/ martes 24 de julio de 2018

Podemos unir la sociedad

“A un hombre no lo ahorcan por lo que hizo, sino para que otros no hagan lo que él hizo”.

S.A.R.

En el mejor de los casos, la paz y la unión llevan a las sociedades humanas a la prosperidad y al progreso. Eliminemos las falsedades, la envidia, la soberbia y la demagogia y, seremos un pueblo: amable, justo, respetuoso de las leyes y de las instituciones. En síntesis, una sociedad unida en el conocimiento, en el amor y en el respeto al derecho ajeno. ¿Es difícil? No, qué va, es sencillo. No prejuzguemos, no aceptemos el dicho que yo he dicho, que tú has dicho, que te digo diego. El poder de la unión está en la certidumbre, en la verdad y en la confianza en los prójimos (próximos).

Reflexionemos en los seres humanos que aspiran a vivir a pesar que su salud, su edad y el abandono los oprime día a día, mes tras mes y año tras año, el mal que los acompaña toda su vida. Mientras existen personas que se enajenan con los signos políticos, la gran mayoría clama por su triste existencia en un mundo pragmático y cruel. No existen medicamentos que curen todas las enfermedades, es amoral que existan sujetos que dicen –así dicen- que ellos resolverán todos los problemas del país. Para la unificación de un país hurguemos en los siguientes conceptos compatibles: el cultivo de valores y de hábitos buenos. Me encuentro un bolso en la calle, para empezar, no es mío, es de alguien y, debo entregarlo. Pero sin esculcar su monedero y su cartera, sólo encontrar su identificación oficial. Devolverlo será un hábito bueno, que cambiará en mucho la percepción de los mexicanos. No es un acto heroico, sino un acto de moralidad.

La sociedad somos todos, apoyemos todo aquello que nos beneficie, y la mejor forma en la práctica de la honradez. Seamos dignos de la confianza de nuestros semejantes y cultivemos en todas las formas la paz y la concordia. Respetemos los Derechos Humanos y las leyes. ¡Cuidado con los exhortos a violentar nuestro régimen jurídico, no lo toleremos! Siempre celebraremos el impulso a la justicia social, ni más, ni menos. Nos uniremos en un haz de voluntades, que tendrán como base la ética y la moral.


“A un hombre no lo ahorcan por lo que hizo, sino para que otros no hagan lo que él hizo”.

S.A.R.

En el mejor de los casos, la paz y la unión llevan a las sociedades humanas a la prosperidad y al progreso. Eliminemos las falsedades, la envidia, la soberbia y la demagogia y, seremos un pueblo: amable, justo, respetuoso de las leyes y de las instituciones. En síntesis, una sociedad unida en el conocimiento, en el amor y en el respeto al derecho ajeno. ¿Es difícil? No, qué va, es sencillo. No prejuzguemos, no aceptemos el dicho que yo he dicho, que tú has dicho, que te digo diego. El poder de la unión está en la certidumbre, en la verdad y en la confianza en los prójimos (próximos).

Reflexionemos en los seres humanos que aspiran a vivir a pesar que su salud, su edad y el abandono los oprime día a día, mes tras mes y año tras año, el mal que los acompaña toda su vida. Mientras existen personas que se enajenan con los signos políticos, la gran mayoría clama por su triste existencia en un mundo pragmático y cruel. No existen medicamentos que curen todas las enfermedades, es amoral que existan sujetos que dicen –así dicen- que ellos resolverán todos los problemas del país. Para la unificación de un país hurguemos en los siguientes conceptos compatibles: el cultivo de valores y de hábitos buenos. Me encuentro un bolso en la calle, para empezar, no es mío, es de alguien y, debo entregarlo. Pero sin esculcar su monedero y su cartera, sólo encontrar su identificación oficial. Devolverlo será un hábito bueno, que cambiará en mucho la percepción de los mexicanos. No es un acto heroico, sino un acto de moralidad.

La sociedad somos todos, apoyemos todo aquello que nos beneficie, y la mejor forma en la práctica de la honradez. Seamos dignos de la confianza de nuestros semejantes y cultivemos en todas las formas la paz y la concordia. Respetemos los Derechos Humanos y las leyes. ¡Cuidado con los exhortos a violentar nuestro régimen jurídico, no lo toleremos! Siempre celebraremos el impulso a la justicia social, ni más, ni menos. Nos uniremos en un haz de voluntades, que tendrán como base la ética y la moral.