/ jueves 10 de marzo de 2022

Perfil humano | La guerra de Putin y la tragedia humanitaria en Ucrania

La invasión a Ucrania ha sido considerada por algunos analistas como una guerra personal de Vladimir Putin, el cual está decidido a enfrentarse a la mayor parte del mundo con tal de lograr sus objetivos expansionistas.

El presidente ruso ha reiterado estar satisfecho con el avance de lo que ha llamado “una operación militar especial” pues está obstinado en no reconocer a Ucrania como una nación soberana. Mucho menos acepta al actual gobierno al que ha calificado como de “neonazis” y “drogadictos”, algo inusual en el usualmente introvertido ex agente de la KGB.

Sin una argumentación válida para enviar las tropas rusas al territorio ucraniano y menos bombardearlo, Putin continúa adelante en su proyecto de anexarlo como parte de las zonas de seguridad de su nación.

De acuerdo a los razonamientos del presidente ruso Ucrania debería ser neutral y no pertenecer a la OTAN, pues según él significaría tener bases militares estadounidenses en su frontera.

Por lo pronto ya logró que Ucrania, Moldavia y Georgia solicitaran formalmente su afiliación a la Unión Europea. El sentir general de los habitantes de estos países es ser parte de la comunidad europea más que regresar a formar parte de Rusia como en los tiempos de la URSS.

El problema es que Putin difiere con la mayoría del mundo que acepta a estas naciones como soberanas y él no, sin exponer argumentos convincentes más que el uso de la fuerza militar.

La obsesión de Vladimir es tal que ha llegado incluso a mencionar el arsenal de armas nucleares con las que cuenta su país, lo que es una irracional y velada amenaza para todos aquellos países que intenten aliarse con la invadida Ucrania.

La movilización de tropas rusas ha causado una verdadera catástrofe humanitaria en Ucrania, pues millones de sus habitantes han tenido que emigrar huyendo del fuego enemigo.

En principio la Unión Europea decidió aceptar en sus países a los refugiados ucranianos, los que son en su mayoría mujeres y niños pues los varones se quedaron a defender a su nación.

Miles de civiles han perecido, según el gobierno ucraniano, debido a los bombardeos rusos que incluyen bombas termobáricas, esto es, que absorben el oxígeno para convertirse en masas incendiarias. Su uso está prohibido por los acuerdos internacionales de Ginebra.

Las acciones en contra de la población ucraniana han convertido a Putin en un personaje repudiado contra el cual se organizan manifestaciones en diversas partes del mundo, incluida Rusia, donde han sido arrestadas miles de personas por protestar en contra de la invasión en Ucrania.

Ante la imposibilidad de actuar también en forma bélica, los países occidentales han aplicado una serie de medidas severas económicas que han provocado el aislamiento de Rusia, como castigar los capitales de los oligarcas favorecidos por el régimen autoritario de Putin.

Sin embargo la guerra no declarada de Putin continúa convirtiéndose no sólo en una tragedia humanitaria sino también en un serio peligro para la estabilidad y la paz mundial. Este parece ser el inicio de otra guerra fría para la cual no se advierte una solución inmediata y las consecuencias ya las están sufriendo no sólo los ucranianos, sino también el resto del mundo.



La invasión a Ucrania ha sido considerada por algunos analistas como una guerra personal de Vladimir Putin, el cual está decidido a enfrentarse a la mayor parte del mundo con tal de lograr sus objetivos expansionistas.

El presidente ruso ha reiterado estar satisfecho con el avance de lo que ha llamado “una operación militar especial” pues está obstinado en no reconocer a Ucrania como una nación soberana. Mucho menos acepta al actual gobierno al que ha calificado como de “neonazis” y “drogadictos”, algo inusual en el usualmente introvertido ex agente de la KGB.

Sin una argumentación válida para enviar las tropas rusas al territorio ucraniano y menos bombardearlo, Putin continúa adelante en su proyecto de anexarlo como parte de las zonas de seguridad de su nación.

De acuerdo a los razonamientos del presidente ruso Ucrania debería ser neutral y no pertenecer a la OTAN, pues según él significaría tener bases militares estadounidenses en su frontera.

Por lo pronto ya logró que Ucrania, Moldavia y Georgia solicitaran formalmente su afiliación a la Unión Europea. El sentir general de los habitantes de estos países es ser parte de la comunidad europea más que regresar a formar parte de Rusia como en los tiempos de la URSS.

El problema es que Putin difiere con la mayoría del mundo que acepta a estas naciones como soberanas y él no, sin exponer argumentos convincentes más que el uso de la fuerza militar.

La obsesión de Vladimir es tal que ha llegado incluso a mencionar el arsenal de armas nucleares con las que cuenta su país, lo que es una irracional y velada amenaza para todos aquellos países que intenten aliarse con la invadida Ucrania.

La movilización de tropas rusas ha causado una verdadera catástrofe humanitaria en Ucrania, pues millones de sus habitantes han tenido que emigrar huyendo del fuego enemigo.

En principio la Unión Europea decidió aceptar en sus países a los refugiados ucranianos, los que son en su mayoría mujeres y niños pues los varones se quedaron a defender a su nación.

Miles de civiles han perecido, según el gobierno ucraniano, debido a los bombardeos rusos que incluyen bombas termobáricas, esto es, que absorben el oxígeno para convertirse en masas incendiarias. Su uso está prohibido por los acuerdos internacionales de Ginebra.

Las acciones en contra de la población ucraniana han convertido a Putin en un personaje repudiado contra el cual se organizan manifestaciones en diversas partes del mundo, incluida Rusia, donde han sido arrestadas miles de personas por protestar en contra de la invasión en Ucrania.

Ante la imposibilidad de actuar también en forma bélica, los países occidentales han aplicado una serie de medidas severas económicas que han provocado el aislamiento de Rusia, como castigar los capitales de los oligarcas favorecidos por el régimen autoritario de Putin.

Sin embargo la guerra no declarada de Putin continúa convirtiéndose no sólo en una tragedia humanitaria sino también en un serio peligro para la estabilidad y la paz mundial. Este parece ser el inicio de otra guerra fría para la cual no se advierte una solución inmediata y las consecuencias ya las están sufriendo no sólo los ucranianos, sino también el resto del mundo.