/ jueves 7 de abril de 2022

Perfil humano | ¿Revocación o ratificación?

La consulta para la revocación de mandato ha causado polémica y confusión en los ciudadanos debido a que es el propio presidente el que ha propuesto e impulsado su realización.

La causa aparente de ello es ser una promesa de campaña de López Obrador, aunque suena algo contradictorio que sea el propio mandatario el que impulse la posibilidad de ser revocado cuando aún le quedan más de dos años de gobierno.

Los críticos señalan que más bien es un intento de ratificar su cargo, además de influir para que los ciudadanos apoyen a su partido en las próximas elecciones.

La propuesta presidencial de la revocación de mandato era inicialmente para los comicios que se celebraron el año pasado, pero como los partidos opositores la consideraron una forma de influir en las campañas no la aceptaron, por lo que se cambió para el 10 de abril del presente año.

Luego vino la controversia con el INE, pues los legisladores no le aprobaron el presupuesto para llevarla a cabo, la cual tendrá que realizar a final de cuentas con los recursos asignados, por lo que se limitará a colocar unas 57 mil 500 casillas en todo el país.

En la boleta que se emitirá se tendrá que elegir entre renovar o ratificar al actual presidente, pero sin que ello sea una petición generalizada de la ciudadanía o de la misma oposición, la que por cierto ha promovido que no participen los electores para no hacerle el juego a AMLO.

Lo extraño del asunto es que Morena es el partido promotor de esta consulta, incumpliendo incluso lo establecido en la constitución política de no realizar propaganda alusiva durante el periodo electoral.

Grandes espectaculares donde se invita a votar para ratificar al presidente fueron colocados en las principales ciudades a pesar de que el INE, avalado por el fallo del Tribunal Federal Electoral, prohibiera esta difusión.

Además funcionarios públicos han participado (y de seguro lo harán el día de la consulta) en dicha promoción, por lo que los opositores consideran que el evento es una forma de fortalecer el mandato de López Obrador, más que para conocer el parecer de la población.

Aunque ha disminuido algo la popularidad del presidente oscila entre el 50 y 60 por ciento de los electores de acuerdo a diversas encuestas, por lo que se vaticina sea ratificado por sus seguidores en forma mayoritaria.

Para que la consulta fuera vinculante requeriría que votara el 40 por ciento del padrón electoral, lo cual es poco probable. Si la mayoría de tal porcentaje se inclinara por la remoción de AMLO entonces el TEPJF se lo consignaría al congreso federal para que eligiera un presidente interino.

En el remoto caso de que lo anterior pudiera ocurrir el sucesor del actual mandatario sería alguien designado por su partido, probablemente alguno de los que ha mencionado como posibles candidatos para ocupar su cargo en el siguiente sexenio.

La realidad es que en el 2018 una mayoría de 30 millones de electores decidieron que el presidente fuera López Obrador por un periodo de seis años. Entonces en términos generales si no existe una representativa petición popular para que no continúe, no se comprende cuáles sean las intenciones de llevar a cabo una consulta de este tipo, salvo el intento de fortalecer la imagen presidencial.


La consulta para la revocación de mandato ha causado polémica y confusión en los ciudadanos debido a que es el propio presidente el que ha propuesto e impulsado su realización.

La causa aparente de ello es ser una promesa de campaña de López Obrador, aunque suena algo contradictorio que sea el propio mandatario el que impulse la posibilidad de ser revocado cuando aún le quedan más de dos años de gobierno.

Los críticos señalan que más bien es un intento de ratificar su cargo, además de influir para que los ciudadanos apoyen a su partido en las próximas elecciones.

La propuesta presidencial de la revocación de mandato era inicialmente para los comicios que se celebraron el año pasado, pero como los partidos opositores la consideraron una forma de influir en las campañas no la aceptaron, por lo que se cambió para el 10 de abril del presente año.

Luego vino la controversia con el INE, pues los legisladores no le aprobaron el presupuesto para llevarla a cabo, la cual tendrá que realizar a final de cuentas con los recursos asignados, por lo que se limitará a colocar unas 57 mil 500 casillas en todo el país.

En la boleta que se emitirá se tendrá que elegir entre renovar o ratificar al actual presidente, pero sin que ello sea una petición generalizada de la ciudadanía o de la misma oposición, la que por cierto ha promovido que no participen los electores para no hacerle el juego a AMLO.

Lo extraño del asunto es que Morena es el partido promotor de esta consulta, incumpliendo incluso lo establecido en la constitución política de no realizar propaganda alusiva durante el periodo electoral.

Grandes espectaculares donde se invita a votar para ratificar al presidente fueron colocados en las principales ciudades a pesar de que el INE, avalado por el fallo del Tribunal Federal Electoral, prohibiera esta difusión.

Además funcionarios públicos han participado (y de seguro lo harán el día de la consulta) en dicha promoción, por lo que los opositores consideran que el evento es una forma de fortalecer el mandato de López Obrador, más que para conocer el parecer de la población.

Aunque ha disminuido algo la popularidad del presidente oscila entre el 50 y 60 por ciento de los electores de acuerdo a diversas encuestas, por lo que se vaticina sea ratificado por sus seguidores en forma mayoritaria.

Para que la consulta fuera vinculante requeriría que votara el 40 por ciento del padrón electoral, lo cual es poco probable. Si la mayoría de tal porcentaje se inclinara por la remoción de AMLO entonces el TEPJF se lo consignaría al congreso federal para que eligiera un presidente interino.

En el remoto caso de que lo anterior pudiera ocurrir el sucesor del actual mandatario sería alguien designado por su partido, probablemente alguno de los que ha mencionado como posibles candidatos para ocupar su cargo en el siguiente sexenio.

La realidad es que en el 2018 una mayoría de 30 millones de electores decidieron que el presidente fuera López Obrador por un periodo de seis años. Entonces en términos generales si no existe una representativa petición popular para que no continúe, no se comprende cuáles sean las intenciones de llevar a cabo una consulta de este tipo, salvo el intento de fortalecer la imagen presidencial.