/ viernes 7 de diciembre de 2018

¿Por qué le tembló la mano?

Fue un discurso nada vano;

que dio esperanza también;

pero en castigos… más bien,

ahí le tembló la mano.


El primero de diciembre del año en curso AMLO, nuestro líder –para los que somos militantes de Morena; y para muchos más que no participan en política, pero que creen en él- tomó posesión como presidente de la república de México; la ceremonia fue emotiva, y por la tarde su comparecencia en el Zócalo fue única y los “cien puntos” de su programa gubernamental inicial cubrieron todos los aspectos deseables; lo que causó entusiasmo y esperanza; sólo dos asuntos llamaron mi atención y me intrigaron; uno… se declaró en amnistía contra todo corrupto del pasado; y dos… la megaestructura del Zócalo, para su intervención, se construyó dando la espalda a la Catedral de México; y como en política la forma es fondo, a pesar de saber que el clero católico siempre ha apoyado a los neoliberales y despreciado a AMLO, el asunto no me gustó; apreciación que explicaré.

Aunque Andrés Manuel había hace meses advertido que no haría cacería de brujas y hace apenas unos días declaró que la corrupción permeaba hasta los niveles y los estratos más insospechados y no pensaba generar enfrentamientos estériles, su “borrón y cuenta nueva contra corruptos” nos sorprendió realmente; y adviertan que soy un simpatizante y defensor de AMLO, pero su declaración no incluyó el comentario que mencionara… “no perseguiré a nadie, pero se dará curso y seguimiento, a las demandas y procesos jurídicos pendientes, hasta sus últimas consecuencias”. Por lo menos a dos terceras partes de la población de México nos hubiera gustado escuchar tal declaración.

¿Por qué le tembló la mano a AMLO? Deberá haber una explicación muy poderosa que lo haya hecho recular en sus manifiestos propósitos de justicia y de antiimpunidad.

¿Qué espectro, qué enorme monstruo social o político le revelaron, que se amilanó. La confrontación armada de los grupos; la descapitalización del país; la intervención armada por los Estados Unidos; o la guerra económica que le han hecho a Venezuela? Hay secretos y arcanos que el pueblo no debe conocer para no alarmarlo. Lo que haya sido… a mi líder le tembló la mano; y por ello tienen razón los gobernadores de los estados saqueados, en inconformarse; si se requiere el perdón para los megainfractores, primero que devuelvan el capital robado y luego exonérenlos. El 3 de marzo de 2017, fui el primer editorialista local que denuncié en mi artículo titulado: “Plan neoliberal para el dominio nacional”, lo que hoy a la postre resultó el “Plan Safiro”, que dirigió Peña Nieto en perjuicio de México. No requerí ningún sistema sofisticado de espionaje, sólo externé lo que estaba de manifiesto a “ojos vistas”. Y desde ese entonces, así continué denunciándolo.

Sin duda AMLO sabe que de seguirle las causas al asunto, se llegará a Peña Nieto y otros poderosos de México; sobre todo a Carlos Salinas de Gortari y otros supraempresarios.

El gobierno de AMLO debe afrontar la responsabilidad hasta sus últimas consecuencias y los gobiernos de los estados no cejar en su empeño de buscar justicia.

En cuanto al clero católico, deberán tenderse puentes y puntos de coincidencia; ellos siempre estarán dispuestos a transigir con el poder. Aunque el gobierno sea multirrelacionista en lo religioso, pues un gobierno como el de AMLO así debe manifestarse; sin romper lanzas con ningún grupo religioso. Por lo menos así lo considero; de no castigarse a los corruptos de ayer y de hoy, se estará solapando la corrupción y no combatiéndola, esto es… volviéndose un encubridor más, con el pretexto de una sucesión presidencial tersa.



Fue un discurso nada vano;

que dio esperanza también;

pero en castigos… más bien,

ahí le tembló la mano.


El primero de diciembre del año en curso AMLO, nuestro líder –para los que somos militantes de Morena; y para muchos más que no participan en política, pero que creen en él- tomó posesión como presidente de la república de México; la ceremonia fue emotiva, y por la tarde su comparecencia en el Zócalo fue única y los “cien puntos” de su programa gubernamental inicial cubrieron todos los aspectos deseables; lo que causó entusiasmo y esperanza; sólo dos asuntos llamaron mi atención y me intrigaron; uno… se declaró en amnistía contra todo corrupto del pasado; y dos… la megaestructura del Zócalo, para su intervención, se construyó dando la espalda a la Catedral de México; y como en política la forma es fondo, a pesar de saber que el clero católico siempre ha apoyado a los neoliberales y despreciado a AMLO, el asunto no me gustó; apreciación que explicaré.

Aunque Andrés Manuel había hace meses advertido que no haría cacería de brujas y hace apenas unos días declaró que la corrupción permeaba hasta los niveles y los estratos más insospechados y no pensaba generar enfrentamientos estériles, su “borrón y cuenta nueva contra corruptos” nos sorprendió realmente; y adviertan que soy un simpatizante y defensor de AMLO, pero su declaración no incluyó el comentario que mencionara… “no perseguiré a nadie, pero se dará curso y seguimiento, a las demandas y procesos jurídicos pendientes, hasta sus últimas consecuencias”. Por lo menos a dos terceras partes de la población de México nos hubiera gustado escuchar tal declaración.

¿Por qué le tembló la mano a AMLO? Deberá haber una explicación muy poderosa que lo haya hecho recular en sus manifiestos propósitos de justicia y de antiimpunidad.

¿Qué espectro, qué enorme monstruo social o político le revelaron, que se amilanó. La confrontación armada de los grupos; la descapitalización del país; la intervención armada por los Estados Unidos; o la guerra económica que le han hecho a Venezuela? Hay secretos y arcanos que el pueblo no debe conocer para no alarmarlo. Lo que haya sido… a mi líder le tembló la mano; y por ello tienen razón los gobernadores de los estados saqueados, en inconformarse; si se requiere el perdón para los megainfractores, primero que devuelvan el capital robado y luego exonérenlos. El 3 de marzo de 2017, fui el primer editorialista local que denuncié en mi artículo titulado: “Plan neoliberal para el dominio nacional”, lo que hoy a la postre resultó el “Plan Safiro”, que dirigió Peña Nieto en perjuicio de México. No requerí ningún sistema sofisticado de espionaje, sólo externé lo que estaba de manifiesto a “ojos vistas”. Y desde ese entonces, así continué denunciándolo.

Sin duda AMLO sabe que de seguirle las causas al asunto, se llegará a Peña Nieto y otros poderosos de México; sobre todo a Carlos Salinas de Gortari y otros supraempresarios.

El gobierno de AMLO debe afrontar la responsabilidad hasta sus últimas consecuencias y los gobiernos de los estados no cejar en su empeño de buscar justicia.

En cuanto al clero católico, deberán tenderse puentes y puntos de coincidencia; ellos siempre estarán dispuestos a transigir con el poder. Aunque el gobierno sea multirrelacionista en lo religioso, pues un gobierno como el de AMLO así debe manifestarse; sin romper lanzas con ningún grupo religioso. Por lo menos así lo considero; de no castigarse a los corruptos de ayer y de hoy, se estará solapando la corrupción y no combatiéndola, esto es… volviéndose un encubridor más, con el pretexto de una sucesión presidencial tersa.