/ jueves 14 de abril de 2022

Perfil humano | Los crímenes de guerra en Ucrania

Eduardo Fernández Armendáriz

La invasión rusa a Ucrania ha causado una gran cantidad de víctimas civiles, incluidos niños, por lo que se podrían calificar estas acciones como crímenes de guerra y llevar a sus autores a los tribunales internacionales.

Masacres como la cometida en una estación de trenes en la capital de Donbás o los cadáveres dejados después de la retirada rusa de Bucha son una muestra de la crueldad ejercida sobre la población para sembrar el terror.

La respuesta del gobierno ruso a estas acusaciones ha sido que sólo es un teatro montado por los ucranianos y que ellos no son los autores de esas matanzas. Sin embargo basta ver las imágenes de edificios destruidos completamente por los bombardeos rusos para inferir que los militares soviéticos son los culpables de estos abominables hechos.

Amnistía Internacional ha denunciado que la forma de actuar rusa en Ucrania es igual que la realizada en Siria, el destruir indiscriminadamente las poblaciones consideradas enemigas y dejarlas en ruinas como lo hicieron con la ciudad de Alepo.

Decenas de ciudades han sufrido bombardeos a zonas residenciales lo mismo que a objetivos militares quedando buena parte de ellas en ruinas.

Si la invasión rusa no tiene justificación alguna más que la paranoia de Putin y sus asesores, menos la tienen estas masacres de ciudadanos ucranianos, lo que los ha obligado a abandonar sus hogares para desplazarse a otras regiones del país o fuera de él.

Más de cuatro millones de ucranianos han abandonado su nación y se calcula que son más de 10 millones los que se han desplazado a otros lugares, la cuarta parte de su población.

En los tratados internacionales está establecido que no se debe atacar a la población civil en caso de una confrontación bélica, menos cuando como en el caso de Ucrania ni siquiera le han declarado la guerra y continúa la versión oficial rusa de que es sólo una “operación militar especial”.

Las protestas ante estos hechos criminales continúan en todo el mundo, incluso en Rusia, donde más de 15 mil manifestantes han sido arrestados pues está prohibido protestar en público.

El presidente ucraniano Zelensky ha exigido que se lleve a los culpables de lo que considera un genocidio a los tribunales, como se hizo en Núremberg con los nazis.

Lo paradójico de esta absurda guerra es que quien se comporta como un nuevo Hitler, o sea Putin, acusa a los gobernantes ucranianos de nazis y hasta de drogadictos.

La estrategia inhumana de “tierra quemada” aplicada por el ejército ruso es a todas luces un crimen de guerra en contra de los ucranianos que debería ser juzgado en las cortes internacionales.

Por lo pronto la asamblea general de la ONU expulsó por mayoría a Rusia del consejo de los derechos humanos, aunque este país por su parte declaró que se retiraba de él.

Ucrania se ha convertido en el nuevo escenario donde se lleva a cabo un genocidio sin que nadie pueda impedirlo pues la OTAN se niega a participar directamente para no detonar una nueva guerra mundial.

Los ucranianos como lo han experimentado otros pueblos son víctimas de ambiciones geopolíticas de dirigentes de una nación que intentan por todos los medios de extender su hegemonía sin importarles el alto costo de vidas humanas. ¿Hasta cuándo llegará la paz a Ucrania?


Eduardo Fernández Armendáriz

La invasión rusa a Ucrania ha causado una gran cantidad de víctimas civiles, incluidos niños, por lo que se podrían calificar estas acciones como crímenes de guerra y llevar a sus autores a los tribunales internacionales.

Masacres como la cometida en una estación de trenes en la capital de Donbás o los cadáveres dejados después de la retirada rusa de Bucha son una muestra de la crueldad ejercida sobre la población para sembrar el terror.

La respuesta del gobierno ruso a estas acusaciones ha sido que sólo es un teatro montado por los ucranianos y que ellos no son los autores de esas matanzas. Sin embargo basta ver las imágenes de edificios destruidos completamente por los bombardeos rusos para inferir que los militares soviéticos son los culpables de estos abominables hechos.

Amnistía Internacional ha denunciado que la forma de actuar rusa en Ucrania es igual que la realizada en Siria, el destruir indiscriminadamente las poblaciones consideradas enemigas y dejarlas en ruinas como lo hicieron con la ciudad de Alepo.

Decenas de ciudades han sufrido bombardeos a zonas residenciales lo mismo que a objetivos militares quedando buena parte de ellas en ruinas.

Si la invasión rusa no tiene justificación alguna más que la paranoia de Putin y sus asesores, menos la tienen estas masacres de ciudadanos ucranianos, lo que los ha obligado a abandonar sus hogares para desplazarse a otras regiones del país o fuera de él.

Más de cuatro millones de ucranianos han abandonado su nación y se calcula que son más de 10 millones los que se han desplazado a otros lugares, la cuarta parte de su población.

En los tratados internacionales está establecido que no se debe atacar a la población civil en caso de una confrontación bélica, menos cuando como en el caso de Ucrania ni siquiera le han declarado la guerra y continúa la versión oficial rusa de que es sólo una “operación militar especial”.

Las protestas ante estos hechos criminales continúan en todo el mundo, incluso en Rusia, donde más de 15 mil manifestantes han sido arrestados pues está prohibido protestar en público.

El presidente ucraniano Zelensky ha exigido que se lleve a los culpables de lo que considera un genocidio a los tribunales, como se hizo en Núremberg con los nazis.

Lo paradójico de esta absurda guerra es que quien se comporta como un nuevo Hitler, o sea Putin, acusa a los gobernantes ucranianos de nazis y hasta de drogadictos.

La estrategia inhumana de “tierra quemada” aplicada por el ejército ruso es a todas luces un crimen de guerra en contra de los ucranianos que debería ser juzgado en las cortes internacionales.

Por lo pronto la asamblea general de la ONU expulsó por mayoría a Rusia del consejo de los derechos humanos, aunque este país por su parte declaró que se retiraba de él.

Ucrania se ha convertido en el nuevo escenario donde se lleva a cabo un genocidio sin que nadie pueda impedirlo pues la OTAN se niega a participar directamente para no detonar una nueva guerra mundial.

Los ucranianos como lo han experimentado otros pueblos son víctimas de ambiciones geopolíticas de dirigentes de una nación que intentan por todos los medios de extender su hegemonía sin importarles el alto costo de vidas humanas. ¿Hasta cuándo llegará la paz a Ucrania?