/ jueves 4 de noviembre de 2021

Perfil humano | La COP26 y la postura mexicana ante el cambio climático

La 26ª Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP26) organizada por la ONU se lleva a cabo en estos días en Glasgow, Reino Unido, con la participación de 196 países y la Unión Europea.

Esta reunión anual tiene una importancia especial, pues se revisarán los avances respecto a las medidas tomadas por las naciones para evitar el calentamiento global y evaluar si se alcanzaron o no las metas propuestas en París en el 2015.

Uno de los principales propósitos de la COP21 de París fue el acuerdo de que disminuirían las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar superar un aumento de la temperatura promedio de 1.5 grados centígrados respecto a la que existía en la época preindustrial.

El año pasado hubo una pequeña tregua debido a la desaceleración económica causada por la pandemia, lo cual disminuyó en parte la habitual contaminación en el planeta. Sin embargo este año con la reactivación económica han vuelto a crecer los alarmantes indicadores del efecto invernadero, sin que se apliquen políticas de contención por parte de los principales causantes.

De continuar con la misma tendencia la temperatura global podría aumentar en 2 grados para el 2030 e incluso llegar a los 3 grados para el 2050, lo cual sería catastrófico y con efectos irreversibles en el clima y en la vida terrestre.

Por ello la COP26 tiene el gran reto de valorar la situación actual y proponer metas alcanzables a corto plazo, pues de lo contrario de poco o nada serviría este tipo de eventos.

El problema es que la mayoría de los países, entre ellos México, ni siquiera se han acercado a los objetivos propuestos en la conferencia anual de París del 2015, por lo que menos podrán lograr avances significativos que logren evitar el constante aumento de temperatura en el mundo.

México no propuso mayores metas que las de la anterior conferencia y su compromiso será el mismo, o sea reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030 en un 22 por ciento y disminuir el uso de carbón en un 51 por ciento.

La política del actual gobierno federal es incluso contradictoria con el citado convenio, pues con la propuesta de la Reforma Eléctrica de hecho propicia que se aumente el uso de energía de fósiles como el carbón y de desechos petroleros como el combustóleo para las plantas generadoras de energía eléctrica en lugar de fuentes de energía no contaminantes.

Nuestro país no es uno de los más grandes generadores de gases de efecto invernadero, pero el año pasado emitió 742 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo cual lo aleja de las metas a las que se comprometió en el 2015 en París.

Los principales países contaminantes, Estados Unidos y China, están inmersos más en la recuperación económica que en tomar medidas para mejorar el medio ambiente, aunque es posible que Biden intente establecer metas más altas para evitar el calentamiento global.

Por consiguiente no se esperan resultados muy alentadores de esta conferencia mundial, pese a que el cambio climático afecta cada vez más a todas las poblaciones humanas. Esperamos de todas maneras que algo se avance en la materia, pues lo que está en riesgo es nada menos que la existencia humana y la de las demás especies vivas del planeta.


La 26ª Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP26) organizada por la ONU se lleva a cabo en estos días en Glasgow, Reino Unido, con la participación de 196 países y la Unión Europea.

Esta reunión anual tiene una importancia especial, pues se revisarán los avances respecto a las medidas tomadas por las naciones para evitar el calentamiento global y evaluar si se alcanzaron o no las metas propuestas en París en el 2015.

Uno de los principales propósitos de la COP21 de París fue el acuerdo de que disminuirían las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar superar un aumento de la temperatura promedio de 1.5 grados centígrados respecto a la que existía en la época preindustrial.

El año pasado hubo una pequeña tregua debido a la desaceleración económica causada por la pandemia, lo cual disminuyó en parte la habitual contaminación en el planeta. Sin embargo este año con la reactivación económica han vuelto a crecer los alarmantes indicadores del efecto invernadero, sin que se apliquen políticas de contención por parte de los principales causantes.

De continuar con la misma tendencia la temperatura global podría aumentar en 2 grados para el 2030 e incluso llegar a los 3 grados para el 2050, lo cual sería catastrófico y con efectos irreversibles en el clima y en la vida terrestre.

Por ello la COP26 tiene el gran reto de valorar la situación actual y proponer metas alcanzables a corto plazo, pues de lo contrario de poco o nada serviría este tipo de eventos.

El problema es que la mayoría de los países, entre ellos México, ni siquiera se han acercado a los objetivos propuestos en la conferencia anual de París del 2015, por lo que menos podrán lograr avances significativos que logren evitar el constante aumento de temperatura en el mundo.

México no propuso mayores metas que las de la anterior conferencia y su compromiso será el mismo, o sea reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030 en un 22 por ciento y disminuir el uso de carbón en un 51 por ciento.

La política del actual gobierno federal es incluso contradictoria con el citado convenio, pues con la propuesta de la Reforma Eléctrica de hecho propicia que se aumente el uso de energía de fósiles como el carbón y de desechos petroleros como el combustóleo para las plantas generadoras de energía eléctrica en lugar de fuentes de energía no contaminantes.

Nuestro país no es uno de los más grandes generadores de gases de efecto invernadero, pero el año pasado emitió 742 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo cual lo aleja de las metas a las que se comprometió en el 2015 en París.

Los principales países contaminantes, Estados Unidos y China, están inmersos más en la recuperación económica que en tomar medidas para mejorar el medio ambiente, aunque es posible que Biden intente establecer metas más altas para evitar el calentamiento global.

Por consiguiente no se esperan resultados muy alentadores de esta conferencia mundial, pese a que el cambio climático afecta cada vez más a todas las poblaciones humanas. Esperamos de todas maneras que algo se avance en la materia, pues lo que está en riesgo es nada menos que la existencia humana y la de las demás especies vivas del planeta.