/ jueves 21 de abril de 2022

Perfil humano | La amenaza de una nueva guerra mundial

Por: Eduardo Fernández Armendáriz

El conflicto bélico en Ucrania continúa amenazando con extenderse a otras naciones europeas y detonar una nueva guerra mundial con consecuencias catastróficas para toda la humanidad.

Las anteriores dos guerras mundiales del siglo pasado se iniciaron precisamente en Europa, la primera en Serbia por el asesinato del heredero al imperio austrohúngaro y la segunda con la invasión alemana a Polonia. La primera motivada por intereses imperialistas y la segunda por justificaciones nacionalistas o fascistas.

Ahora la invasión rusa a Ucrania ha involucrado cada vez más a otros países europeos, sobre todo a los que para su mala suerte tienen fronteras con Rusia o que fueron parte de la extinta URSS.

La visita a Kiev de los dirigentes de las repúblicas bálticas y Polonia para respaldar la causa de Zelensky no fue desde luego bien recibida por el Kremlin, que ha extendido su amenaza de colocar misiles nucleares en el Báltico si Suecia y Finlandia se incorporan a la OTAN.

Menos les agradó a los mandos militares rusos el hundimiento con misiles ucranianos de su crucero insignia Moscú en el mar Negro, por lo que reanudaron con más violencia sus ataques a las ciudades ucranianas.

La situación de los rusos comandados por el autócrata Putin es cada vez más difícil, pues pareciera que se están jugando el futuro de su nación y así lo declaran continuamente, condición que complica el que se pueda encontrar una solución para restablecer la paz en esta región.

Ahora bien, si la intención de la “operación militar especial” (o sea la invasión) en Ucrania era demostrar que Rusia no iba a tolerar la anexión a la OTAN de las repúblicas que estaban antes bajo su hegemonía, todo parece indicar que resultó contraproducente pues la agresión bélica ha motivado que más naciones europeas intenten incorporarse a esta organización para evitar una ofensiva militar rusa.

Las pérdidas humanas y materiales en Ucrania aumentan la indignación mundial sin que se perciba una tregua, bueno ni siquiera en Semana Santa a pesar de la petición papal.

Las negociaciones entre representantes ucranianos y rusos tampoco han tenido resultado alguno mientras los soldados rusos cada vez son acusados de más crímenes en contra de la población civil ucraniana.

La resistencia de los ucranianos en desventaja militar con los rusos debería tener una solución diplomática, pero en cambio esta zona continúa siendo devastada alimentando los temores de sus vecinos de ser ellos también víctimas el día de mañana, como sucede con Moldavia y Georgia.

Putin ha hecho alusión a las armas nucleares, no se sabe si en forma desesperada o sólo amenazante, pero su uso elevaría potencialmente el riesgo de una conflagración mundial.

En las dos guerras mundiales anteriores la única aplicación de bombas nucleares fue al final de la segunda en contra de Japón. Luego de Estados Unidos también la URSS contó con misiles nucleares en el marco de la llamada Guerra Fría, la cual aparentemente concluyó con la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS.

Los dos líderes actuales de Rusia y Estados Unidos, Putin y Biden, se formaron bajo la influencia de la confrontación entre estas dos potencias, la que para mala suerte en este siglo se ha revivido con resultados negativos para todos los seres humanos.

Si una guerra es un crimen en contra de la humanidad, una guerra mundial sería apocalíptica y tal vez el fin de buena parte de la vida en el planeta. Por muy compleja que sea la situación actual es preferible la paz a la guerra, por lo que se deben hacer todos los esfuerzos posibles para terminar con la tragedia humana en Ucrania y evitar una nueva guerra mundial.


Por: Eduardo Fernández Armendáriz

El conflicto bélico en Ucrania continúa amenazando con extenderse a otras naciones europeas y detonar una nueva guerra mundial con consecuencias catastróficas para toda la humanidad.

Las anteriores dos guerras mundiales del siglo pasado se iniciaron precisamente en Europa, la primera en Serbia por el asesinato del heredero al imperio austrohúngaro y la segunda con la invasión alemana a Polonia. La primera motivada por intereses imperialistas y la segunda por justificaciones nacionalistas o fascistas.

Ahora la invasión rusa a Ucrania ha involucrado cada vez más a otros países europeos, sobre todo a los que para su mala suerte tienen fronteras con Rusia o que fueron parte de la extinta URSS.

La visita a Kiev de los dirigentes de las repúblicas bálticas y Polonia para respaldar la causa de Zelensky no fue desde luego bien recibida por el Kremlin, que ha extendido su amenaza de colocar misiles nucleares en el Báltico si Suecia y Finlandia se incorporan a la OTAN.

Menos les agradó a los mandos militares rusos el hundimiento con misiles ucranianos de su crucero insignia Moscú en el mar Negro, por lo que reanudaron con más violencia sus ataques a las ciudades ucranianas.

La situación de los rusos comandados por el autócrata Putin es cada vez más difícil, pues pareciera que se están jugando el futuro de su nación y así lo declaran continuamente, condición que complica el que se pueda encontrar una solución para restablecer la paz en esta región.

Ahora bien, si la intención de la “operación militar especial” (o sea la invasión) en Ucrania era demostrar que Rusia no iba a tolerar la anexión a la OTAN de las repúblicas que estaban antes bajo su hegemonía, todo parece indicar que resultó contraproducente pues la agresión bélica ha motivado que más naciones europeas intenten incorporarse a esta organización para evitar una ofensiva militar rusa.

Las pérdidas humanas y materiales en Ucrania aumentan la indignación mundial sin que se perciba una tregua, bueno ni siquiera en Semana Santa a pesar de la petición papal.

Las negociaciones entre representantes ucranianos y rusos tampoco han tenido resultado alguno mientras los soldados rusos cada vez son acusados de más crímenes en contra de la población civil ucraniana.

La resistencia de los ucranianos en desventaja militar con los rusos debería tener una solución diplomática, pero en cambio esta zona continúa siendo devastada alimentando los temores de sus vecinos de ser ellos también víctimas el día de mañana, como sucede con Moldavia y Georgia.

Putin ha hecho alusión a las armas nucleares, no se sabe si en forma desesperada o sólo amenazante, pero su uso elevaría potencialmente el riesgo de una conflagración mundial.

En las dos guerras mundiales anteriores la única aplicación de bombas nucleares fue al final de la segunda en contra de Japón. Luego de Estados Unidos también la URSS contó con misiles nucleares en el marco de la llamada Guerra Fría, la cual aparentemente concluyó con la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS.

Los dos líderes actuales de Rusia y Estados Unidos, Putin y Biden, se formaron bajo la influencia de la confrontación entre estas dos potencias, la que para mala suerte en este siglo se ha revivido con resultados negativos para todos los seres humanos.

Si una guerra es un crimen en contra de la humanidad, una guerra mundial sería apocalíptica y tal vez el fin de buena parte de la vida en el planeta. Por muy compleja que sea la situación actual es preferible la paz a la guerra, por lo que se deben hacer todos los esfuerzos posibles para terminar con la tragedia humana en Ucrania y evitar una nueva guerra mundial.