/ jueves 11 de agosto de 2022

Perfil humano | Taiwán, ¿otra Ucrania?

Por: Eduardo Fernández Armendáriz

La visita de Nancy Pelosi, la presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, a Taiwán causó una reacción adversa por parte de China, al grado de realizar una serie de acciones para demostrar su disgusto ante tal acto que consideraron como una ofensa a su nación.

La causa de esta reacción por parte de Pekín se debe a que este país no es reconocido por China, ya que se constituyó como tal en 1949 cuando los comunistas llegaron al poder y sus adversarios republicanos huyeron a la isla de Formosa.

Con un notorio desarrollo económico y tecnológico esta nación, de tan sólo 23 millones de habitantes, ha tenido que enfrentarse a los intentos de China por recuperarla como parte de su territorio.

El actual líder chino XI Jinping está a punto de ser ratificado para su tercer mandato por el congreso comunista, por lo que necesita exhibir una postura firme y fuerte en torno a Taiwán. Algo parecido a lo que está haciendo Putin con la invasión rusa a Ucrania.

Una de las promesas de Jinping es precisamente la anexión de Taiwán, ya que siempre han considerado que la isla de Formosa sigue siendo parte del territorio chino.

Además del interés patriota que esgrime el mandatario chino está el geopolítico y económico, pues China planea ampliar su influencia marítima, para lo cual requiere contar con la isla que está a 128 kilómetros de su costa.

Por ello la indeseable visita de Pelosi fue tomada como pretexto por el gobierno chino para aumentar su postura agresiva no sólo para Taiwán sino también para los Estados Unidos. Por ello calificaron como una ofensa que la congresista estuviera en la isla a pesar de los intentos para evitarlo como la llamada directa de Jinping a Biden.

En su mentalidad Xi no concibe que el Congreso estadounidense no dependa de la voluntad presidencial, por lo que consideró que Pelosi tenía el aval de Biden, lo que es poco probable, pues éste lo último que desea es abrir un frente bélico con la nación china.

A diferencia de la rusa, las economías norteamericana y china están estrechamente ligadas debido al intercambio de bienes y servicios.

Ambas son las más grandes del mundo, por lo que una confrontación entre ellas no solamente perjudicaría seriamente a sus poblaciones, sino también al resto del mundo.

Sin embargo, como sucede en Ucrania, la lógica elemental es superada por las ambiciones políticas aunque sean irracionales por lo que está vigente la amenaza de una invasión china a Taiwán, la cual no podría ser evitada por los Estados Unidos sin el riesgo de una nueva guerra mundial con armas nucleares.

Lo que detiene a China son los intereses económicos con los países occidentales de los cuales depende en buena parte su economía, pues lo menos que desearía sería la cancelación de sus relaciones comerciales con Estados Unidos y sus aliados.

Ahora bien, las intenciones expansionistas chinas no sólo son una amenaza para Taiwán sino también para Japón y Corea del Sur, ambas también con un historial de confrontaciones con el dragón rojo.

La mayoría de las opiniones fueron de que no tenía sentido que Pelosi provocara al gobierno chino en estos momentos de tensión mundial por la guerra en Ucrania y problemas globales como la inflación, la pandemia y los trastornos del cambio climático.

Sin embargo, como lo señalamos antes, el sentido común es el que menos prevalece en estos tiempos entre nuestros líderes políticos, por lo que continúa la incertidumbre sobre una posible invasión china a Taiwán, lo que acabaría de detonar una nueva guerra fría entre las potencias mundiales.

Por: Eduardo Fernández Armendáriz

La visita de Nancy Pelosi, la presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, a Taiwán causó una reacción adversa por parte de China, al grado de realizar una serie de acciones para demostrar su disgusto ante tal acto que consideraron como una ofensa a su nación.

La causa de esta reacción por parte de Pekín se debe a que este país no es reconocido por China, ya que se constituyó como tal en 1949 cuando los comunistas llegaron al poder y sus adversarios republicanos huyeron a la isla de Formosa.

Con un notorio desarrollo económico y tecnológico esta nación, de tan sólo 23 millones de habitantes, ha tenido que enfrentarse a los intentos de China por recuperarla como parte de su territorio.

El actual líder chino XI Jinping está a punto de ser ratificado para su tercer mandato por el congreso comunista, por lo que necesita exhibir una postura firme y fuerte en torno a Taiwán. Algo parecido a lo que está haciendo Putin con la invasión rusa a Ucrania.

Una de las promesas de Jinping es precisamente la anexión de Taiwán, ya que siempre han considerado que la isla de Formosa sigue siendo parte del territorio chino.

Además del interés patriota que esgrime el mandatario chino está el geopolítico y económico, pues China planea ampliar su influencia marítima, para lo cual requiere contar con la isla que está a 128 kilómetros de su costa.

Por ello la indeseable visita de Pelosi fue tomada como pretexto por el gobierno chino para aumentar su postura agresiva no sólo para Taiwán sino también para los Estados Unidos. Por ello calificaron como una ofensa que la congresista estuviera en la isla a pesar de los intentos para evitarlo como la llamada directa de Jinping a Biden.

En su mentalidad Xi no concibe que el Congreso estadounidense no dependa de la voluntad presidencial, por lo que consideró que Pelosi tenía el aval de Biden, lo que es poco probable, pues éste lo último que desea es abrir un frente bélico con la nación china.

A diferencia de la rusa, las economías norteamericana y china están estrechamente ligadas debido al intercambio de bienes y servicios.

Ambas son las más grandes del mundo, por lo que una confrontación entre ellas no solamente perjudicaría seriamente a sus poblaciones, sino también al resto del mundo.

Sin embargo, como sucede en Ucrania, la lógica elemental es superada por las ambiciones políticas aunque sean irracionales por lo que está vigente la amenaza de una invasión china a Taiwán, la cual no podría ser evitada por los Estados Unidos sin el riesgo de una nueva guerra mundial con armas nucleares.

Lo que detiene a China son los intereses económicos con los países occidentales de los cuales depende en buena parte su economía, pues lo menos que desearía sería la cancelación de sus relaciones comerciales con Estados Unidos y sus aliados.

Ahora bien, las intenciones expansionistas chinas no sólo son una amenaza para Taiwán sino también para Japón y Corea del Sur, ambas también con un historial de confrontaciones con el dragón rojo.

La mayoría de las opiniones fueron de que no tenía sentido que Pelosi provocara al gobierno chino en estos momentos de tensión mundial por la guerra en Ucrania y problemas globales como la inflación, la pandemia y los trastornos del cambio climático.

Sin embargo, como lo señalamos antes, el sentido común es el que menos prevalece en estos tiempos entre nuestros líderes políticos, por lo que continúa la incertidumbre sobre una posible invasión china a Taiwán, lo que acabaría de detonar una nueva guerra fría entre las potencias mundiales.