/ jueves 26 de mayo de 2022

Perfil humano | La absurda, inhumana e ilógica guerra de Putin

A tres meses de iniciada la invasión rusa a Ucrania los análisis de los porqué o fines de la misma no esclarecen lo que continúa siendo una ilógica, inhumana y absurda guerra de Putin.

Los débiles argumentos del autócrata ruso no convencen ni a sus mismos compatriotas, los cuales están sometidos a un régimen autoritario que castiga con cárcel a quien mencione como guerra la invasión en lugar de citarla como “operación militar especial”.

Ya desde la misma denominación de la arremetida militar a una nación que nunca demostró alguna beligerancia hacia Rusia se está incurriendo en una conducta ilógica si no es que surrealista.

La principal justificación de Putin es que tal es la única forma en que se pueden defender los rusos del avance de la OTAN, lo cual es contraproducente pues la agresión bélica a los ucranianos ha motivado que otras naciones europeas indecisas se unan a la OTAN.

Tal es el caso histórico de Suecia y Finlandia, las cuales ya realizaron unidas la solicitud formal para formar parte de la organización creada después de la Segunda Guerra Mundial para defenderse de la URSS.

Los países escandinavos habían permanecido neutrales por más de 200 años debido a su proximidad con Rusia, pero ahora ante lo que sucede en Ucrania decidieron integrarse a la OTAN, constituida actualmente por 30 países.

La mayoría de los miembros de la OTAN les dieron la bienvenida, sobre todo Estados Unidos, pero Turquía en voz de su autócrata presidente Erdogan manifestó su oposición debido al apoyo que les han dado estas naciones nórdicas a los militantes kurdos.

Además de Suecia y Finlandia desde luego Ucrania ha insistido en pertenecer a la OTAN, así como Georgia y Moldavia, las tres antiguas naciones de la extinta URSS.

Lo absurdo de la mentalidad imperialista de Putin es intentar regresar al anterior dominio que tenía la URSS, sobre todo de las naciones europeas del este. Impunemente intenta aplicar la fuerza militar para ensanchar las fronteras al estilo hitleriano sin importarle las graves consecuencias no sólo para los agredidos, sino para la misma Rusia.

Su impotencia para conquistar Ucrania ha llevado al mandatario ruso a amenazas con el uso de armas nucleares, situación que no se daba desde el fin de la Guerra Fría.

Hasta el momento las acciones del ejército ruso en Ucrania han tenido efectos contraproducentes para Putin y sus aliados oligarcas, pues cada vez aumentan más las sanciones en su contra, las que ahora intentan revertir hacia otros líderes occidentales como los estadounidenses.

Lo que ha originado la postura ilógica de Putin y de su gabinete es la polarización que se está consolidando en una nueva Guerra Fría, además desde luego del repudio mundial no sólo por sus acciones bélicas, sino también por los crímenes de guerra cometidos en Ucrania.

La inhumana estrategia de arrasar viviendas civiles y asesinar a la población sin distingo alguno es cubierta por los medios exhibiendo la intención de exterminio no sólo del ejército, sino también del pueblo ucraniano, lo cual bien se puede calificar de genocidio.

Ni la supuesta región separatista de Donbás se ha salvado de esta destrucción bárbara, por lo que sus habitantes prorrusos ya deben estar arrepentidos de intentar integrarse a Rusia.

¿Qué persigue realmente Putin con esta absurda guerra? Tal vez a estas alturas ya ni él mismo lo sepa pues cada vez se enreda más en un conflicto que sólo se podrá superar si el dictador ruso reacciona con un mínimo de racionalidad y llega a un acuerdo para evacuar a las tropas de la ahora victimizada y heroica Ucrania.



A tres meses de iniciada la invasión rusa a Ucrania los análisis de los porqué o fines de la misma no esclarecen lo que continúa siendo una ilógica, inhumana y absurda guerra de Putin.

Los débiles argumentos del autócrata ruso no convencen ni a sus mismos compatriotas, los cuales están sometidos a un régimen autoritario que castiga con cárcel a quien mencione como guerra la invasión en lugar de citarla como “operación militar especial”.

Ya desde la misma denominación de la arremetida militar a una nación que nunca demostró alguna beligerancia hacia Rusia se está incurriendo en una conducta ilógica si no es que surrealista.

La principal justificación de Putin es que tal es la única forma en que se pueden defender los rusos del avance de la OTAN, lo cual es contraproducente pues la agresión bélica a los ucranianos ha motivado que otras naciones europeas indecisas se unan a la OTAN.

Tal es el caso histórico de Suecia y Finlandia, las cuales ya realizaron unidas la solicitud formal para formar parte de la organización creada después de la Segunda Guerra Mundial para defenderse de la URSS.

Los países escandinavos habían permanecido neutrales por más de 200 años debido a su proximidad con Rusia, pero ahora ante lo que sucede en Ucrania decidieron integrarse a la OTAN, constituida actualmente por 30 países.

La mayoría de los miembros de la OTAN les dieron la bienvenida, sobre todo Estados Unidos, pero Turquía en voz de su autócrata presidente Erdogan manifestó su oposición debido al apoyo que les han dado estas naciones nórdicas a los militantes kurdos.

Además de Suecia y Finlandia desde luego Ucrania ha insistido en pertenecer a la OTAN, así como Georgia y Moldavia, las tres antiguas naciones de la extinta URSS.

Lo absurdo de la mentalidad imperialista de Putin es intentar regresar al anterior dominio que tenía la URSS, sobre todo de las naciones europeas del este. Impunemente intenta aplicar la fuerza militar para ensanchar las fronteras al estilo hitleriano sin importarle las graves consecuencias no sólo para los agredidos, sino para la misma Rusia.

Su impotencia para conquistar Ucrania ha llevado al mandatario ruso a amenazas con el uso de armas nucleares, situación que no se daba desde el fin de la Guerra Fría.

Hasta el momento las acciones del ejército ruso en Ucrania han tenido efectos contraproducentes para Putin y sus aliados oligarcas, pues cada vez aumentan más las sanciones en su contra, las que ahora intentan revertir hacia otros líderes occidentales como los estadounidenses.

Lo que ha originado la postura ilógica de Putin y de su gabinete es la polarización que se está consolidando en una nueva Guerra Fría, además desde luego del repudio mundial no sólo por sus acciones bélicas, sino también por los crímenes de guerra cometidos en Ucrania.

La inhumana estrategia de arrasar viviendas civiles y asesinar a la población sin distingo alguno es cubierta por los medios exhibiendo la intención de exterminio no sólo del ejército, sino también del pueblo ucraniano, lo cual bien se puede calificar de genocidio.

Ni la supuesta región separatista de Donbás se ha salvado de esta destrucción bárbara, por lo que sus habitantes prorrusos ya deben estar arrepentidos de intentar integrarse a Rusia.

¿Qué persigue realmente Putin con esta absurda guerra? Tal vez a estas alturas ya ni él mismo lo sepa pues cada vez se enreda más en un conflicto que sólo se podrá superar si el dictador ruso reacciona con un mínimo de racionalidad y llega a un acuerdo para evacuar a las tropas de la ahora victimizada y heroica Ucrania.