/ jueves 28 de abril de 2022

Perfil humano | La Reforma Eléctrica y los “traidores a la patria”

La iniciativa presidencial para sacar adelante la Reforma Eléctrica fracasó por falta de votos, ya que sólo obtuvo 275 a favor y 223 en contra por parte de los diputados federales.

Al no lograr la mayoría calificada la propuesta presidencial ya no pasó al Senado y seguirá la legislación vigente aprobada en el sexenio pasado cuando se aliaron para ello el PRI, el PAN y el PRD. Ahora como oposición estos partidos aún unidos en la coalición Va Por México votaron obviamente en contra de que se cambiara lo que antes habían aprobado.

A excepción de un diputado del PRI que votó a favor para que no le cancelaran una embajada a su padre, los demás legisladores tricolores junto con los panistas, perredistas y de Movimiento Ciudadano lograron su primera victoria legislativa en este sexenio.

Al parecer les ha funcionado su alianza a los partidos contrarios al mayoritario Morena desde las elecciones intermedias del año pasado que les permitió evitar que este partido continuara con mayoría calificada en la Cámara de Diputados.

La interrogante que se han hecho algunos analistas es por qué no la propusieron cuando hubieran podido aprobarla al contar con sus aliados con una mayoría calificada, esto es, en la primera mitad del actual sexenio.

Tal vez no lo intentaron para no bloquear la firma del T-MEC, sobre todo porque algunos acuerdos de este tratado no eran precisamente acordes con las propuestas de la reforma fallida.

Si ya no se contaba con los votos necesarios y existía una fuerte presión por parte de los socios comerciales del norte por considerar que no se respetaba lo antes acordado, ¿para qué intentar cambiar las reglas del juego pues podría ser adverso sobre todo para la inversión extranjera en el país?

El presidente López Obrador había anunciado que en la segunda mitad de su gobierno realizaría tres reformas constitucionales: la eléctrica, la electoral y la integración de la Guardia Nacional a la defensa nacional.

La primera de ellas ya fracasó y sólo obtuvo el que se aprobara por mayoría simple de su partido y aliados la estatización del litio, la cual ha sido aclamada exageradamente por sus partidarios como la jefa de gobierno de la Ciudad de México de una trascendencia histórica igual a la expropiación petrolera.

Desproporcionada también además de ofensiva e infundada ha sido la campaña emprendida desde la presidencia y el partido oficial en contra de los diputados federales que no votaron a favor de la pretendida Reforma Eléctrica.

Los legisladores fueron coherentes con su postura en contra de no cambiar lo que antes sus partidos habían aprobado, menos cuando se les quería imponer sin quitar una coma, como si se les olvidara que son oposición.

Ahora Morena ha emprendido una campaña nacional de exhibirlos como traidores a la patria, lo que polarizará las posiciones en el congreso federal y no permitirá tener acuerdos en común.

Menos se contempla que se puedan aprobar las dos faltantes reformas constitucionales, sobre todo la electoral, que persigue entre otras cosas la renovación de los organismos electorales, pero también la eliminación de los legisladores de representación proporcional, lo cual afectaría a los partidos minoritarios, incluidos a los dos aliados con el partido oficial.

El país y el mundo atraviesan por graves crisis como para distraer la atención pública con sainetes sin mucho sentido en lugar de trabajar en proyectos comunes para lograr superarlas, como la actual inflación galopante, la sequía, la inseguridad pública y la falta de crecimiento económico.

Esa debería ser la principal tarea de los políticos más que dedicarse a sus maniobras personales para lograr posicionarse o fortalecer sus cargos públicos. Esa sí sería una auténtica postura patriota y nacionalista.


La iniciativa presidencial para sacar adelante la Reforma Eléctrica fracasó por falta de votos, ya que sólo obtuvo 275 a favor y 223 en contra por parte de los diputados federales.

Al no lograr la mayoría calificada la propuesta presidencial ya no pasó al Senado y seguirá la legislación vigente aprobada en el sexenio pasado cuando se aliaron para ello el PRI, el PAN y el PRD. Ahora como oposición estos partidos aún unidos en la coalición Va Por México votaron obviamente en contra de que se cambiara lo que antes habían aprobado.

A excepción de un diputado del PRI que votó a favor para que no le cancelaran una embajada a su padre, los demás legisladores tricolores junto con los panistas, perredistas y de Movimiento Ciudadano lograron su primera victoria legislativa en este sexenio.

Al parecer les ha funcionado su alianza a los partidos contrarios al mayoritario Morena desde las elecciones intermedias del año pasado que les permitió evitar que este partido continuara con mayoría calificada en la Cámara de Diputados.

La interrogante que se han hecho algunos analistas es por qué no la propusieron cuando hubieran podido aprobarla al contar con sus aliados con una mayoría calificada, esto es, en la primera mitad del actual sexenio.

Tal vez no lo intentaron para no bloquear la firma del T-MEC, sobre todo porque algunos acuerdos de este tratado no eran precisamente acordes con las propuestas de la reforma fallida.

Si ya no se contaba con los votos necesarios y existía una fuerte presión por parte de los socios comerciales del norte por considerar que no se respetaba lo antes acordado, ¿para qué intentar cambiar las reglas del juego pues podría ser adverso sobre todo para la inversión extranjera en el país?

El presidente López Obrador había anunciado que en la segunda mitad de su gobierno realizaría tres reformas constitucionales: la eléctrica, la electoral y la integración de la Guardia Nacional a la defensa nacional.

La primera de ellas ya fracasó y sólo obtuvo el que se aprobara por mayoría simple de su partido y aliados la estatización del litio, la cual ha sido aclamada exageradamente por sus partidarios como la jefa de gobierno de la Ciudad de México de una trascendencia histórica igual a la expropiación petrolera.

Desproporcionada también además de ofensiva e infundada ha sido la campaña emprendida desde la presidencia y el partido oficial en contra de los diputados federales que no votaron a favor de la pretendida Reforma Eléctrica.

Los legisladores fueron coherentes con su postura en contra de no cambiar lo que antes sus partidos habían aprobado, menos cuando se les quería imponer sin quitar una coma, como si se les olvidara que son oposición.

Ahora Morena ha emprendido una campaña nacional de exhibirlos como traidores a la patria, lo que polarizará las posiciones en el congreso federal y no permitirá tener acuerdos en común.

Menos se contempla que se puedan aprobar las dos faltantes reformas constitucionales, sobre todo la electoral, que persigue entre otras cosas la renovación de los organismos electorales, pero también la eliminación de los legisladores de representación proporcional, lo cual afectaría a los partidos minoritarios, incluidos a los dos aliados con el partido oficial.

El país y el mundo atraviesan por graves crisis como para distraer la atención pública con sainetes sin mucho sentido en lugar de trabajar en proyectos comunes para lograr superarlas, como la actual inflación galopante, la sequía, la inseguridad pública y la falta de crecimiento económico.

Esa debería ser la principal tarea de los políticos más que dedicarse a sus maniobras personales para lograr posicionarse o fortalecer sus cargos públicos. Esa sí sería una auténtica postura patriota y nacionalista.