Covid-19, lo cual no deja de ser un recordatorio para las otras entidades de que podría surgir una nueva oleada del virus tal vez más fuerte que las otras.

Lo anterior no deja de poner en entredicho el que ya estemos en la normalidad y desde luego fortalece al “síndrome de la caverna” en algunos sectores. Por consiguiente la nueva normalidad está cerca, aparentemente, pero podría alejarse si se abandonan las medidas preventivas al considerarse que ya no son necesarias, como el uso del cubrebocas.

El repunte de la economía mexicana debido a la apertura no deja de ser una buena nueva y ahora se considera por parte de algunos especialistas que el crecimiento de este año podría ser del seis por ciento.

Nos encontramos, pues, en una etapa de transición entre continuar con el “síndrome de la caverna” y volver a la normalidad en nuestras actividades. Las decisiones que se tomen deberán ser racionales y sin dejar de considerar los daños que puede aún causar una pandemia que ha ocasionado ya más de tres millones de muertes en el mundo.