/ viernes 31 de diciembre de 2021

Planes para año nuevo

Por: Mario Góngora H.

Ya que es mamá más que papá la que normalmente influye en mayor proporción en las acciones y conducta de sus hijos, los planes y deseos de año nuevo también deben estar orientados a poner el ejemplo de lo que eventualmente serán las obras, hábitos y desempeño de sus hijos.

A pesar de que mamá trabaje, regularmente pasa más tiempo con los hijos que papá. Y si ella pasa todo el día dedicada al hogar, se convierte en la guía constante de sus hijos. Pero el padre no queda relegado automáticamente a segundo plano, salvo que sea flojo, adicto o alcohólico.

En estos tiempos el ejemplo se vuelve crítico, pues niños y jóvenes modelarán lo que escuchen y vean en el hogar. Constantemente imitan.

La influencia temprana, para bien o para mal, queda implantada en la mente inconsciente de los niños. Son como letras grabadas en la corteza de un árbol joven, las que al crecer el árbol, también crecen en tamaño. Todo lo percibido a edades tempranas jamás es olvidado. Las ideas implantadas en la mente son como semillas en la tierra que germinan en actos y hábitos. Normalmente nos convertimos en lo que fueron o son nuestros padres. Recuerdo una señora que antes de casarse lo que más criticaba de su mamá era que nunca se levantaba a darles de desayunar ni a ella ni a sus hermanos. Ahora que es casada y con hijos, nunca prepara el desayuno. Se ha convertido en lo que más criticó. Y así, sus hijos seguramente modelarán lo que aprendieron y también mandarán a sus hijos a la escuela sin desayunar.

Si sabemos que nuestros hijos nos modelarán prácticamente en todo lo que nosotros hagamos, ¿cómo debemos ser, qué ejemplo queremos que sigan ellos? ¿Fumaremos?, ¿nos pasaremos los semáforos en rojo?, ¿no regresaremos el cambio que nos dieron de más en la tienda? ¿utilizaremos palabras impropias como si fueran normales?

Uno de los planes de año nuevo debiera ser el ser y actuar como quisiéramos que fueran nuestros hijos en el futuro. Aunque cada persona tiene su propia individualidad y no faltará quien no se drogue si toda la familia lo hace, ni quien sí lo haga cuando el resto de la familia no, nuestra responsabilidad es de hasta donde sea posible, dar un buen ejemplo.

Cuando el ejemplo es bueno, cuando el hijo sea lanzado al mundo, problemas en su trabajo, así como sus ansiedades y sus penas, buscarán el consuelo y el consejo en sus padres. Los pensamientos buenos y puros que hubieran sido implantados en su mente cuando niño, continuarán creciendo y convirtiéndose en buenas acciones, aun después de muertos los padres. Y cuando sólo quede su memoria después de haber partido, el hijo los seguirá bendiciendo. Visitará su tumba con frecuencia y nunca la dejará abandonada.


¿Queremos un país diferente?. Seamos nosotros diferentes, pongamos el ejemplo a nuestros hijos, y en una generación podremos ver y sentir el cambio hacia el México que todos merecemos y necesitamos. Que sea nuestro principal deseo para el año nuevo.


Por: Mario Góngora H.

Ya que es mamá más que papá la que normalmente influye en mayor proporción en las acciones y conducta de sus hijos, los planes y deseos de año nuevo también deben estar orientados a poner el ejemplo de lo que eventualmente serán las obras, hábitos y desempeño de sus hijos.

A pesar de que mamá trabaje, regularmente pasa más tiempo con los hijos que papá. Y si ella pasa todo el día dedicada al hogar, se convierte en la guía constante de sus hijos. Pero el padre no queda relegado automáticamente a segundo plano, salvo que sea flojo, adicto o alcohólico.

En estos tiempos el ejemplo se vuelve crítico, pues niños y jóvenes modelarán lo que escuchen y vean en el hogar. Constantemente imitan.

La influencia temprana, para bien o para mal, queda implantada en la mente inconsciente de los niños. Son como letras grabadas en la corteza de un árbol joven, las que al crecer el árbol, también crecen en tamaño. Todo lo percibido a edades tempranas jamás es olvidado. Las ideas implantadas en la mente son como semillas en la tierra que germinan en actos y hábitos. Normalmente nos convertimos en lo que fueron o son nuestros padres. Recuerdo una señora que antes de casarse lo que más criticaba de su mamá era que nunca se levantaba a darles de desayunar ni a ella ni a sus hermanos. Ahora que es casada y con hijos, nunca prepara el desayuno. Se ha convertido en lo que más criticó. Y así, sus hijos seguramente modelarán lo que aprendieron y también mandarán a sus hijos a la escuela sin desayunar.

Si sabemos que nuestros hijos nos modelarán prácticamente en todo lo que nosotros hagamos, ¿cómo debemos ser, qué ejemplo queremos que sigan ellos? ¿Fumaremos?, ¿nos pasaremos los semáforos en rojo?, ¿no regresaremos el cambio que nos dieron de más en la tienda? ¿utilizaremos palabras impropias como si fueran normales?

Uno de los planes de año nuevo debiera ser el ser y actuar como quisiéramos que fueran nuestros hijos en el futuro. Aunque cada persona tiene su propia individualidad y no faltará quien no se drogue si toda la familia lo hace, ni quien sí lo haga cuando el resto de la familia no, nuestra responsabilidad es de hasta donde sea posible, dar un buen ejemplo.

Cuando el ejemplo es bueno, cuando el hijo sea lanzado al mundo, problemas en su trabajo, así como sus ansiedades y sus penas, buscarán el consuelo y el consejo en sus padres. Los pensamientos buenos y puros que hubieran sido implantados en su mente cuando niño, continuarán creciendo y convirtiéndose en buenas acciones, aun después de muertos los padres. Y cuando sólo quede su memoria después de haber partido, el hijo los seguirá bendiciendo. Visitará su tumba con frecuencia y nunca la dejará abandonada.


¿Queremos un país diferente?. Seamos nosotros diferentes, pongamos el ejemplo a nuestros hijos, y en una generación podremos ver y sentir el cambio hacia el México que todos merecemos y necesitamos. Que sea nuestro principal deseo para el año nuevo.