/ sábado 13 de marzo de 2021

Pobreza y miseria

Desde el inicio de mis Reflexiones en Voz Alta, he puesto énfasis en tres temas fundamentales de la conciencia social: la política, la filosofía y la historia.

Ahora, la crisis generada por la pandemia en ciernes me ha hecho ver que también es importante y relevante, incluir en estas reflexiones otro tema nodal, el de la sociología, ciencia que es el fundamento de toda condición humana junto a la psicología.

En atención a ello, quiero compartir con ustedes el significado y profundidad de la sociología a partir de dos conceptos que en la percepción pública se consideran sinónimos, sin serlo. Me refiero a los de pobreza y miseria.

La pobreza es y ha sido ponderada por los gobiernos anteriores como la falta de recursos e ingresos pecuniarios suficientes para adquirir productos y bienes que satisfagan las necesidades básicas de los seres humanos y sus familias.

Dicho de otra manera, median el nivel de pobreza fundamentalmente en función de los ingresos obtenidos por los trabajadores de la ciudad y los jornaleros del campo, teniendo como referente la tasa salarial vigente en las zonas urbanas y rurales en cada entidad y región.

A partir de 2002 se agregaron otros indicadores adicionales a los del ingreso per cápita, como el rezago educativo promedio en el hogar, la calidad y espacio de las viviendas, los servicios básicos de agua potable, drenaje, luz, el acceso a la salud y la seguridad social, la alimentación y grado de cohesión social.

Los ciudadanos que no cuentan con esos servicios y sus ingresos se mantienen por debajo de la canasta alimentaria, forman parte de la pobreza extrema.

Según los cálculos del Coneval con el Índice Nacional de Precios al Consumidor, en 2002, la línea de bienestar fluctuaba entre los 2 mil 542 pesos mensuales en las zonas urbanas y mil 614 pesos en las rurales.

La miseria, durante todo el periodo neoliberal, fue el submundo, no sólo de la pobreza, sino de la condición humana. Esto es no sólo de la carencia de bienes materiales para sobrevivir, sino de la degradación de las personas, de su pérdida de valores morales, respeto a sí mismos y sus semejantes, de su falta de dignidad, de su ambición, egoísmo e individualismo.

La sociología y la psicología son también parte de la conciencia social, que como ustedes saben, es el ser social el que la estructura. Por eso es que no hay que confundir pobreza con miseria, conceptos sociales diversos, que dependen no sólo de la división de clases, sino también de la condición humana.

Desde el inicio de mis Reflexiones en Voz Alta, he puesto énfasis en tres temas fundamentales de la conciencia social: la política, la filosofía y la historia.

Ahora, la crisis generada por la pandemia en ciernes me ha hecho ver que también es importante y relevante, incluir en estas reflexiones otro tema nodal, el de la sociología, ciencia que es el fundamento de toda condición humana junto a la psicología.

En atención a ello, quiero compartir con ustedes el significado y profundidad de la sociología a partir de dos conceptos que en la percepción pública se consideran sinónimos, sin serlo. Me refiero a los de pobreza y miseria.

La pobreza es y ha sido ponderada por los gobiernos anteriores como la falta de recursos e ingresos pecuniarios suficientes para adquirir productos y bienes que satisfagan las necesidades básicas de los seres humanos y sus familias.

Dicho de otra manera, median el nivel de pobreza fundamentalmente en función de los ingresos obtenidos por los trabajadores de la ciudad y los jornaleros del campo, teniendo como referente la tasa salarial vigente en las zonas urbanas y rurales en cada entidad y región.

A partir de 2002 se agregaron otros indicadores adicionales a los del ingreso per cápita, como el rezago educativo promedio en el hogar, la calidad y espacio de las viviendas, los servicios básicos de agua potable, drenaje, luz, el acceso a la salud y la seguridad social, la alimentación y grado de cohesión social.

Los ciudadanos que no cuentan con esos servicios y sus ingresos se mantienen por debajo de la canasta alimentaria, forman parte de la pobreza extrema.

Según los cálculos del Coneval con el Índice Nacional de Precios al Consumidor, en 2002, la línea de bienestar fluctuaba entre los 2 mil 542 pesos mensuales en las zonas urbanas y mil 614 pesos en las rurales.

La miseria, durante todo el periodo neoliberal, fue el submundo, no sólo de la pobreza, sino de la condición humana. Esto es no sólo de la carencia de bienes materiales para sobrevivir, sino de la degradación de las personas, de su pérdida de valores morales, respeto a sí mismos y sus semejantes, de su falta de dignidad, de su ambición, egoísmo e individualismo.

La sociología y la psicología son también parte de la conciencia social, que como ustedes saben, es el ser social el que la estructura. Por eso es que no hay que confundir pobreza con miseria, conceptos sociales diversos, que dependen no sólo de la división de clases, sino también de la condición humana.