/ sábado 8 de diciembre de 2018

¿Por qué las pymes no pueden adoptar en su gran mayoría estas recomendaciones?


Recibí la narración de un consejero externo con la que me identifiqué de inmediato: “Ante una situación, que aunque no era la primera vez, en esa ocasión el desencuentro de una familia empresaria adquirió un rumbo preocupante. ¿Qué hubiese pasado si no hubiese estado allí para enfriar los ánimos? El Consejo de Administración se estaba desenvolviendo con normalidad, pero un comentario inesperado hizo que ardiera Troya”.

De ahí la importancia de la figura del consejero externo, que por mucho interés y cariño que profese hacia sus clientes, siempre mantendrá esa visión objetiva e imparcial que es lo que se le demanda en su cometido profesional.

En los consejos es un órgano cada vez más ineludible del buen gobierno de las empresas familiares. Se estructuran las estrategias del presente y del futuro, se aportan modificaciones y rectificaciones. Es ahí donde hay que exponer todos los puntos de vista, rebatirlos y darles las vueltas necesarias si así se requiere.

Interactuar siempre aporta buenos resultados. Nada debe quedar en el tintero.

En los órganos de gobierno de una empresa también aportamos la visibilidad del entorno exterior que no está afectada por la parcialidad que supone el día a día. En muchas ocasiones habrá opiniones discrepantes con la dirección y accionistas. Eso es enriquecedor.

Una cuestión importante en cualquier consejo es que todos deben realizar previamente los análisis y proyecciones para llevarlos a las juntas: consejeros y directivos que sean invitados. Establecer una periodicidad que se adapte a las necesidades de la empresa para el cumplimiento de las fechas establecidas. Se requiere de un orden del día conciso y que los asuntos se expongan de forma profesional.

Los consejeros nunca podemos perder de vista la imparcialidad. En el Código de Mejores Prácticas Corporativas se exige la incorporación de consejeros independientes cuyas funciones y retribuciones deberán ser explicadas de forma clara.

Consideren reforzar esta figura para que visualicen su utilidad dentro del entramado de su negocio. Las grandes empresas tienen estos elementos. ¿Por qué las pymes no pueden adoptar en su gran mayoría estas recomendaciones? La respuesta espontánea sería que no son suficientemente grandes. Ya llegará dicen otros, pero la profesionalización de los órganos de gestión y gobierno de las empresas no tiene como objetivo ceros del facturación.

No hay compañías grandes o pequeñas en este sentido. Las hay ordenadas o desordenadas.


Recibí la narración de un consejero externo con la que me identifiqué de inmediato: “Ante una situación, que aunque no era la primera vez, en esa ocasión el desencuentro de una familia empresaria adquirió un rumbo preocupante. ¿Qué hubiese pasado si no hubiese estado allí para enfriar los ánimos? El Consejo de Administración se estaba desenvolviendo con normalidad, pero un comentario inesperado hizo que ardiera Troya”.

De ahí la importancia de la figura del consejero externo, que por mucho interés y cariño que profese hacia sus clientes, siempre mantendrá esa visión objetiva e imparcial que es lo que se le demanda en su cometido profesional.

En los consejos es un órgano cada vez más ineludible del buen gobierno de las empresas familiares. Se estructuran las estrategias del presente y del futuro, se aportan modificaciones y rectificaciones. Es ahí donde hay que exponer todos los puntos de vista, rebatirlos y darles las vueltas necesarias si así se requiere.

Interactuar siempre aporta buenos resultados. Nada debe quedar en el tintero.

En los órganos de gobierno de una empresa también aportamos la visibilidad del entorno exterior que no está afectada por la parcialidad que supone el día a día. En muchas ocasiones habrá opiniones discrepantes con la dirección y accionistas. Eso es enriquecedor.

Una cuestión importante en cualquier consejo es que todos deben realizar previamente los análisis y proyecciones para llevarlos a las juntas: consejeros y directivos que sean invitados. Establecer una periodicidad que se adapte a las necesidades de la empresa para el cumplimiento de las fechas establecidas. Se requiere de un orden del día conciso y que los asuntos se expongan de forma profesional.

Los consejeros nunca podemos perder de vista la imparcialidad. En el Código de Mejores Prácticas Corporativas se exige la incorporación de consejeros independientes cuyas funciones y retribuciones deberán ser explicadas de forma clara.

Consideren reforzar esta figura para que visualicen su utilidad dentro del entramado de su negocio. Las grandes empresas tienen estos elementos. ¿Por qué las pymes no pueden adoptar en su gran mayoría estas recomendaciones? La respuesta espontánea sería que no son suficientemente grandes. Ya llegará dicen otros, pero la profesionalización de los órganos de gestión y gobierno de las empresas no tiene como objetivo ceros del facturación.

No hay compañías grandes o pequeñas en este sentido. Las hay ordenadas o desordenadas.