/ jueves 25 de noviembre de 2021

Perfil humano | La COP26, el vaso medio lleno o medio vacío

La COP26, la cumbre climática mundial celebrada en Glasgow, finalizó sin llegar a los acuerdos necesarios para garantizar que se podrá controlar el aumento de la temperatura en 1.5 grados centígrados, principal propósito planteado por la ONU.

Sin embargo se dieron algunos avances para disminuir los gases invernadero, principales causantes del calentamiento global. Se podría decir que esa sería la visión del vaso medio lleno propagada por los organizadores del evento.

Un logro fue el acuerdo entre China y Estados Unidos, los dos países que más contaminan y las más grandes economías mundiales, de reducir las emisiones en esta década, y China se comprometió a reducir las de gas metano por primera vez, aunque su presidente no asistió a la reunión, al igual que el de Rusia y el de Brasil.

Hablando del metano, uno de los principales gases que producen el calentamiento en el planeta, más de cien países se pusieron de acuerdo para reducirlo en un 30 por ciento en esta década.

Y si de promesas se trata también los líderes de más de cien países se comprometieron a terminar con la deforestación para el año 2030, lo cual en realidad es poco creíble, sobre todo por parte de Brasil, donde el gobierno de Bolsonaro está extinguiendo la selva del Amazonas.

Obviamente no faltó la crítica por parte de grupos ambientalistas, pues lo mismo se ha hecho en otras veces y en lugar de disminuir la tala ha aumentado en forma alarmante en todo el orbe.

La India por su parte prometió cero emisiones para el año 2070, lo cual también fue objetado por las organizaciones ecológicas, al igual que la intervención de este país para que en lugar de poner en el acta final la eliminación del uso de carbón se supliera sólo por la reducción del mismo.

Todo indica que el principal logro de la COP fue realizarse debido a las restricciones de la pandemia y que todos los países aceptaran que el calentamiento global era la principal causa del cambio climático con sus conocidas consecuencias.

Esta cumbre climática debió celebrarse el año pasado, pero se canceló por la pandemia, la próxima será el año entrante en Egipto y los organizadores plantean que será más definitoria y fructífera que la recién concluida COP26.

Lo deseable es que la COP27 llene en parte el vaso que dejó medio vacío la cumbre climática y que fue señalada por los miles de activistas que protestaron en las calles de Glasgow, entre ellos la sueca Greta Thunberg, como sólo el blablablá de los políticos y ninguna acción real para evitar la catástrofe climática.

La brecha generacional se hizo evidente en la COP26, pues los dirigentes políticos y empresariales son personas maduras que presentaron el vaso medio lleno, mientras que los participantes de las organizaciones ambientales, como Greta, son jóvenes que consideran que poco o nada se ha hecho realmente para disminuir el calentamiento global.

Los intereses de las naciones ricas se inclinaron por la reducción de las emisiones, pero en forma paulatina, sin llegar a la eliminación inmediata, cuando menos teórica, del uso de combustibles fósiles.

La CP26 fue un paso adelante, pero demasiado pequeño para la magnitud del desafío que enfrenta la humanidad, por lo que se requiere actuar ya para evitar la extinción de los seres humanos en este siglo.


La COP26, la cumbre climática mundial celebrada en Glasgow, finalizó sin llegar a los acuerdos necesarios para garantizar que se podrá controlar el aumento de la temperatura en 1.5 grados centígrados, principal propósito planteado por la ONU.

Sin embargo se dieron algunos avances para disminuir los gases invernadero, principales causantes del calentamiento global. Se podría decir que esa sería la visión del vaso medio lleno propagada por los organizadores del evento.

Un logro fue el acuerdo entre China y Estados Unidos, los dos países que más contaminan y las más grandes economías mundiales, de reducir las emisiones en esta década, y China se comprometió a reducir las de gas metano por primera vez, aunque su presidente no asistió a la reunión, al igual que el de Rusia y el de Brasil.

Hablando del metano, uno de los principales gases que producen el calentamiento en el planeta, más de cien países se pusieron de acuerdo para reducirlo en un 30 por ciento en esta década.

Y si de promesas se trata también los líderes de más de cien países se comprometieron a terminar con la deforestación para el año 2030, lo cual en realidad es poco creíble, sobre todo por parte de Brasil, donde el gobierno de Bolsonaro está extinguiendo la selva del Amazonas.

Obviamente no faltó la crítica por parte de grupos ambientalistas, pues lo mismo se ha hecho en otras veces y en lugar de disminuir la tala ha aumentado en forma alarmante en todo el orbe.

La India por su parte prometió cero emisiones para el año 2070, lo cual también fue objetado por las organizaciones ecológicas, al igual que la intervención de este país para que en lugar de poner en el acta final la eliminación del uso de carbón se supliera sólo por la reducción del mismo.

Todo indica que el principal logro de la COP fue realizarse debido a las restricciones de la pandemia y que todos los países aceptaran que el calentamiento global era la principal causa del cambio climático con sus conocidas consecuencias.

Esta cumbre climática debió celebrarse el año pasado, pero se canceló por la pandemia, la próxima será el año entrante en Egipto y los organizadores plantean que será más definitoria y fructífera que la recién concluida COP26.

Lo deseable es que la COP27 llene en parte el vaso que dejó medio vacío la cumbre climática y que fue señalada por los miles de activistas que protestaron en las calles de Glasgow, entre ellos la sueca Greta Thunberg, como sólo el blablablá de los políticos y ninguna acción real para evitar la catástrofe climática.

La brecha generacional se hizo evidente en la COP26, pues los dirigentes políticos y empresariales son personas maduras que presentaron el vaso medio lleno, mientras que los participantes de las organizaciones ambientales, como Greta, son jóvenes que consideran que poco o nada se ha hecho realmente para disminuir el calentamiento global.

Los intereses de las naciones ricas se inclinaron por la reducción de las emisiones, pero en forma paulatina, sin llegar a la eliminación inmediata, cuando menos teórica, del uso de combustibles fósiles.

La CP26 fue un paso adelante, pero demasiado pequeño para la magnitud del desafío que enfrenta la humanidad, por lo que se requiere actuar ya para evitar la extinción de los seres humanos en este siglo.