/ jueves 18 de noviembre de 2021

¿Por qué?

Con frecuencia nos preguntamos el porqué de situaciones y no encontramos respuesta, no porque no la haya, sino porque muchas veces la ignorancia puede salvarnos de una realidad que no nos conviene, porque podría derrumbar un cúmulo de creencias que son indispensables para justificar la incongruencia en la vivimos.

La pregunta ¿Por qué? más pura, con intenciones de saber la verdad viene de los niños, de los inocentes, los que están descubriendo el mundo y preguntan para saber, para entender, por eso es tan importante responderles con responsabilidad.

Después en la adolescencia vienen preguntas más difíciles, cuestionamientos fuertes del joven que ya no se conforma con un tapujo a la verdad. Mucha de la rebeldía en esta edad es el choque con la incongruencia de los adultos. También es una resistencia a la domesticación.

Un individuo empieza a oír ideales sociales, religiosos, familiares, pero eso que le están queriendo inculcar no checa con acciones de los que “enseñan”.

El mensaje oculto es ¡Mira esto es lo ideal, yo no lo hago por una y mil razones, pero créeme, si quieres ser feliz, tú si lo tendrás que hacer! Es la primera invitación a vivir el sueño, a treparse a ese escenario mundano de los papeles protagónicos, que se ganan entre más se actúa en la farsa.

¿Por qué nos impacta tanto la vida de Jesucristo? ¿Por qué nos conmovemos ante las labores de la Madre Teresa, Ghandi, Martin Luther King? ¡Porque las consideramos fuera de serie! Seres que viven en congruencia con lo que creen y dicen, y cuando fallan tienen la humildad de aceptar.

Sugerencias convenientes: Di siempre la verdad, pero “no” cuando no te convenga. No matarás, pero en la guerra y defensa propia se vale. Proclámate ferviente católica, rechazando al que consideres no grato para tu religión. Sueña y sueña con lo que debe ser e ignora y rechaza lo que te detiene para lograrlo.

La pelea por los papeles más importantes de la obra es constante, el protagonismo es el logro más grande del ego. ¿Cuál es tu papel? ¿Te gusta? ¿Te hace feliz? ¿No te gustaría conocerte fuera del escenario?

Estamos como ese poderoso elefante que le hicieron creer desde pequeño que no podría nunca liberarse de una simple estaca de 30 cm clavada en la tierra.

¡Hemos sido domesticados! Destinados a ser alguien que no somos, a hacer cosas que no queremos hacer, a perdernos en un robotismo social que camina en manada sin razonar.

Aplaudo a todas esas personas que son auténticas y dejan sin ningún problema ser al prójimo. A esos seres que se abren a la gran aventura de descubrir la riqueza de la individualidad.

Agradezco conocer de corazón a seres sin complicaciones, almas que van por el mundo destilando amor, paz y respeto.

En una palabra celebro ser quien soy con mis cualidades y defectos, haciendo un contacto genuino conmigo misma, para después apreciar la revelación real del otro.

Extraño la franqueza de mi mamá, la transparencia de mi hermano Óscar, la autenticidad de María Inés. Descansen en paz.


Con frecuencia nos preguntamos el porqué de situaciones y no encontramos respuesta, no porque no la haya, sino porque muchas veces la ignorancia puede salvarnos de una realidad que no nos conviene, porque podría derrumbar un cúmulo de creencias que son indispensables para justificar la incongruencia en la vivimos.

La pregunta ¿Por qué? más pura, con intenciones de saber la verdad viene de los niños, de los inocentes, los que están descubriendo el mundo y preguntan para saber, para entender, por eso es tan importante responderles con responsabilidad.

Después en la adolescencia vienen preguntas más difíciles, cuestionamientos fuertes del joven que ya no se conforma con un tapujo a la verdad. Mucha de la rebeldía en esta edad es el choque con la incongruencia de los adultos. También es una resistencia a la domesticación.

Un individuo empieza a oír ideales sociales, religiosos, familiares, pero eso que le están queriendo inculcar no checa con acciones de los que “enseñan”.

El mensaje oculto es ¡Mira esto es lo ideal, yo no lo hago por una y mil razones, pero créeme, si quieres ser feliz, tú si lo tendrás que hacer! Es la primera invitación a vivir el sueño, a treparse a ese escenario mundano de los papeles protagónicos, que se ganan entre más se actúa en la farsa.

¿Por qué nos impacta tanto la vida de Jesucristo? ¿Por qué nos conmovemos ante las labores de la Madre Teresa, Ghandi, Martin Luther King? ¡Porque las consideramos fuera de serie! Seres que viven en congruencia con lo que creen y dicen, y cuando fallan tienen la humildad de aceptar.

Sugerencias convenientes: Di siempre la verdad, pero “no” cuando no te convenga. No matarás, pero en la guerra y defensa propia se vale. Proclámate ferviente católica, rechazando al que consideres no grato para tu religión. Sueña y sueña con lo que debe ser e ignora y rechaza lo que te detiene para lograrlo.

La pelea por los papeles más importantes de la obra es constante, el protagonismo es el logro más grande del ego. ¿Cuál es tu papel? ¿Te gusta? ¿Te hace feliz? ¿No te gustaría conocerte fuera del escenario?

Estamos como ese poderoso elefante que le hicieron creer desde pequeño que no podría nunca liberarse de una simple estaca de 30 cm clavada en la tierra.

¡Hemos sido domesticados! Destinados a ser alguien que no somos, a hacer cosas que no queremos hacer, a perdernos en un robotismo social que camina en manada sin razonar.

Aplaudo a todas esas personas que son auténticas y dejan sin ningún problema ser al prójimo. A esos seres que se abren a la gran aventura de descubrir la riqueza de la individualidad.

Agradezco conocer de corazón a seres sin complicaciones, almas que van por el mundo destilando amor, paz y respeto.

En una palabra celebro ser quien soy con mis cualidades y defectos, haciendo un contacto genuino conmigo misma, para después apreciar la revelación real del otro.

Extraño la franqueza de mi mamá, la transparencia de mi hermano Óscar, la autenticidad de María Inés. Descansen en paz.


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