/ martes 7 de septiembre de 2021

Pobreza

Por: Agustín Pérez Reynoso

El Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) hace poco emitió su informe de cómo evolucionó la pobreza en el periodo del 2018-2020. La pobreza se incrementó 3.8 millones de personas (mdp) (de 41.9% a 43.9% de la población) y la pobreza extrema se elevó 2.1 (mdp) (de 7% a 8.5%). Personas sin servicios de salud pasaron de 20.1 a 35.7 (mdp). Vale la pena aclarar que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) inició su gestión el 1 de diciembre del 2018 y el primer caso mundial de Covid-19 se detectó el 19 de noviembre de 2019.

No toda la pobreza, por tanto, se puede atribuir a la pandemia, ni a la falta de tiempo para prepararse, ni mucho menos, a los medibles con los que AMLO se ha comprometido a combatirla. En cambio, de acuerdo al periodista Leo Zuckermann, países como Estados Unidos, Brasil y Chile redujeron su pobreza durante la pandemia, gran parte debido a las transferencias económicas a empresas y desempleados. Por contraparte, en México, debido al padrón colgado a las instituciones de seguridad social, el 10% más rico de la población tuvo 3.5 veces más apoyos de AMLO.

Por el lado del 10% de los más pobres, se registró una caída del 14.1% de los apoyos del gobierno en estos dos años, gran parte como consecuencia de no usar los padrones focalizados que administraciones pasadas crearon para hacer llegar los recursos a los que más los necesitaban. Hay quienes afirman que se esperaba que estuviéramos peor, pero nadie habla de lo que se debió haber hecho, o dejado de hacer, para no tener más pobres y elevar el nivel de vida de todos. ¿Qué quiso decir AMLO con que la pandemia le venía “como anillo al dedo”? Bueno, estos son los resultados.

Las conclusiones son que, en el periodo neoliberal, la pobreza disminuyó, y las más decididas buenas intenciones y todo el poder de la izquierda, que está del lado correcto de la historia, la elevaron. Y este número no puede mejorar pareciéndonos más a Cuba, a no ser que confundamos igualdad y bienestar con pobreza generalizada y un modelo de gobierno, pero con malos resultados. Pero en el fondo, nadie se sorprende. Todo el siglo pasado confirma un par de verdades. En vez de corregir desigualdades, el Estado las intensifica, confiscando cada vez más espacio a la sociedad civil.

Y no sólo aumentan las desigualdades, sino la corrupción, el despilfarro, el clientelismo político, las prebendas de unos pocos a costa de los gobernados, la extorsión al ciudadano a base de altas tributaciones, tarifas costosas, pésimos servicios y, como resultado, la desconfianza del ciudadano a las instituciones. Se ha achacado todo esto al periodo neoliberal con un disfraz en el que se oculta el Estado benefactor, con el puesto 65 en el Índice de Libertad Económica (2021), pero de neoliberal sólo conserva de los presidentes anteriores, como puntuación, una moderada (mediocre) libertad.

A esta altura del camino se desconoce cuáles son “los otros datos” que tiene el presidente AMLO para desmentir estos resultados con ropajes de una falsa equivalencia. Una declaración valiente y objetiva de parte de AMLO sería el mostrar un balance entre lo que importa de lo malo (responsabilidad del Estado) y lo poco que hay de bueno (de lo que el Estado no tiene mucho qué ver). Lo más seguro es que tendremos que esperarlo sentados, rogando a Dios que no empeore. agusperezr@hotmail.com

Por: Agustín Pérez Reynoso

El Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) hace poco emitió su informe de cómo evolucionó la pobreza en el periodo del 2018-2020. La pobreza se incrementó 3.8 millones de personas (mdp) (de 41.9% a 43.9% de la población) y la pobreza extrema se elevó 2.1 (mdp) (de 7% a 8.5%). Personas sin servicios de salud pasaron de 20.1 a 35.7 (mdp). Vale la pena aclarar que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) inició su gestión el 1 de diciembre del 2018 y el primer caso mundial de Covid-19 se detectó el 19 de noviembre de 2019.

No toda la pobreza, por tanto, se puede atribuir a la pandemia, ni a la falta de tiempo para prepararse, ni mucho menos, a los medibles con los que AMLO se ha comprometido a combatirla. En cambio, de acuerdo al periodista Leo Zuckermann, países como Estados Unidos, Brasil y Chile redujeron su pobreza durante la pandemia, gran parte debido a las transferencias económicas a empresas y desempleados. Por contraparte, en México, debido al padrón colgado a las instituciones de seguridad social, el 10% más rico de la población tuvo 3.5 veces más apoyos de AMLO.

Por el lado del 10% de los más pobres, se registró una caída del 14.1% de los apoyos del gobierno en estos dos años, gran parte como consecuencia de no usar los padrones focalizados que administraciones pasadas crearon para hacer llegar los recursos a los que más los necesitaban. Hay quienes afirman que se esperaba que estuviéramos peor, pero nadie habla de lo que se debió haber hecho, o dejado de hacer, para no tener más pobres y elevar el nivel de vida de todos. ¿Qué quiso decir AMLO con que la pandemia le venía “como anillo al dedo”? Bueno, estos son los resultados.

Las conclusiones son que, en el periodo neoliberal, la pobreza disminuyó, y las más decididas buenas intenciones y todo el poder de la izquierda, que está del lado correcto de la historia, la elevaron. Y este número no puede mejorar pareciéndonos más a Cuba, a no ser que confundamos igualdad y bienestar con pobreza generalizada y un modelo de gobierno, pero con malos resultados. Pero en el fondo, nadie se sorprende. Todo el siglo pasado confirma un par de verdades. En vez de corregir desigualdades, el Estado las intensifica, confiscando cada vez más espacio a la sociedad civil.

Y no sólo aumentan las desigualdades, sino la corrupción, el despilfarro, el clientelismo político, las prebendas de unos pocos a costa de los gobernados, la extorsión al ciudadano a base de altas tributaciones, tarifas costosas, pésimos servicios y, como resultado, la desconfianza del ciudadano a las instituciones. Se ha achacado todo esto al periodo neoliberal con un disfraz en el que se oculta el Estado benefactor, con el puesto 65 en el Índice de Libertad Económica (2021), pero de neoliberal sólo conserva de los presidentes anteriores, como puntuación, una moderada (mediocre) libertad.

A esta altura del camino se desconoce cuáles son “los otros datos” que tiene el presidente AMLO para desmentir estos resultados con ropajes de una falsa equivalencia. Una declaración valiente y objetiva de parte de AMLO sería el mostrar un balance entre lo que importa de lo malo (responsabilidad del Estado) y lo poco que hay de bueno (de lo que el Estado no tiene mucho qué ver). Lo más seguro es que tendremos que esperarlo sentados, rogando a Dios que no empeore. agusperezr@hotmail.com