/ sábado 8 de septiembre de 2018

Poder Judicial federal, búnker de la corrupción

¿Cómo convertir un Estado de chueco en un Estado de derecho?

JFM

Supuestamente en México vivimos en un Estado de derecho, donde se cumplen la constitución y todas las leyes que de ella emanan, esto es la teoría, espero que en un futuro no muy lejano sea la realidad, la vida cotidiana nos dice algo muy distinto: vivimos en la ley de la selva, donde los tiburones se tragan a las sardinas, en todas las cárceles de México podría haber un letrero a la entrada que diga: “En esta cárcel maldita donde reina la tristeza, no se castiga el delito, se castiga la pobreza. ¿Cuánto tienes, cuánto vales?, o me pagas o no sales”.

Cuando digo que el Poder Judicial federal es el búnker de la corrupción no generalizo, hay excepciones honrosas, como ejemplo menciono, al ministro en funciones de la Suprema Corte de Justicia José Ramón Cossío, quien en su columna de El Universal ha declarado que la corrupción en México es de tal grado que está fusionada con el Estado.

Un ejemplo local es el caso de la Coneja, pieza clave en una cadena de corrupción, que aparentemente involucra al ex gobernador del estado César Duarte, al Comité Ejecutivo Nacional del PRI, y por lo tanto al Poder Ejecutivo federal: Presidencia de la República. Por pura casualidad, el mismo juez federal, de cuyo nombre no quiero acordarme, que actuó como defensor de oficio de la Coneja, anulando pruebas contundentes, es el mismo juez federal que liberó de cargos a otros gobernadores igual de corruptos.

Si este es el veneno, ¿cuál será el antídoto?, si el sistema político–judicial que desde hace décadas padecemos, como una plaga apocalíptica, que nos ha costado en una guerra, dizque contra el narcotráfico, centenares de miles de vidas, enfermos que no se curan porque el dinero para comprar las medicinas, construir hospitales, pagar médicos y enfermeras, se lo roban, impunemente hasta la fecha; cuando el gobernador Corral mostró al presidente electo Andrés Manuel un hospital en Juárez pomposamente inaugurado por autoridades, al pasar la puerta principal se descubre que sólo está terminada la fachada, y adentro es un inmenso galerón en obra negra, Andrés Manuel le dijo que colaboraría con el estado de Chihuahua para hacer funcional este hospital, añadió que hay más de sesenta hospitales en estas lamentables condiciones a lo largo y ancho del país. ¿Cuántos miles de millones de pesos se robaron en esto?, ¿cuándo estarán en la cárcel los culpables?

Regresando a la pregunta de fondo de esta colaboración: si el veneno que está matando a nuestro país es fundamentalmente la corrupción, ¿cuál es el antídoto?, así como el sistema corrupto que padecemos ha sido creativo, para inventarse jueces a modo, cuya tarea específica es liberar de los principales cargos a los gobernadores corruptos y otros altos funcionarios, ¿será posible que el nuevo proyecto de nación, democráticamente diseñe y ponga en práctica un grupo selecto de jueces federales anticorrupción, que tengan la facultad de atraer y juzgar los casos más emblemáticos de la corrupción en el país? Ya tenemos previsto en nuestras leyes federales y estatales el nombramiento de fiscalías anticorrupción supuestamente independientes; el procedimiento de elección y los requisitos que deben reunir los fiscales Anticorrupción, se pueden y deben mejorar, pero ya existen, lo que no existe es su contraparte, jueces específicos locales y federales, especialistas en el combate a la corrupción, mientras no los tengamos, será muy difícil o imposible que la corrupción sistémica, es decir, de todo el sistema político mexicano y de la administración pública, tanto federal como estatal, se combata en realidad, lo que hasta la fecha tenemos es una simulación de combate, en teoría, que en la práctica se convierte en complicidad, de los grandes delincuentes con los grandes funcionarios, por eso el ministro de la SCJ José Ramón Cossío Díaz diagnosticó al Estado mexicano como fusionado, es decir, integrado con la delincuencia organizada. De ese tamaño es el problema, de ese tamaño tiene que ser la solución.



¿Cómo convertir un Estado de chueco en un Estado de derecho?

JFM

Supuestamente en México vivimos en un Estado de derecho, donde se cumplen la constitución y todas las leyes que de ella emanan, esto es la teoría, espero que en un futuro no muy lejano sea la realidad, la vida cotidiana nos dice algo muy distinto: vivimos en la ley de la selva, donde los tiburones se tragan a las sardinas, en todas las cárceles de México podría haber un letrero a la entrada que diga: “En esta cárcel maldita donde reina la tristeza, no se castiga el delito, se castiga la pobreza. ¿Cuánto tienes, cuánto vales?, o me pagas o no sales”.

Cuando digo que el Poder Judicial federal es el búnker de la corrupción no generalizo, hay excepciones honrosas, como ejemplo menciono, al ministro en funciones de la Suprema Corte de Justicia José Ramón Cossío, quien en su columna de El Universal ha declarado que la corrupción en México es de tal grado que está fusionada con el Estado.

Un ejemplo local es el caso de la Coneja, pieza clave en una cadena de corrupción, que aparentemente involucra al ex gobernador del estado César Duarte, al Comité Ejecutivo Nacional del PRI, y por lo tanto al Poder Ejecutivo federal: Presidencia de la República. Por pura casualidad, el mismo juez federal, de cuyo nombre no quiero acordarme, que actuó como defensor de oficio de la Coneja, anulando pruebas contundentes, es el mismo juez federal que liberó de cargos a otros gobernadores igual de corruptos.

Si este es el veneno, ¿cuál será el antídoto?, si el sistema político–judicial que desde hace décadas padecemos, como una plaga apocalíptica, que nos ha costado en una guerra, dizque contra el narcotráfico, centenares de miles de vidas, enfermos que no se curan porque el dinero para comprar las medicinas, construir hospitales, pagar médicos y enfermeras, se lo roban, impunemente hasta la fecha; cuando el gobernador Corral mostró al presidente electo Andrés Manuel un hospital en Juárez pomposamente inaugurado por autoridades, al pasar la puerta principal se descubre que sólo está terminada la fachada, y adentro es un inmenso galerón en obra negra, Andrés Manuel le dijo que colaboraría con el estado de Chihuahua para hacer funcional este hospital, añadió que hay más de sesenta hospitales en estas lamentables condiciones a lo largo y ancho del país. ¿Cuántos miles de millones de pesos se robaron en esto?, ¿cuándo estarán en la cárcel los culpables?

Regresando a la pregunta de fondo de esta colaboración: si el veneno que está matando a nuestro país es fundamentalmente la corrupción, ¿cuál es el antídoto?, así como el sistema corrupto que padecemos ha sido creativo, para inventarse jueces a modo, cuya tarea específica es liberar de los principales cargos a los gobernadores corruptos y otros altos funcionarios, ¿será posible que el nuevo proyecto de nación, democráticamente diseñe y ponga en práctica un grupo selecto de jueces federales anticorrupción, que tengan la facultad de atraer y juzgar los casos más emblemáticos de la corrupción en el país? Ya tenemos previsto en nuestras leyes federales y estatales el nombramiento de fiscalías anticorrupción supuestamente independientes; el procedimiento de elección y los requisitos que deben reunir los fiscales Anticorrupción, se pueden y deben mejorar, pero ya existen, lo que no existe es su contraparte, jueces específicos locales y federales, especialistas en el combate a la corrupción, mientras no los tengamos, será muy difícil o imposible que la corrupción sistémica, es decir, de todo el sistema político mexicano y de la administración pública, tanto federal como estatal, se combata en realidad, lo que hasta la fecha tenemos es una simulación de combate, en teoría, que en la práctica se convierte en complicidad, de los grandes delincuentes con los grandes funcionarios, por eso el ministro de la SCJ José Ramón Cossío Díaz diagnosticó al Estado mexicano como fusionado, es decir, integrado con la delincuencia organizada. De ese tamaño es el problema, de ese tamaño tiene que ser la solución.