/ miércoles 7 de abril de 2021

Porque deberías ser apartidista

Por Samuel Almuina Orozco

Suele haber una confusión o una mala interpretación de lo que significa ser apartidista, existe una tendencia a pensar que ser apartidista y ser apolítico son lo mismo. El concepto de apartidismo se refiere a la no pertenencia a ningún partido político en concreto y el desacuerdo con el sistema político actual, en cambio el concepto de ser apolítico se refiere a la carencia de un interés con asuntos relacionados a la política.

Actualmente en México, como es bien sabido, existen tres partidos políticos dominantes, y muchos de los miembros de estos partidos han sido pertenecientes, por lo menos, a uno de los partidos contra los que contienden. Es fácil percibir que los intereses que estas personas persiguen no son más que los propios, dejando de lado el interés público y deshonrando el cargo que les fue otorgado directamente por el voto de las personas que deberían de representar y los intereses de las comunidades respectivas. La verdad es que nada de lo anterior mencionado no es sorpresa para nadie, la historia nos muestra que esta clase de situaciones acontecen desde que México es “una república democrática”.

Esto no significa que por esto debamos de llevar una conducta pasiva como lo es ser apolítico, sino todo lo contario, debemos de ser sumamente objetivos y neutrales a la hora de elegir a quienes nos representan, es aquí dónde ser apartidista se vuelve importante; esto nos permitirá ser objetivos a la hora de elegir a quienes nos representan, ver más allá del fanatismo político y ser capas de discernir lo que es mejor para todos como sociedad. Como ciudadanos tenemos una responsabilidad enorme con nuestra nación y con las futuras generaciones, nuestra participación en la política tiene un peso enorme y es por eso que se debe tomar con severa seriedad.

Los mexicanos tenemos que aprender a ver el panorama completo, analizar, criticar, corregir y exigir a nuestros políticos un ejercicio correcto de sus labores, distinguiendo individualmente y no precisamente por el partido que representan. Ser apolítico te permitirá trascender ese sesgo y “ver la foto completa”.

Por Samuel Almuina Orozco

Suele haber una confusión o una mala interpretación de lo que significa ser apartidista, existe una tendencia a pensar que ser apartidista y ser apolítico son lo mismo. El concepto de apartidismo se refiere a la no pertenencia a ningún partido político en concreto y el desacuerdo con el sistema político actual, en cambio el concepto de ser apolítico se refiere a la carencia de un interés con asuntos relacionados a la política.

Actualmente en México, como es bien sabido, existen tres partidos políticos dominantes, y muchos de los miembros de estos partidos han sido pertenecientes, por lo menos, a uno de los partidos contra los que contienden. Es fácil percibir que los intereses que estas personas persiguen no son más que los propios, dejando de lado el interés público y deshonrando el cargo que les fue otorgado directamente por el voto de las personas que deberían de representar y los intereses de las comunidades respectivas. La verdad es que nada de lo anterior mencionado no es sorpresa para nadie, la historia nos muestra que esta clase de situaciones acontecen desde que México es “una república democrática”.

Esto no significa que por esto debamos de llevar una conducta pasiva como lo es ser apolítico, sino todo lo contario, debemos de ser sumamente objetivos y neutrales a la hora de elegir a quienes nos representan, es aquí dónde ser apartidista se vuelve importante; esto nos permitirá ser objetivos a la hora de elegir a quienes nos representan, ver más allá del fanatismo político y ser capas de discernir lo que es mejor para todos como sociedad. Como ciudadanos tenemos una responsabilidad enorme con nuestra nación y con las futuras generaciones, nuestra participación en la política tiene un peso enorme y es por eso que se debe tomar con severa seriedad.

Los mexicanos tenemos que aprender a ver el panorama completo, analizar, criticar, corregir y exigir a nuestros políticos un ejercicio correcto de sus labores, distinguiendo individualmente y no precisamente por el partido que representan. Ser apolítico te permitirá trascender ese sesgo y “ver la foto completa”.