/ domingo 18 de abril de 2021

Política electoral de “contrapesos” fue creada y promovida por el INE

La insólita complejidad de la disputa por el triunfo de las elecciones intermedias del 6 de junio en las que están inmersos todos los partidos políticos nada tiene que ver con sus principios ideológicos ni con la democracia.

Estamos en presencia de una “política de contrapesos”, similar a una competencia de fuerzas de las tradicionales “vencidas musculares” de los bíceps, el pulso de la muñeca y el antebrazo.

Como la corpulencia de los candidatos de la inmensa mayoría de los partidos dominantes de antaño decayó en el torneo electoral de 2018, el árbitro de la disputa de estos comicios (INE) aconsejó a los mánager de los partidos opositores a la 4T se asociaran unos con otros.

El equipo de Morena y entrenadores se inquietaron. De entrada porque están conscientes de que en esta contienda no participa el mánager que los llevó al triunfo en la elección presidencial de julio de 2018 (AMLO). Tienen en claro que los entrenadores que lo sustituyeron (Mario Delgado, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard) e incluso gobernadores afines, no son profesionales en esta materia, a tal grado que en vez de postular candidatos de militantes e incluso fundadores de Morena, optaron por incorporar a miembros de partidos adversarios a Morena, que ya tienen experiencia en ese ejercicio de las “vencidas electorales”.

Eso generó en la militancia de Morena, incertidumbre, enojo y recientemente protestas a sus dirigencias, que debilitan el proceso electoral de Morena y con ello fortalecen a algunos de sus partidos opositores, aunque no a las coaliciones de las que forman parte.

Y ese es otro punto clave que pasa inadvertido por el llamado “bloque opositor”. Habrá seguramente algunos partidos del que forman parte, que se sumarán a ellos y aportaran votos a su favor, pero también que muchos otros que no los aceptaron como aspirantes a una candidatura mutaron a otros partidos de derecha o izquierda, que sí los postularon.

Supongo que usted, estimable lector(a), se ha de haber preguntado: ¿Y de dónde viene todo ese “desmadre electoral” que tiene en ascuas a la mayoría de los ciudadanos? Mi respuesta es: del INE.

Hace dos años (junio de 2020) este órgano electoral, en conjunto con “intelectuales orgánicos” y periodistas de diversos medios de comunicación publicó en el periódico Reforma un comunicado en “Contra la deriva autoritaria y por la democracia, mediante el cual convocan a conformar “junto con los partidos de oposición” una amplia “alianza ciudadana que obtenga la mayoría”, para asegurar que la Cámara de Diputados recobre su papel como contrapeso constitucional al Poder Ejecutivo y obligar al gobierno a respetar la pluralidad democrática”.

Desde entonces empezaron a poner leña al fuego a las elecciones intermedias del 6 de junio de 2021.

La insólita complejidad de la disputa por el triunfo de las elecciones intermedias del 6 de junio en las que están inmersos todos los partidos políticos nada tiene que ver con sus principios ideológicos ni con la democracia.

Estamos en presencia de una “política de contrapesos”, similar a una competencia de fuerzas de las tradicionales “vencidas musculares” de los bíceps, el pulso de la muñeca y el antebrazo.

Como la corpulencia de los candidatos de la inmensa mayoría de los partidos dominantes de antaño decayó en el torneo electoral de 2018, el árbitro de la disputa de estos comicios (INE) aconsejó a los mánager de los partidos opositores a la 4T se asociaran unos con otros.

El equipo de Morena y entrenadores se inquietaron. De entrada porque están conscientes de que en esta contienda no participa el mánager que los llevó al triunfo en la elección presidencial de julio de 2018 (AMLO). Tienen en claro que los entrenadores que lo sustituyeron (Mario Delgado, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard) e incluso gobernadores afines, no son profesionales en esta materia, a tal grado que en vez de postular candidatos de militantes e incluso fundadores de Morena, optaron por incorporar a miembros de partidos adversarios a Morena, que ya tienen experiencia en ese ejercicio de las “vencidas electorales”.

Eso generó en la militancia de Morena, incertidumbre, enojo y recientemente protestas a sus dirigencias, que debilitan el proceso electoral de Morena y con ello fortalecen a algunos de sus partidos opositores, aunque no a las coaliciones de las que forman parte.

Y ese es otro punto clave que pasa inadvertido por el llamado “bloque opositor”. Habrá seguramente algunos partidos del que forman parte, que se sumarán a ellos y aportaran votos a su favor, pero también que muchos otros que no los aceptaron como aspirantes a una candidatura mutaron a otros partidos de derecha o izquierda, que sí los postularon.

Supongo que usted, estimable lector(a), se ha de haber preguntado: ¿Y de dónde viene todo ese “desmadre electoral” que tiene en ascuas a la mayoría de los ciudadanos? Mi respuesta es: del INE.

Hace dos años (junio de 2020) este órgano electoral, en conjunto con “intelectuales orgánicos” y periodistas de diversos medios de comunicación publicó en el periódico Reforma un comunicado en “Contra la deriva autoritaria y por la democracia, mediante el cual convocan a conformar “junto con los partidos de oposición” una amplia “alianza ciudadana que obtenga la mayoría”, para asegurar que la Cámara de Diputados recobre su papel como contrapeso constitucional al Poder Ejecutivo y obligar al gobierno a respetar la pluralidad democrática”.

Desde entonces empezaron a poner leña al fuego a las elecciones intermedias del 6 de junio de 2021.