/ sábado 10 de marzo de 2018

Préstamos a familiares (5ª parte)

Muchos negocios familiares, y más ahora con todo el “boom” del emprendedurismo, inician con recursos económicos, préstamos, de origen de tres fuentes: 3F. Esto es una descripción que no se puede traducir literalmente pero que representa: “friends, family and fools”, o sea de los amigos, de la familia y de los tontos.

No pretendo descalificar que sea válido hacer préstamos a los amigos o parientes, lo importante es cómo hacerlo. Ya vimos opciones de préstamos directos documentados etc. Sin embargo hay otras opciones para que los negocios de los descendientes puedan crecer más rápido y de alguna manera sean monitoreados con su experiencia.

Es la opción de hacer aportaciones al capital como socio o accionista. Es una especie de “soy tu socio capitalista, pero tú operas y administras el negocio”. De esta manera, el nuevo empresario tendrá más liquidez y recursos para su proyecto. Estas aportaciones o inversiones deberán cumplir con los requisitos legales: quedar inscritos en las actas de asamblea, registro de accionistas, etc. Así podrá acompañarle en el Consejo de Administración y las asambleas de accionistas; otra forma indirecta de enseñarle de gobierno corporativo.

No es aportación a ciegas, hay que validar que el proyecto al que se van a hacer aportaciones sea un negocio con perspectivas económicas y rentables de acuerdo al giro del negocio. Negocios que se hayan estructurado con proyecto de inversión, estudio de mercado, y por supuesto el “feeling”.

Recomiendo no sobrepasar el porcentaje accionario que tenga su descendiente, ya que esto lo puede desmotivar, o desobligar dejándolo colgado con las responsabilidades del mismo en un “mejor síguele tú”. Este ejemplo no es nuevo, lo he visto en muchas familias en las que a los primeros problemas, resultados desfavorables, o no obtener las utilidades esperadas se dan por vencidos y le entregan las llaves del negocio al papá, quien ahora tiene otro pendientito más al cual se metió para apoyar y no para la operación.

La madurez con la que se haga esta sociedad le dirá si es el proyecto escolar, o si ya su descendiente va por un camino de negocio adecuado y con todas las ganas y entusiasmo por delante.

Las opciones de salida no deben olvidarse, menos la más importante que dio origen al préstamo: las accesibles opciones de comprarle al papá o familiar conforme el negocio vaya adquiriendo solidez. Consistió en el apoyo para el arranque, y luego los que se hacen a un lado son los padres: a los hijos ya les dieron alas para volar.

¡Felicidades a mi hermano Raúl hoy en su cumpleaños!

Muchos negocios familiares, y más ahora con todo el “boom” del emprendedurismo, inician con recursos económicos, préstamos, de origen de tres fuentes: 3F. Esto es una descripción que no se puede traducir literalmente pero que representa: “friends, family and fools”, o sea de los amigos, de la familia y de los tontos.

No pretendo descalificar que sea válido hacer préstamos a los amigos o parientes, lo importante es cómo hacerlo. Ya vimos opciones de préstamos directos documentados etc. Sin embargo hay otras opciones para que los negocios de los descendientes puedan crecer más rápido y de alguna manera sean monitoreados con su experiencia.

Es la opción de hacer aportaciones al capital como socio o accionista. Es una especie de “soy tu socio capitalista, pero tú operas y administras el negocio”. De esta manera, el nuevo empresario tendrá más liquidez y recursos para su proyecto. Estas aportaciones o inversiones deberán cumplir con los requisitos legales: quedar inscritos en las actas de asamblea, registro de accionistas, etc. Así podrá acompañarle en el Consejo de Administración y las asambleas de accionistas; otra forma indirecta de enseñarle de gobierno corporativo.

No es aportación a ciegas, hay que validar que el proyecto al que se van a hacer aportaciones sea un negocio con perspectivas económicas y rentables de acuerdo al giro del negocio. Negocios que se hayan estructurado con proyecto de inversión, estudio de mercado, y por supuesto el “feeling”.

Recomiendo no sobrepasar el porcentaje accionario que tenga su descendiente, ya que esto lo puede desmotivar, o desobligar dejándolo colgado con las responsabilidades del mismo en un “mejor síguele tú”. Este ejemplo no es nuevo, lo he visto en muchas familias en las que a los primeros problemas, resultados desfavorables, o no obtener las utilidades esperadas se dan por vencidos y le entregan las llaves del negocio al papá, quien ahora tiene otro pendientito más al cual se metió para apoyar y no para la operación.

La madurez con la que se haga esta sociedad le dirá si es el proyecto escolar, o si ya su descendiente va por un camino de negocio adecuado y con todas las ganas y entusiasmo por delante.

Las opciones de salida no deben olvidarse, menos la más importante que dio origen al préstamo: las accesibles opciones de comprarle al papá o familiar conforme el negocio vaya adquiriendo solidez. Consistió en el apoyo para el arranque, y luego los que se hacen a un lado son los padres: a los hijos ya les dieron alas para volar.

¡Felicidades a mi hermano Raúl hoy en su cumpleaños!