/ jueves 4 de julio de 2019

Piedras: mito y simbolismo

Al contrario de los compuestos de origen vegetal, los de origen mineral como cristales o rocas (orgánicas o preciosas) se han considerado de menor importancia en los terrenos mágicos, curativos y afrodisiacos. Aparte de su efecto psicológico, sólo hasta las últimas décadas se ha descubierto la importancia biológica de los minerales en el organismo y su importancia específica para la vida humana. De acuerdo al autor Christian Rätsch, la falta de minerales puede provocar estados de debilidad, deterioro del cuerpo, daños en los órganos e incluso, la muerte.

Piedras usadas como afrodisiacos tienen minerales que cumplen funciones insustituibles para la sexualidad: zinc y magnesio. Incluso, se dice que elevan las sensaciones o estimulan la producción de espermatozoides, como el cilantro o la miel. Claro, hoy ya no se pulverizan dolomitas y estalactitas para beberlas en vino, o se usa el ágata contra la peste; o como fray Bernardino de Sahagún, en “De las hierbas medicinales”, que describió la piedra quiauhteocuítlatl que caía de la nubes y que disuelta en agua curaba el calor interno y el mal de corazón.

O la piedra eztetl; detenía la sangre de la nariz poniéndola en el cuello. La atlchipin, molida en agua, era provechosa para la fiebre y purificaba la orina. Los huesos fósiles eran molidos y usados contra las diarreas con sangre. Hasta había una receta para moribundos y fracturas: hierbas de verano con el rocío natural; esmeralda (usada, también, contra fiebres, epilepsia y nerviosismo), perla (usada en cuerpos extraños), cristal, gusanos de tierra, mezclados en sangre de una sangría y clara de huevo. Si no había sangre, servían las ranas quemadas.

La receta contra el dolor de dientes incluía piedras finas como la iztac quetzaliztli (esmeralda, jade u obsidiana). La historia está llena del uso del nácar, piedras bezoar y de reyes que ingieren rubíes y topacios para elevar la libido. Bibliotecas enteras hablan de los atributos medicinales del coral rojo (Corallium rubrum). Pero, ¿por qué esto? Tal vez, porque la psique humana siempre buscará completar lo que no tiene, mientras lo conocido se revela.

Al contrario de los compuestos de origen vegetal, los de origen mineral como cristales o rocas (orgánicas o preciosas) se han considerado de menor importancia en los terrenos mágicos, curativos y afrodisiacos. Aparte de su efecto psicológico, sólo hasta las últimas décadas se ha descubierto la importancia biológica de los minerales en el organismo y su importancia específica para la vida humana. De acuerdo al autor Christian Rätsch, la falta de minerales puede provocar estados de debilidad, deterioro del cuerpo, daños en los órganos e incluso, la muerte.

Piedras usadas como afrodisiacos tienen minerales que cumplen funciones insustituibles para la sexualidad: zinc y magnesio. Incluso, se dice que elevan las sensaciones o estimulan la producción de espermatozoides, como el cilantro o la miel. Claro, hoy ya no se pulverizan dolomitas y estalactitas para beberlas en vino, o se usa el ágata contra la peste; o como fray Bernardino de Sahagún, en “De las hierbas medicinales”, que describió la piedra quiauhteocuítlatl que caía de la nubes y que disuelta en agua curaba el calor interno y el mal de corazón.

O la piedra eztetl; detenía la sangre de la nariz poniéndola en el cuello. La atlchipin, molida en agua, era provechosa para la fiebre y purificaba la orina. Los huesos fósiles eran molidos y usados contra las diarreas con sangre. Hasta había una receta para moribundos y fracturas: hierbas de verano con el rocío natural; esmeralda (usada, también, contra fiebres, epilepsia y nerviosismo), perla (usada en cuerpos extraños), cristal, gusanos de tierra, mezclados en sangre de una sangría y clara de huevo. Si no había sangre, servían las ranas quemadas.

La receta contra el dolor de dientes incluía piedras finas como la iztac quetzaliztli (esmeralda, jade u obsidiana). La historia está llena del uso del nácar, piedras bezoar y de reyes que ingieren rubíes y topacios para elevar la libido. Bibliotecas enteras hablan de los atributos medicinales del coral rojo (Corallium rubrum). Pero, ¿por qué esto? Tal vez, porque la psique humana siempre buscará completar lo que no tiene, mientras lo conocido se revela.